EL MUNDO › EL ESCANDALO GOLPEARA LAS LEGISLATIVAS DE NOVIEMBRE

Una elección que saldrá cara

Por Isabel Piquer
Desde Nueva York

Pese a que la Casa Blanca sigue considerando el caso Enron como un escándalo puramente financiero sin ramificaciones políticas –es la versión oficial que repiten los miembros del gobierno–, un sondeo publicado por The New York Times asegura que los republicanos pueden verse seriamente perjudicados por el colapso del gigante energético.
Según la encuesta realizada por el Times, los norteamericanos piensan que los republicanos, más que los demócratas, podrían verse directamente salpicados por el escándalo de Enron, que participó en la financiación política de una buena mitad de todos los congresistas. También creen que el gobierno norteamericano tiene algo que esconder o ha mentido sobre sus tratos con la compañía. Esto puede ser especialmente perjudicial en año de elecciones legislativas, aunque todavía no afecta la increíble popularidad de la que sigue gozando el presidente George W. Bush.
A la pregunta de ¿con qué partido mantenían más relaciones los ejecutivos de Enron?, el 45 por ciento de los encuestados contestó republicano y un 10 por ciento demócrata. Más del 80 por ciento también resaltó la importancia del escándalo para el país. Los conservadores mantienen, sin embargo, una imagen positiva entre el público (58 por ciento a su favor), al igual que los demócratas.
Los resultados de la encuesta demuestran que la postura oficial de la Casa Blanca –minimizar el impacto político o en todo caso ampliarlo a los dos partidos– no está siendo del todo convincente, lo que podría transformarse en un serio problema ahora que los votantes están más preocupados por la recesión que por capturar a Osama bin Laden. El presidente George Bush, que hoy pronunciará el discurso anual sobre el estado de la Unión, espera poder capitalizar su imagen de líder fuerte en la campaña contra Al-Qaida, la organización de Bin Laden, para enfrentarse a los problemas económicos.
Según el sondeo de The New York Times, los norteamericanos confían en las habilidades militares de los conservadores, pero nos les dan tanta ventaja en temas fiscales o presupuestarios. El mutismo de la Casa Blanca volvió a quedar patente el domingo cuando el vicepresidente Dick Cheney declaró que no haría pública la lista de sus asesores en temas de energía. Con esta negativa se arriesga a enfrentarse directamente con el Congreso, que esta semana investigará si el plan energético del gobierno se diseñó a medida para Enron. Cheney, y el grupo de trabajo que creó, se reunió en varias ocasiones con responsables de Enron cuando estaba elaborando la política energética del gobierno, el año pasado.

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