EL MUNDO › SECUESTRARON A UN PERIODISTA PORTUGUES ENTRE KUWAIT Y BASORA

Los caminos sin ley bajo la ocupación

Por Angeles Espinosa*
Desde Bagdad

El secuestro de un periodista portugués ayer entre la frontera de Kuwait y Basora confirma la peligrosidad de las carreteras del sur de Irak. A pesar del reciente agravamiento de la inseguridad en esa región, el incidente parece más criminal que político. Los asaltos en esas rutas no han dejado de producirse desde la entrada de las tropas estadounidenses, aunque hasta ahora ninguno había concluido con una toma de rehenes. Mientras, los soldados norteamericanos proseguían su ofensiva contra la insurgencia en Bagdad y el llamado triángulo sunnita, al noroeste de la capital.
“Me han secuestrado. Es una situación muy confusa. No puedo hablar ahora”, respondió Carlos Raleiras a través de su teléfono satelital a una llamada de la agencia portuguesa de noticias Lusa. Raleiras, reportero de la cadena TSF, viajaba con otros cinco colegas portugueses en un convoy de tres todoterreno cuando dos vehículos con cinco hombres armados que les salieron al paso y empezaron a dispararles. Una periodista de la televisión privada SIC, Maria Joao Ruela, resultó herida en una pierna. En Bagdad, un portavoz de la Embajada de Portugal remitió al Ministerio de Exteriores de su país para cualquier información.
Los dos primeros coches lograron escapar y alcanzar Basora, su destino inicial. Sin embargo, el último todoterreno, en el que viajaban Raleiras y Ruela, trató de regresar a Kuwait, pero fue interceptado y los asaltantes retuvieron al primero. Anoche, soldados británicos, a quienes corresponde la seguridad de la zona, seguían buscándolo. El día anterior tres periodistas portugueses fueron desvalijados en la carretera que va de Nasiriya a Basora. Los informadores esperaban cubrir el despliegue de 128 gendarmes de la Guardia Nacional que el miércoles llegaron a Irak. Su destino inicial era Nasiriya, pero el gobierno de Lisboa decidió enviarlos a Basora tras el atentado contra el cuartel de la policía italiana en aquella ciudad.
El atentado de Nasiriya, que se cobró la vida de 32 personas, entre ellas 18 italianos, ha desatado todas las alarmas en el sur de Irak, hasta ahora una región bastante tranquila para las fuerzas de ocupación. Ayer, todos los empleados civiles de la sede en Basora de la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA) decidieron encerrarse durante 36 horas como medida de seguridad ante una información fiable, aunque sin confirmar, de que podrían ser objeto de un ataque.
Mientras tanto, en Tikrit, una portavoz militar anunció el desbaratamiento de una operación de la insurgencia. Al parecer una patrulla detectó los preparativos para un ataque contra un acuartelamiento situado a 30 kilómetros al norte de Tikrit. Un helicóptero acudió al lugar y bombardeó la zona. Resultaron muertos siete iraquíes y los soldados encontraron en el lugar 600 misiles y cohetes escondidos en búnkeres. Otra patrulla procedió a la detención de cuatro iraquíes sospechosos de haber participado en los recientes ataques contra helicópteros.
En Bagdad, la Operación Martillo de Hierro parece haber evitado que vuelvan a producirse ataques de mortero contra el recinto de la CPA. Sin embargo, la intensificación de la ofensiva antiinsurgente no ha acabado con las agresiones contra los soldados. En el barrio de Jadra, al noroeste de la capital, una trampa explosiva mató ayer a dos soldados e hirió a tres más. Los militares cerraron la carretera y pidieron por los altavoces ayuda para capturar a los responsables, una información por la que están dispuestos a pagar hasta 10.000 dólares según los volantes distribuidos en la zona.
Fuentes militares anunciaron también ayer la muerte el jueves de un civil norteamericano que trabajaba para el ejército en Balad, a medio camino entre Bagdad y Tikrit. Otro civil que lo acompañaba resultó herido.Numerosos contratistas privados, muchos de ellos ex militares, facilitan servicios tanto de transporte como de seguridad, reconstrucción de infraestructuras e incluso formación de policías. En Mosul, en el norte del país, tres soldados fueron heridos por una trampa explosiva que estalló al paso de su convoy. En esta ciudad las fuerzas de la ocupación han detenido a 78 simpatizantes del antiguo régimen en los últimos tres días.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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