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Por Walter Oppenheimer *
Desde Brighton

Fiel a su costumbre de dar una de cal y otra de arena, junto al inequívoco mensaje de que no va a disculparse por la guerra de Irak –aunque sí por la deficiente información de inteligencia que la antecedió–, el primer ministro Tony Blair lanzó un guiño a la izquierda del laborismo al convertir en “prioridad personal” la tarea de impulsar el plan de paz en Medio Oriente, aunque habrá que esperar antes a que pasen las elecciones en Estados Unidos. “Este partido sabe la profundidad de mi compromiso con el proceso de paz de Medio Oriente y comparte mi frustración por la falta de progresos”, proclamó. “Después de noviembre voy a convertir su revitalización en una prioridad personal”, anunció.
“Dos estados, Israel y Palestina, viviendo juntos y en una paz duradera pueden hacer más para acabar con el terrorismo de lo que jamás puedan hacer las balas”, reconoció. Una afirmación que podría ser compartida por el ala más a la izquierda del Partido Laborista. La diferencia entre estos militantes y Blair es que, aunque ambos aceptan que la paz entre palestinos e israelíes es un paso capital para acabar con el terrorismo, para los primeros la invasión de Irak es un paso que va en la dirección contraria a ese objetivo mientras que para Blair son asuntos paralelos y perfectamente complementarios. No obstante, estos guiños no fueron suficientes para evitar que Blair fuera abucheado por uno de los asistentes, a lo que el primer ministro contestó: “Adelante, estamos en una democracia donde se puede opinar”.
En sus breves pero sustanciosas referencias a la política exterior, Blair reafirmó el papel capital de la alianza con Estados Unidos, tanto para llevar la paz al conflicto palestino como para combatir la pobreza en Africa. “Hay que comprender que ésa es la realidad. Se puede hacer muy poco de eso si no es en alianza con Estados Unidos.” Y de inmediato proclamó su compromiso europeo: “Gran Bretaña debe estar en el centro de una Europa de 25 naciones reunida tras siglos de conflictos en el mayor mercado económico y la más poderosa unión política del mundo”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.