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Con el voto de Luiz Inácio Lula da Silva, que no había sufragado en la primera vuelta, se realizó ayer el ballottage de las elecciones internas del Partido de los Trabajadores (PT). El presidente brasileño y líder petista es elector declarado de Ricardo Berzoini, candidato del Campo Mayoritario, tendencia ligada al grupo que con diversas denominaciones detenta el control partidario desde 1995. Esa década en el poder y la probada existencia de un esquema de financiamiento ilícito de campañas –por lo que debió renunciar de la anterior presidencia petista acusada de corrupción– desgastaron al Campo Mayoritario y fortalecieron a la disidencia interna que esgrimió como bandera de campaña el “fin del continuismo”.
Lula votó ayer a las 16 horas en Brasilia y evitó hacer declaraciones partidarias, pero sí futbolísticas: dijo que llevaba prisa porque quería asistir al partido Brasil-Bolivia por las Eliminatorias mundialistas. Pero a pesar de las sonrisas no todas fueron buenas noticias para el mandatario este fin de semana: la revista Veja publicó un artículo sobre el supuesto tráfico de influencias montado por su hermano mayor, Vava, en San Bernardo do Campo, periferia de San Pablo. Los dos principales partidos opositores, PSDB y PFL, anunciaron que impulsarán una comisión para investigar el caso en el Congreso.
En el primer turno de las internas petistas, celebrado el 18 de septiembre, las 6 listas opositoras sumadas lograron más del 55 por ciento de los votos contra 42 por ciento del Campo Mayoritario, sin embargo, Raúl Pont, postulante a presidente del PT por la Democracia Socialista, tal vez no consiga concitar la adhesión de todos los descontentos con el oficialismo. Los diarios de ayer coincidían en dar como favorito al Campo Mayoritario y Berzoini, que votó en una escuela de la periferia de San Pablo, donde tiene su mayor reducto de electores, y luego voló hacia Brasilia. Pont y el saliente presidente del PT, Tarso Genro, votaron “chimarrao” (mate de generosas dimensiones) en mano en Porto Alegre, ciudad de la que ambos fueron intendentes.
Anoche el coordinador del PED (siglas del proceso de elecciones directas), Francisco Campos, dijo en la sede del Directorio Nacional partidario que los primeros conteos oficiales se conocerán recién hoy, debido a las dificultades logísticas de recolectar información en miles de municipios. En San Pablo, principal colegio electoral, habrían votado 8000 petistas, contra 21.000 que lo hicieron en el primer turno. Campos anticipó que alrededor de 150.000 electores comparecieron a las urnas sobre un padrón actualizado que está en torno de los 800.000. El presentismo de ayer estuvo lejos de los 315.000 afiliados que participaron de la primera vuelta el 18 de septiembre, lo cual se explica en que gran parte de las elecciones municipales y provinciales no fueron a ballottage.
El recuento de votos puede prolongarse por más de una semana si la paridad entre los postulantes es muy cerrada, una posibilidad que no se descarta por completo.
Una victoria de Raúl Pont demostraría que Lula ya no cuenta con un liderazgo incontestable en el partido y lo obligaría a negociar el programa de gobierno con que se postularía a la reelección el año próximo. La Democracia Socialista ha objetado la política económica aplicada en estos dos años y medio por Lula y anticipó que, de vencer, reclamará un cambio de rumbo. Si el triunfo es de Ricardo Berzoini, Lula tendrá un PT alineado con el gobierno, aunque no en la forma disciplinada que lo hizola anterior gestión. El representante del Campo Mayoritario hizo eje de campaña en la defensa del gobierno y la reelección de Lula. La victoria de Berzoini también beneficiará al ex ministro jefe de la Casa Civil José Dirceu y fundador del Campo Mayoritario, con el cual fue 3 veces presidente del PT. Dirceu se vio obligado a renunciar al principal ministerio del gobierno de Lula por las denuncias que lo señalaron como arquitecto del soborno en masa de diputados.