EL MUNDO › EL ROL DE WASHINGTON Y PARIS CON RELACION A HAITI

Los dos que se inmiscuyeron

Por John Lichfield *

Un año después de que Washington y París discutieran espectacularmente sobre Irak, Estados Unidos y el ejército francés, junto con las fuerzas de paz civiles, pronto podrían estar patrullando codo a codo en las calles de Haití. El rol central que jugó el ministro francés de Relaciones Exteriores, Dominique de Villepin, en las negociaciones que llevaron a la partida del presidente Jean Bertrand Aristide es, hasta ahora, el signo más visible de un derretimiento en las relaciones franco-norteamericanas.
Con la tácita bendición de Estados Unidos, Villepin se convirtió el miércoles pasado en el primer líder extranjero que exhortó a Aristide a dar un paso al costado. Su declaración, apoyada por consultas casi diarias al secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, ayudó a Washington a salir de un apuro diplomático. Como Estados Unidos había reinstalado a Aristide en 1994, y durante mucho tiempo lo apoyó, Washington no quería ser visto –especialmente en un año de elecciones– como el primer país que presionó por su salida del poder. Ayer, algunos demócratas acusaron a la administración de Bush de montar un golpe de Estado en Haití, como parte de un viejo modelo que consiste en crear y derrocar regímenes de los países del Caribe y América Central. Con la participación de Francia en la salida de Aristide, será más difícil que esas acusaciones cobren importancia. De todas formas, la sombra de la guerra de Irak y la pelea entre Estados Unidos y Francia pende sobre el futuro de Haití.
El gabinete del presidente Jacques Chirac dijo anoche que no se ha tomado ninguna decisión sobre el envío de tropas francesas a Haití como parte de una fuerza de paz internacional. El Palacio Elíseo dijo que Francia todavía cree –tal como se anunció el jueves pasado– que una fuerza de paz civil sería la mejor alternativa para restaurar el orden en la ex colonia francesa. Parte de las dudas de Francia sobre el envío de tropas se debe a que no querría ser vista en casa como integrante de la “invasión” militar norteamericana a Haití, cuando hace muy poco París hacía campaña contra la invasión anglonorteamericana de Irak.
Anoche, el ministro de Exteriores francés subrayó que la cuestión de la fuerza de paz haitiana debe ser discutida por el Consejo de Seguridad de la ONU. De todas formas, el ministro tuvo el cuidado de enfatizar que en cuanto al tratamiento de la crisis haitiana todavía hay una “cooperación perfecta entre París y Washington”. El resultado podría ser un acuerdo que prevea una combinación de fuerzas civiles y militares, a la que Francia proveería de efectivos policiales (muy útiles en un país francófono), mientras que Estados Unidos, y posiblemente Canadá, aportarían las tropas.
Villepin –que luego de Chirac ocupa el segundo puesto en el ranking de odio de los conservadores norteamericanos después de que Francia se negara a aceptar los argumentos para una guerra en Irak– jugó un rol central en las negociaciones que terminaron con la salida de Aristide. El viernes se reunió con su par haitiano y otros funcionarios del régimen de Aristide y dejó en claro que la comunidad internacional –Francia y EE.UU. incluidos– ya no veía a Aristide como parte de ningún acuerdo posible en la nación del Caribe. También se dice que Villepin jugó un papel importante en garantizar un lugar para el exilio de Aristide y su entorno. Exactamente cuál, no se sabía, pero anoche parecía poco probable que ese lugar fuera Francia. Es que París le dio asilo al dictador haitiano “Baby Doc” Duvalier cuando fue derrocado en 1986.
Hace exactamente 200 años, Francia perdió Haití en una sangrienta pelea por la independencia. Pero esta ex colonia sigue integrando esta especie de “Commonwealth” relajado que conforman las naciones francófonas, y muchos de sus problemas internos tienen un impacto directo en Martinica, Guyana y Guadalupe, que son departamentos franceses en el extranjero. En los últimos años, la crisis haitiana ha provocado nuevas oleadas de inmigrantes a estos departamentos y a la misma Francia. De hecho, uno de cada cuatro habitantes de la Guayana Francesa es de origen haitiano.

* De The Independent, de Gran Bretaña Especial para Página/12.

Traducción: Milagros Belgrano.

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