EL PAíS › CUMBRE SCIOLI-MACRI PROGRAMADA PERO CAUSA DE RUMORES

Centro de todas las miradas

 Por Martín Piqué

“Fue un gesto político importante.” La contundencia de la frase, emitida por miembros del gobierno bonaerense, confirmaba la primera impresión que había producido la imagen de Daniel Scioli y Mauricio Macri, juntos, en la firma de un convenio para hacer obras en el Puente Alsina. Scioli y Macri se habían mostrado juntos en las oficinas de la Corporación del Sur en el viaducto que une Lanús con la Capital Federal. Acompañados por los jefes de Gabinete de ambos distritos, Alberto Pérez y Horacio Rodríguez Larreta, como también por los ministros de Economía, Néstor Grindetti y Rafael Perelmiter, el gobernador bonaerense y el jefe de Gobierno porteño anunciaron un plan de obras para las vías de comunicación entre la provincia y la ciudad. Pero aunque estuviera programada desde hace días, la cumbre Daniel-Mauricio activó interpretaciones de todo tipo. El encuentro se producía apenas 24 horas después de que Scioli mostrara un discurso en sintonía con la postura intransigente que mantiene Néstor Kirchner en el conflicto rural.

La reunión que mostró juntos a dos de los dirigentes con reconocidas aspiraciones presidenciales para 2011 formaba parte de la llamada “agenda metropolitana”. Se trata de una serie de políticas conjuntas que la provincia y la ciudad llevarán adelante en los próximos años, con financiamiento conjunto, cuyas prioridades son la basura, el transporte y la seguridad. La agenda ya tiene previstos nuevos anuncios, como el inicio de obras para reparar el Puente Bosch que une Avellaneda y Barracas, y la firma de un convenio para crear dos nuevos rellenos sanitarios. En la presentación, Scioli utilizó la figura del puente como una metáfora para hablar a favor del trabajo en conjunto entre ambos gobiernos. “Es muy importante que avancemos construyendo estos puentes e integrando políticas en común”, dijo.

Más picante fue Macri, quien no perdió la oportunidad de pronunciarse en contra de la “confrontación”. Era un evidente tiro por elevación en medio del conflicto por las retenciones móviles. “Tenemos que salir de los ejes de confrontación, porque eso lo único que hace es poner en peligro la enorme oportunidad que hoy tiene nuestro país en el mundo”, advirtió el jefe de Gobierno. Anteayer, tras la reunión de Kirchner con los diputados y senadores bonaerenses, Scioli había ratificado en toda la línea la postura del Gobierno en materia de retenciones. “Cuando hay rentas extraordinarias, hay mecanismos para generar un equilibrio. Hemos tenido muy en cuenta el interés de los medianos y pequeños productores. Pero acá hay un claro interés por desestabilizar”, había dicho. Esas declaraciones fueron muy festejadas por los legisladores ultra K. Significaban un alineamiento indiscutible con la posición de Kirchner.

La decisión de acompañar “en todo” al Gobierno en su política rural, incluso a riesgo de convertirse en el centro de futuros escraches ruralistas, no fue fácil para el gobernador. Colaboradores de su confianza mostraban dudas, no parecían dispuestos a asumir posiciones que podrían implicar un desgaste. Incluso hubo voces que aconsejaron a Scioli iniciar el camino de la diferenciación para terminar cerca de la postura del gobernador cordobés Juan Schiaretti. El debate interno trascendió las paredes del gobierno bonaerense: dirigentes del oficialismo que conocen bien al (mínimo) equipo del gobernador, vincularon esa discusión con la velada competencia entre Alberto Pérez y el secretario general de la gobernación, José “Pepe” Scioli. Pero las diferencias se zanjaron cuando Scioli convocó a una reunión de gabinete. Allí se resolvió que el gobierno bonaerense apoyaría la estrategia de negociación liderada por Kirchner.

El alineamiento de Scioli fue cotejado en el terreno por hombres de confianza del propio gobernador. Uno de ellos fue el empresario Mario Montoto, propietario de la editorial Taeda y con intereses en la industria de la defensa. Ante sus interlocutores de siempre, Montoto reafirmó el compromiso con el matrimonio Kirchner que había adoptado Scioli. A pesar de las dudas y de los llamados de los gobernadores que habían empezado a poner distancia –le aconsejaban comenzar a diferenciarse de los K para formar un nuevo polo de poder–, Scioli contestó con una declaración que sonó fuerte en la primera reunión en el Consejo Nacional del PJ. “La provincia de Buenos Aires respalda al Gobierno nacional.”

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El gobernador Scioli y el jefe de Gobierno porteño, Macri.
Imagen: DyN
 
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