EL MUNDO

Una confrontación pero de terciopelo

Los chavistas ganaron ayer la confrontación de marchas del 1º de Mayo en Caracas; juntaron 100.000 personas contra 50.000 de la oposición.

Dos marchas opositoras se encontraron en un punto y apenas cruzaron insultos, incluso compartieron algunos, en un día en que entró en vigencia un aumento del 20 por ciento en el salario mínimo y después de que el gobierno pusiera en funcionamiento una mesa de diálogo con la oposición. Pareció Venezuela año verde. A tres semanas de un golpe de estado fallido y sangriento, en un país dividido en dos, en medio de un clima de tensión permanente, dos marchas, una contra el presidente Hugo Chávez y otra en su contra, salieron a celebrar el Día de los Trabajadores. Aparentemente, los de Chávez superaron en número a los que lo critican: 100.000 contra 50.000. Pero más que una pulseada política traducida en cantidad de personas, lo que importaba ayer era la posible corporización del fantasma de los enfrentamientos, y por ende, del golpe, ya que con una marcha opositora había comenzado la jornada del 11 de abril. Y el de ayer fue un día pacífico, pero que no anuncia paz por venir.
“La situación es sumamente delicada, el orden constitucional pende de un hilo, vamos rumbo a una guerra civil, a una confrontación entre los venezolanos, entre los hermanos que es lo que se ha sembrado el odio y la diferencia entre unos y otros. En virtud de la crisis interna y la fractura de las Fuerzas Armadas, éstas pueden integrarse en un momento dado monolíticamente y puede producirse una asonada, un golpe de tinte eminentemente militar”. Las palabras del presidente de la Central de Trabajadores Venezolanos (CTV), Carlos Ortega, parecen extraídas del 11 de abril. La manifestación antichavista, convocada por la CTV, se inició en el centro de Caracas. La chavista salió del suroeste, en el centro de espectáculos públicos Poliedro de Caracas, hacia el centro. Por la Avenida Fuerzas Armadas fueron saliendo del centro los antichavistas. Por la Avenida Urdaneta, se acercaban al centro los chavistas. Ambas avenidas se cruzan, una pasa sobre la otra, y en esa zona de dos niveles se encontraron ambos bandos, aunque, en la previsión de conflictos, ambas marchas acordaron que el grueso de las columnas no pasaran por el mismo punto a la misma hora. Y aunque no estaban codo a codo, la cercanía de los manifestantes que sí coincidieron intercambiaron insultos, separados por unos 1500 efectivos de la Policía Metropolitana. Pero lo que más llamó la atención fue que ambas manifestaciones compartieran el repudio al golpe de Estado. En las dos se vieron cintas negras por las víctimas fatales (alrededor de 40) de aquellos cuatro días.
Ortega, que hoy por hoy es la principal voz antichavista, defendió ante las 50.000 personas “la unidad sindical, modificar la Ley de Seguridad Social de los trabajadores y un aumento salarial para todas las escalas”. Con “unidad sindical”, Ortega se refería al hecho de que, desde que Chávez desconociera la dirigencia de la CTV y pusiera en marcha el Frente Bolivariano de los Trabajadores (FTB, que convocó ayer a la marcha chavista), el sindicalismo venezolano está dividido. Y en su intención de diálogo, Chávez siguió desconociendo a la CTV: en el Consejo Federal de Gobierno, los sindicatos están representados por la FTB y por Carlos Navarro, ex dirigente de la CTV que desconoce a la actual conducción (VER). Fedecámaras, el gremio empresarial que junto a la CTV convocó a la marcha el 11 de abril y que le dio a Venezuela su efímero presidente golpista (Pedro Carmona), salió el martes a defender a Ortega. “No podemos tener empresas en este diálogo si no podemos tener empresas si no tenemos trabajadores en paz y por ello se requiere la presencia de la CTV”, explicó Carlos Fernández, presidente de la organización. Con el “aumento salarial en todas las escalas”, Ortega pidió que el aumento del 20 por ciento de los salarios (producto, según el gobierno, de una suba del petróleo no contemplada en el presupuesto 2002) sea para todos y no sólo para el salario mínimo que rige en Venezuela.
En cualquier caso, la oposición le sigue pidiendo a Chávez un cambio en su política económica y toda la suerte del Consejo Federal de Gobiernodepende de esa puja. El flanco militar sigue siendo una incógnita, dado que Chávez sacó del Ministerio de Defensa a José Vicente Rangel para que liderara el diálogo con la oposición desde la vicepresidencia, sin designar a nadie a cambio, por lo que después de Chávez, el jefe de las FF.AA. sigue siendo el general Lucas Rincón, del que aún hoy no se sabe qué papel cumplió en el golpe.

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Simpatizantes de Hugo Chávez en su marcha de ayer.
 
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