EL MUNDO › FIDEL CASTRO ANUNCIO QUE ESTA BIEN Y EL TRASPASO SE VIVIO CON CALMA

Cuba suspendió por un tiempo la pachanga

La noticia de la enfermedad de Fidel fue recibida con tranquilidad. Los sindicatos armaron milicias obreras para evitar boicots de la oposición, hubo actos de lealtad en fábricas y una manifestación en La Habana. Su hermano Raúl, a cargo del gobierno, y las principales figuras del gobierno evitaron mostrarse en público.

Ayer, los cubanos obedecieron a su veterano líder y fueron a trabajar como todos los días. La cotidianidad de la isla sólo fue interrumpida por cortos actos en las fábricas y algunas manifestaciones públicas. Las consignas eran unánimes: reafirmar la lealtad al régimen y al Partido Comunista Cubano (PCC). Luego de una larga espera, el dirigente cubano emitió un comunicado sobre su estado de salud. “De ánimo me encuentro perfectamente bien, y lo importante es que en el país todo marcha y marchará perfectamente bien”, afirmó. A pesar de la tranquilidad, el gobierno se está preparando en caso de un eventual levantamiento de los sectores opositores en la isla. Los sindicatos ya han movilizado una guardia obrera para custodiar las fábricas, escuelas y hospitales.

Algunos cubanos se sorprendían ante la conmoción internacional por el traspaso de Fidel a manos de su hermano menor, Raúl Castro. “Por qué no va a haber normalidad aquí si no ha pasado nada. Los que se ponen nerviosos son los de Miami, aquí todos estamos tranquilos porque está Raúl, que es como si estuviera él (Fidel)”, afirmó un residente del barrio capitalino de El Vedado. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del gobierno por evitar cualquier alteración de la vida cotidiana, todos en la isla hablaban ayer de la decisión del veterano dirigente y de su estado de salud. Para frenar las especulaciones, Castro difundió un comunicado, entrada la tarde, en la que aseguraba estar mejor, pero que, dadas las circunstancias, su evolución médica se había convertido en un secreto de Estado y no puede estar divulgándose. “La situación se mantendrá estable muchos días, antes de poder dar un veredicto”, adelantó para tranquilizar. Los sindicatos y las organizaciones políticas de la isla prefirieron no convocar a multitudinarios actos. Las manifestaciones se limitaron a los lugares de trabajo, en los que se dedicó 15 o 20 minutos a leer la proclama del lunes de Fidel y a reafirmar la lealtad a su líder y a la revolución. La única gran manifestación se realizó en el Parque Central de La Habana, bajo la convocatoria de organizaciones sindicales, sociales y políticas. En medio de banderas cubanas y fotos de Fidel, cientos de personas participaron en un acto de “reafirmación revolucionaria”. Pero el objetivo era también demostrar el apoyo del pueblo cubano a su nuevo líder provisorio. “Raúl es un líder de la revolución sin discusión y la revolución está segura con él y la generación que ellos han preparado”, afirmó en su discurso Armando Díaz García, secretario municipal del PCC.

Para Pedro Martínez Pires, el director de la emisora cubana Radio Nacional, la tranquilidad que se vio ayer demuestra que el traspaso venía siendo planeado desde hace mucho por Fidel y sus asesores. La designación de Raúl, su hermano menor, como primer secretario del PCC, presidente del Consejo de Estado y comandante de las Fuerzas Armadas sigue la línea sucesoria constitucional, ya que antes ocupaba los cargos de vice en estas instituciones. Sin embargo, el comunicado del lunes, en el que Fidel traspasa sus funciones, no delega todos sus cargos a su hermano. El veterano dirigente eligió a su hermano para los puestos ejecutivos. Pero sus otras tareas, su trabajo en las áreas de Salud, Educación y Energía, fueron traspasadas a una comisión de figuras del Buró Político e importantes dirigentes del gobierno.

La niña mimada del último año, la llamada Revolución Energética, quedará a cargo de tres hombres fuertes de la política cubana. El ministro-presidente del Banco Central, Francisco Soberón, de 62 años, el canciller, Felipe Pérez Roque, de 41, un hombre de total confianza de Castro, que fue su asesor durante más de siete años, y el vicepresidente Carlos Lage Dávila. Este último es considerado en la isla como el artífice de las calculadas reformas económicas que posibilitaron la liberalización del dólar, los mercados libres campesinos y el turismo extranjero.

Ayer fue un día clave para el régimen castrista. Con la mirada de todo el mundo sobre la isla, la cautela y el silencio del gobierno, ahora dirigido por Raúl Castro, dio la imagen de tranquilidad y estabilidad que necesitaban en un momento en que los rumores no cesan de aparecer. La sociedad cubana apoyó a sus dirigentes manteniendo sus rutinas y, entre los sectores más militantes, manifestando su lealtad al régimen y el nuevo gobierno provisional.

En su comunicado de la tarde, Castro reiteró que esta situación se mantendrá varias semanas y que los ciudadanos de la isla tendrán que mantener la calma, aun cuando no haya partes médicos diarios. El temor que subyace a esta declaración es que el clima de incertidumbre, sumado a los rumores de un posible levantamiento de la oposición en la isla, cree una situación de inestabilidad.

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Un hombre y un niño pasan junto a un cartel de Castro en La Habana, ayer. Después de 47 años, Fidel le traspasó el poder a su hermano.
 
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