EL MUNDO › UN ATAQUE DE LA GUERRILLA DEJA 14 MUERTOS MILITARES

Las FARC golpean la mano dura

Cuerpos incinerados, soldados atrapados bajos escombros en la región cocalera de Iscuandé, al sur de Colombia, fue el panorama que dejó el último y más feroz ataque de las FARC en los últimos dos años. Con bombas, morteros y granadas, la guerrilla asestó un golpe contra un puesto de la infantería de marina, matando a 14 militares e hiriendo a 25, en un intento fallido de tomar el control de esa región estratégica. La acción de ayer puede considerarse una respuesta a la política antiterrorista del presidente Alvaro Uribe, que asumió con un enorme voto popular a favor de su mano dura contra la guerrilla.
Aunque los choques de ayer fueron considerados por las fuerzas allí radicadas entre los enfrentamientos más feroces, las escaramuzas entre las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), el ELN (Ejército de Liberación Nacional) y las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia, paramilitares de derecha) son moneda corriente en una zona rica en coca, donde los campesinos se convierten en rehenes del mejor postor. La policía local que colaboró con el ejército colombiano para repeler a los insurgentes informó que la localidad era custodiada por 60 militares y 45 policías. “Los cuerpos están completamente incinerados”, afirmó el policía Darwin López, quien colaboró con los infantes para repeler el ataque. “Hay gente atrapada entre los escombros, unos están incinerados, otros hechos pedazos”, agregó. “Tenemos 13 infantes de marina y el comandante del puesto asesinados, y 25 infantes heridos, algunos de ellos leves, que ya fueron evacuados. Ellos defendieron la población, evitaron la toma de Iscuandé y que atacaran a la policía”, afirmó el almirante Mauricio Soto, comandante de la Armada Nacional.
En la acción, uno de los más duros golpes propinados a los militares por las FARC en los dos últimos años, los rebeldes usaron cilindros bomba, morteros y granadas, dijo el secretario de gobierno de Nariño, Fabián Trujillo. Según Trujillo, la seguridad fue reforzada en la región y los heridos estaban siendo atendidos en dos centros médicos de Nariño y del vecino departamento de Cauca, con el que limita Iscuandé. Tras el ataque, la Fuerza Aérea y la Brigada Antinarcóticos, apoyados por aviones de combate y helicópteros, iniciaron en la región una intensa operación de persecución de los insurgentes.

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