EL MUNDO

Todo menos la Hoja de Ruta será tema de discordia

Bush discutirá con Europa sobre Irán, Corea del Norte, Siria y el rol de la OTAN. El conflicto de Israel y Palestina será el lugar del consenso.

Por Eduardo Febbro
Desde Bruselas

El presidente norteamericano George W. Bush inició anoche en Bruselas el primer viaje al Viejo Continente de su segundo mandato. Luego de la gira realizada en Europa por la secretaria de Estado norteamericano, Condoleezza Rice, Bush viene a completar la “oferta” de su administración frente a una Europa que lo espera para completar la “reconciliación transatlántica”. El mandatario norteamericano tiene una agenda con tres ejes: cena con el presidente francés –cuyo país lideró el grupo de países que se opuso a la invasión de Irak–, cumbre con los jefes de Estado y de gobierno de la OTAN (Alianza Atlántica) y encuentro con los dirigentes de la Unión Europea.
Previo al desplazamiento de Bush, la Casa Blanca hizo circular un mensaje conciliador en el conjunto de los países de la Unión. Según declaró Bush, su viaje apunta a “decir y escuchar que compartimos un conjunto de valores”. Cabe decir que esos “valores” no brillaron hasta ahora por su convergencia. Que sea el proyecto norteamericano de democratizar los países árabes (el Gran Medio Oriente), el futuro de Irak, la manera de tratar la crisis con Irán, la forma en que se establecerán las relaciones con Siria, las negociaciones israelo-palestinas, las tensiones con Corea del Norte o el papel exacto que debe desempeñar la OTAN en los próximos años, europeos y norteamericanos están más divididos que nunca.
Por lo pronto, la primera consecuencia práctica que se espera es la afirmación conjunta de una contribución menos discordante en el proceso de paz entre el Estado de Israel y la Autoridad Palestina. El nuevo clima que surgió tras la muerte de Yasser Arafat y la elección de Mahmud Abbas a la presidencia palestina facilita los acuerdos. Abbas puso en práctica la política que israelíes, norteamericanos y europeos le exigían a Arafat, es decir, disminución de la violencia y cese de los ataques contra Israel lanzados desde la Franja de Gaza. Ello abre un lógico camino de convergencias tanto más fructífero cuanto que los dirigentes del Viejo Continente manifestaron su satisfacción luego de que la administración Bush se volviera a comprometer con la problemática israelo-palestina. En este contexto, Bush ya adelantó el pago de una ayuda de 350 millones de dólares destinada a los palestinos porque, dijo, está convencido de que la solución “se encuentra al alcance de la mano”. Seguramente, el jefe del Estado pactará con los miembros del cuarteto que elaboró la Hoja de Ruta (EE.UU., Rusia, la UE y la ONU) el plan de paz internacional que nunca se materializó en los hechos.
El otro punto discordante es la “crisis nuclear” en torno de Irán y la manera totalmente opuesta en que la administración Bush y los europeos la gestionan. La UE quiere convencer a los Estados Unidos de no entorpecer las negociaciones que están llevando a cabo tres países europeos (Gran Bretaña, Francia y Alemania) y cuyo objeto es llegar a que Teherán renuncie a su idea de dotarse de la bomba atómica. Los analistas destacan que Teherán será sin dudas el punto de desencuentro entre ambos mundos. Bush y los miembros de su administración criticaron al límite de la denuncia a estos tres países y consideraron que la única vía es “la mano dura”. El Viejo continente teme de hecho que los halcones de Washington se lancen en una aventura similar a la iraquí pero esta vez con objetivos ampliados, es decir, Irán y Siria incluida. El asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri aceleró las intenciones de la Casa Blanca. Ya en la mira de Washington desde hace más de tres años, Siria apareceahora como responsable del crimen y, por consiguiente, los halcones se apuran en apretar el gatillo.
El último tema de discordia es, obviamente, el de la seguridad transatlántica, o sea, se trata de saber, una vez más, para qué sirve la OTAN, cuál es su misión y qué se hará con ella. La semana pasada, en el curso de una reunión organizada en Berlín y consagrada a la seguridad, el canciller alemán, Gerard Schroeder, afirmó que la OTAN no era capaz de garantizar la seguridad. El responsable alemán alegó –textualmente– que la Alianza ya no es el ámbito donde los “socios” pueden discutir y coordinar sus estrategias. Es obvio que Schroeder no habla por si solo. Detrás de él, buena parte de la UE piensa lo mismo. En suma, el único foco de tensión que se ha atenuado es el israelo-palestino. Lo demás sigue igual. Con todo, Washington parece decidido a jugar al menos con la apariencia de que no pretende gestionar el mundo unilateralmente. Hay que ver hasta dónde llega la apariencia.

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Bush llegó a Europa con su mujer Laura con el mensaje de la “reconciliación transatlántica”.
 
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