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Cómo arrancar la paz de las fauces de la guerra

Un acuerdo in extremis logrado gracias a la mediación de la ONU, los 10 países amigos del proceso de paz y la Iglesia Católica logró ayer impedir la guerra en pleno entre la guerrilla y el ejército en Colombia.

No es la paz, pero al menos logró hacer retroceder el espectro de un inmediato estallido de las hostilidades. Las FARC aceptaron ayer la discusión inmediata del cese al fuego y dieron su conformidad con las condiciones de seguridad para reanudar los diálogos con el gobierno colombiano, tras una gestión in extremis de la ONU, delegados de 10 países y la Iglesia Católica, plasmada en una declaración que fue inmediatamente ratificada por las fuerzas guerrilleras.
Daniel Parfait, embajador francés en Colombia, y a nombre de los 10 países facilitadores, leyó un comunicado “aceptado por el presidente Andrés Pastrana y el comandante en jefe de las FARC, Manuel Marulanda” –según dijo–, e informó que tanto el gobierno como la guerrilla aceptaron que están dadas las condiciones para que se reanude de manera inmediata el proceso de paz en Colombia. La declaración fue leída después de largas horas de negociaciones realizadas en una rústica vivienda, apenas cuatro horas antes de que venciera el plazo de 48 horas que el presidente Pastrana había dado a las FARC para que salieran de la zona de distensión de 42 mil kilómetros cuadrados al sur del país. Inmediatamente, el comandante Raúl Reyes declaró que “como vocero de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) acepto los términos de la declaración leída por los países facilitadores (del esquema de paz) y apoyada por las Naciones Unidas”, en la misma presentación ante la prensa.
El comunicado leído por Parfait señala que “el gobierno y las FARC-EP le han transmitido al grupo de países facilitadores su determinación de poner en práctica de forma inmediata el acuerdo de San Francisco de la Sombra (firmado en octubre pasado) y de llegar en breve plazo a acuerdos concretos”. El acuerdo de San Francisco, firmado el 5 de octubre pasado, señala el compromiso de la guerrilla de no realizar secuestros masivos y empezar a negociar de inmediato el tema del cese al fuego y de hostilidades. Dos días después de firmado ese acuerdo, el presidente Pastrana anunció el reforzamiento de los controles, incluyendo los aéreos, en torno de la zona de distensión, lo que en la práctica significó un aumento de efectivos militares en la periferia y la restricción del ingreso de extranjeros a esa región. Este anuncio irritó a las FARC, que el 17 de octubre congelaron el diálogo con el gobierno. La cúpula de las Fuerzas Armadas de Colombia se reunió al anochecer de ayer para analizar las implicaciones del anuncio de un acuerdo del gobierno y la guerrilla de las FARC. La reunión era encabezada por el general Fernando Tapias, comandante de las Fuerzas Militares y el comandante del ejército, general Jorge Mora. Tapias había asegurado ayer que 13 mil hombres estaban listos en los alrededores de la zona desmilitarizada para ingresar a ella en caso de que se rompiera el proceso de paz.
El anuncio en el Caguán desmontó la tensión que vivían los colombianos, Los 100 mil habitantes de la zona desmilitarizada, repartidos en cinco municipios –Mesetas, Uribe, San Vicente del Caguán, Vistahermosa y La Macarena–, reaccionaron con optimismo. En varias casas en esos municipios se izaron banderas blancas en señal de regocijo. El legislador independiente y antiguo jefe de la ex guerrilla nacionalista del M-19, Antonio Navarro, se dijo “gratamente sorprendido por una noticia positiva para todos los colombianos y que parece un milagro porque las posiciones de las partes parecían inflexibles”, y dijo que la actitud de la ONU, la Iglesia y los países facilitadores “es muy distinta de la de Estados Unidos, que se había alegrado por la crisis del proceso colombiano, porque ello coincidía con su política internacional”. Los países facilitadores son Cuba, Canadá, España, Francia, Italia, México, Noruega, Suecia, Suiza y Venezuela.

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Raúl Reyes (segundo de la der.) y James LeMoyne (der.), enviado de la ONU a Colombia.
 
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