EL MUNDO › UN ARZOBISPO FUE SECUESTRADO EN EL PAIS OCUPADO

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El arzobispo católico sirio de Mosul fue secuestrado ayer en una jornada de extrema violencia, en la cual en las últimas 24 horas murieron 80 personas en esta ciudad convertida en un foco de insurrección. El arzobispo Basile Georges Casmoussa, prelado de la comunidad católica siria de Mosul, al norte del país, fue llevado por la fuerza por un grupo de hombres armados, según informaron dos religiosos de la ciudad.
“Un grupo de hombres en armas, a bordo de dos vehículos, atacó a monseñor Casmoussa, que se disponía a subir a su automóvil en compañía de su chofer en el barrio Al Churta de Mosul. Los asaltantes controlaron a Casmoussa y lo metieron en el maletero de su vehículo antes de huir”, explicó el padre Faraj. Esos individuos “dejaron al chofer en el lugar del ataque”, que se produjo a las 17 –hora local–, una hora antes del comienzo del toque de queda vigente en Mosul, foco de la insurrección, añadió el religioso.
En Roma, el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, deploró “de la manera más enérgica este acto terrorista” y exigió que el prelado secuestrado “sea devuelto en breve a su ministerio, sano y salvo”.
El patriarca católico caldeo de Bagdad, Emmanuel Delly, afirmó por teléfono que Casmoussa “fue secuestrado cuando salía de una casa adonde había ido en misión pastoral, en su diócesis en Mosul y se le obligó a subir a un automóvil”. Delly dijo ignorar adónde fue llevado el prelado, así como los motivos del gesto. Monseñor Casmoussa, oriundo de Karakoche (Irak), tiene 66 años. Ordenado sacerdote en 1962, fue nombrado arzobispo por el papa Juan Pablo II el 8 de mayo de 1999.
Poco antes de que se conociera la noticia del secuestro, el viceprimer ministro iraquí Barham Saleh había afirmado que el gobierno de su país “se preparaba para lo peor” durante las elecciones generales iraquíes. “Espero que los comicios se desarrollen en calma, pero nos preparamos para lo peor, porque enfrentamos a un enemigo que está resuelto a impedirnos ejercer nuestro derecho democrático de elegir un nuevo gobierno en Irak”, declaró Saleh.
Por su parte, el general George Casey, el más alto responsable militar estadounidense en Irak, vaticinó que se registrarán actos de violencia el 30 de enero y en los días posteriores al escrutinio. “¿Habrá violencia el día de las elecciones? La habrá”, sostuvo el alto oficial en un comunicado. Ocho iraquíes, entre ellos siete soldados, murieron en un ataque contra un puesto de control cerca de la ciudad rebelde de Baaba, 60 km al nordeste de Bagdad. Uno de los soldados fue decapitado mientras realizaba la oración del alba, según una fuente militar iraquí. El grupo del islamista jordano Al Zarqaui, vinculado con la red terrorista Al Qaida, reivindicó el ataque en un comunicado publicado en una página de Internet.
En Baiji (200 km al norte de Bagdad), siete policías murieron y otros 15 resultaron heridos el lunes por la mañana en un atentado suicida con coche bomba frente a la comisaría. Los cadáveres de dos soldados iraquíes decapitados fueron hallados ayer en la ciudad rebelde de Ramadi, al oeste de Bagdad, informaron fuentes policiales. Las fuerzas de seguridad encontraron junto a los cuerpos un mensaje en el que podía leerse: “Esta es la suerte reservada a todos aquellos que colaboren con las fuerzas norteamericanas”, según un oficial de policía iraquí.
Además, un coche bomba conducido por un chofer suicida hizo explosión el lunes en la ciudad rebelde de Ramadi, ocasionando víctimas estadounidenses, dos confirmadas, indicaron el ejército norteamericano y testigos.

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