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Un bar-mitzvah que acabó en un bautismo de sangre

Anoche, en un nuevo atentado contra una discoteca cerca de Tel Aviv, seis israelíes y el comando atacante murieron, y por lo menos 25 personas fueron heridas. La escalada de violencia coincide con signos crecientes de una guerra civil interpalestina.

La amenaza se cumplió muy pronto. Al menos siete personas murieron anoche en un atentado palestino perpetrado en una sala de fiestas de la ciudad de Hadera, al norte de Tel Aviv. Un palestino entró en la discoteca, abrió fuego con un arma automática y lanzó dos granadas antes de ser abatido. Además de las víctimas mortales, hay por lo menos 25 heridos de diversa gravedad. En la discoteca se estaba celebrando una fiesta de bar-mitzvah, que marca el paso de la niñez a la edad adulta en la religión judía. Las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, del movimiento Fatah de Yasser Arafat, reivindicaron el atentado.
Este fue el primer atentado cometido contra civiles israelíes después de que el líder palestino Yasser Arafat pidiera el 16 de diciembre en un discurso televisado que se interrumpieran los ataques de grupos extremistas contra Israel. El brazo armado del movimiento de resistencia palestino Hamas, que respetaba la tregua pedida por el dirigente, amenazó en las últimas horas con atacar nuevamente a Israel si los responsables de este país no ponían fin a las restricciones de movimiento impuestas a Arafat, bloqueado desde el día 3 de diciembre en Ramalá (Cisjordania).
El atentado de este jueves se produjo muy cerca del lugar donde el pasado octubre dos terroristas suicidas palestinos mataron a cuatro israelíes. El martes, la Autoridad Palestina anunció que había detenido al jefe del Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP), Ahmad Saadat, cuya organización reivindicó el asesinato del ministro israelí de Turismo, Rehavam Zeevi, perpetrado el 17 de octubre en un hotel de Jerusalén oriental. Su arresto era una de las condiciones que puso el primer ministro israelí, Ariel Sharon, para autorizar a Arafat a salir de Ramalá. Sin embargo, líderes de organizaciones radicales palestinas, entre las que figuraban Hamas y la Jihad Islámica, habían denunciado enérgicamente la detención del líder del FPLP y anunciado su voluntad de intensificar sus operaciones contra Israel.
Mientras tanto, el espectro de una guerra civil palestina creció ayer cuando el ala militar del FPLP amenazó con matar a jefes de la seguridad palestina si Saadat y otros prisioneros políticos de la organización no eran “inmediatamente liberados” de las cárceles de la autoridad autonómica. En una declaración, la Brigada del Mártir Abu Ali Mustafa, el brazo militar del FPLP, dijo: “Nuestra mano los alcanzará más allá de los guardias con que se rodeen”. Pese a toda su oposición a las políticas de Arafat, los movimientos militantes Hamas y Jihad Islámica nunca amenazaron las vidas de sus funcionarios, temiendo una división en la lucha nacional. Pero parece que algunos dentro del FPLP creen que las condiciones están maduras para una Intifada dentro de la Intifada. Sin embargo, Rabat Muhanna, un líder político del FPLP en Gaza, tomó distancia respecto del ala militar. “Creo que debemos presionar a la Autoridad Palestina para que libere a Saadat a través de las protestas populares y del aumento de la resistencia armada a la ocupación israelí.” En una reunión con jefes del FPLP ayer, Arafat les habría dicho: “Saadat será nuestro invitado por unos pocos días”. Los seguidores del FPLP se lanzaron inmediatamente a las calles en Ramalá, Gaza y Belén, denunciando el liderazgo palestino por “ceder” a la presión israelí y norteamericana. La rabia palestina había sido incentivada aún más por el asesinato anteayer por Israel de Raed Karmi, un destacado miembro del movimiento Fatah de Arafat.
Hasta el martes, Arafat había resistido las demandas israelíes de consumar los arrestos. Una razón fue que entre los palestinos el asesinato de Zeevi fue visto como una respuesta popular al asesinato por Israel en agosto de Abu Ali Mustafa, líder del FPLP. Pero una causa más profunda es que el FPLP, contrariamente a Hamas y Jihad Islámica, es una fracción dentro de la Organización para la Liberación de Palestina y está dotado de la misma legitimidad nacionalista que Arafat extrae de su liderazgo de Fatah. Arrestar a su líder bajo presión israelí implica cruzar las líneas más rojas dentro del “consenso nacional” palestino y así lo mostraron las manifestaciones palestina de ayer, que pidieron la cabeza de Arafat.
La violencia resurgente se complementó ayer cuando un guerrillero de Fatah fue muerto en un tiroteo con soldados israelíes cerca de un campo de refugiados en Nablus. Mientras tanto, el ejército impuso un bloqueo estricto de las ciudades cisjordanas de Jenin, Kalkilia, Nablus y Ramalá.

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Expertos forenses israelíes examinan el cadáver del tirador palestino en la discoteca de Hadera.
El hombre abrió fuego con un arma automática y tiró dos granadas antes de ser abatido por la policía.
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