EL MUNDO

Crónica de la mediación que no servirá para nada

 Por Eduardo Febbro

La visita del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, comenzó con los peores augurios. El atentado perpetrado en pleno centro de Jerusalén dejó en suspenso la entrevista que Powell y Arafat debían mantener este sábado por la noche. El engranaje de la tragedia parece no tener término. La gira de Powell se vio doblemente empanada por el atentado de Jaffa Street y por la recia polémica en torno de las víctimas del campo de refugiados de Jenin. La Autoridad Palestina pidió al secretario de Estado norteamericano que fuese a Jenin, pero Powell prefirió viajar a la frontera entre Israel y el Líbano a fin de calmar los temores de los países árabes de la región. Ayer por la mañana, Powell y el primer ministro israelí se reunieron en el domicilio de Ariel Sharon, pero el encuentro no dio ningún resultado. Ambos responsables dejaron entrever un camino sin salida.
En el curso de la conferencia de prensa conjunta, vacía de todo contenido, Ariel Sharon dijo que Israel llevaba a cabo una “guerra contra las infraestructuras del terror palestino y espera terminar lo más rápido posible”. En suma, el jefe de gobierno no adelantó ningún calendario que permita entablar o pactar una serie de fechas para las negociaciones. La radicalización del discurso de Sharon es tan obstinada como si negativa a permitir que las ONG independientes verifiquen lo que pasó en Jenin. “Israel es la única democracia del mundo en la cual hay guardias armados en cada escuela y cada guardería para proteger a los niños del terrorismopalestino”, señaló Sharon. Por su parte, Powell buscó una rápida salida verbal que se asemeja a un tímido apoyo a la política israelí. Según el jefe de la diplomacia norteamericana, “Ariel Sharon está impaciente por llevar hasta el final” las operaciones militares. Por absurdo que parezca, en momentos que decenas de personas mueren de un lado y de otro, Powell reiteró su deseo que los “dos pueblos puedan vivir en paz uno al lado del otro”.
Pese a las evidentes dificultades del dialogo ilustradas por la vacuidad de las declaraciones, Powell recalcó que “en un momento las partes deben hablar, deben entablan negociaciones. (...) Espero que encontraremos un medio de llegar a un acuerdo acerca de la duración de las operaciones militares y, así, volver por el camino que conducirá a una solución política”. Pero el atentado en Jaffa Street complicó los planes de Powell y, según se desprende de lo que dijo, el secretario de Estado parece tomar en cuenta los argumentos israelíes acerca de la “responsabilidad” directa de Arafat en los actos terroristas. Antes de suspender su visita a Arafat hasta nuevo aviso, Powell había adelantado que el mensaje con el que venía a encontrarse con Arafat consistía en decirle que había llegado la hora de “actuar, pasar a la acción,la acción que permitirá controlar toda esta violencia”. En suma, en Israel, Powell dejó de hablar de “retiro inmediato” del ejército israelí de los territorios palestinos y sólo evoco la cuestión de “la duración” de esas operaciones. Por otra parte, al exigirle al presidente de la Autoridad Palestina lo mismo que le exige Israel, el responsable estadounidense da muestras de una actitud muy diferente a la que mostró en Egipto, Marruecos, Madrid y Jordania, es decir, los países que visitó antes de llegar a Israel.

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