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La marcha sobre Roma que le ganó a Berlusconi y su reforma laboral

Dos millones de trabajadores provenientes de todas partes de Italia desfilaron ayer por Roma para protestar contra la reforma laboral y el terrorismo, en una de las mayores marchas de las últimas décadas.

Fue, según muchos dijeron en la misma marcha, la concentración más abrumadora en Roma desde los funerales del líder eurocomunista Enrico Berlinguer, en 1984, o desde la protesta contra la reforma del sistema de pensiones, en 1994. También fue una clara paliza para el gobierno de centroderecha de Silvio Berlusconi, quien había tratado de impedir la manifestación. Más de dos millones de trabajadores recorrieron las calles de la capital italiana ayer en una multitudinaria manifestación para protestar contra la reforma laboral y el asesinato de un asesor del gobierno. Más de 9000 autobuses y 60 trenes especiales trasladaron a los afiliados del mayor sindicato de Italia, el CGIL, desde todos los rincones del país hasta la capital, bloqueando el tráfico del centro de la ciudad. Había una fuerte presencia de la policía para evitar cualquier tipo de disturbios. Cientos de manifestantes antiglobalización se sumaron a la marcha de los sindicalistas.
Las cadenas de televisión y los líderes sindicales estimaron que “más de dos millones” de personas habían participado en la manifestación. La policía dijo que al menos había un millón de personas y que varios miles más seguían llegando horas después de que comenzara la marcha. “Somos muchos y estamos aquí para sumarnos a la lucha contra el terrorismo y defender nuestros derechos”, dijo el líder de CGIL, Sergio Cofferati, antes de participar en la multitudinaria manifestación que se congregó en el Circo Massimo. Organizada en un primer momento para protestar contra los planes del gobierno de reformar el mercado laboral, el objetivo de la manifestación se amplió esta semana para protestar contra el “terrorismo” tras el asesinato del asesor gubernamental, Marco Biagi. Biagi, un respetado economista que había trabajado con el anterior gobierno de centro-izquierda y que colaboraba ahora con el actual gobierno conservador en pos de la reforma laboral contra la que se movilizaron los manifestantes ayer, fue baleado frente a su casa el martes, cuando volvía del trabajo en bicicleta.
El sindicato CGIL, el mayor de Italia, dijo que la masiva asistencia a la manifestación la convertía en la mayor protesta en Italia desde 1994, cuando más de un millón de personas salieron a la calle para protestar contra las propuestas de reforma de las pensiones. “Nuestros derechos fundamentes están en juego, los derechos de los trabajadores y de los pobres –dijo Pietro, de 50 años, un obrero de la construcción que viajó a Roma desde Brindisi, en el sur de Italia–. No podía no estar aquí.”
El asesinato de Biagi acrecentó el temor a un regreso de la violencia por motivos políticos como la que padeció Italia en las décadas de 1970 y 1980. Una rama de la Brigadas Rojas, que protagonizó numerosos asesinatos políticos en Italia durante ese período, se responsabilizó de la muerte de Biagi diciendo que lo había “ejecutado” por sus propuestas de reforma laboral. El asesinato se produjo coincidiendo con una creciente tensión política y social en Italia, con los sindicatos amenazando con convocar una huelga general en protesta por las distintas reformas. El viernes, el día del entierro de Biagi, el primer ministro Silvio Berlusconi pidió a los sindicatos que volvieran a las negociaciones en torno a las reformas, que la semana pasada quedaron suspendidas después de que el gobierno dijera que no iba a hacer más concesiones. Berlusconi también había instado a suspender la marcha de ayer, lo que fue estruendosamente ignorado.

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El primer ministro Silvio Berlusconi tuvo un mal día ayer con la marcha de los dos millones.
 
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