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Un grupo de acreedores hipotecarios realizó ayer un cacerolazo frente a la quinta presidencial de Olivos, donde entregaron un petitorio para el presidente Eduardo Duhalde. “Que la banca oficial venda dólares a nuestros deudores, con los que éstos puedan saldar los créditos que tienen con nosotros”, reclamaron. También ayer, en Barcelona, residentes argentinos batieron las cacerolas pero en apoyo a las movilizaciones que se realizaron durante la semana en Argentina.
“No somos banqueros, no somos empresarios, somos pequeños ahorristas”, reclamaban ayer las pancartas de unos 40 manifestantes que se concentraron a las 16 en la esquina de Maipú y Villate, Olivos. Se trataba de acreedores que prestaron dinero mediante el recurso del crédito hipotecario. La protesta es porque ahora no pueden cobrar las deudas contraídas en dólares debido a los inconvenientes que provoca el “corralito financiero” y la devaluación.
Los manifestantes pidieron que los bancos oficiales vendan dólares a sus deudores al valor de 1 a 1, mediante una “línea de crédito para los deudores particulares”. Y que si es necesario se tomen créditos internacionales para poder hacerlo. Antes de que terminara el cacerolazo, entregaron un petitorio en la quinta presidencial y convocaron a otra protesta para el martes a las 18 horas frente al Congreso.
Por su parte, y al otro lado del Atlántico, medio centenar de personas, en su mayoría argentinos residentes en Cataluña, protestaron frente al consulado argentino en Barcelona en apoyo “a los millones de argentinos que han salido a la calle para demostrar su rechazo total a todos los partidos y a los sindicatos, ante el hundimiento de la economía argentina”, según declararon los organizadores. El cacerolazo fue convocado por la Red de Mujeres por un Salario de Trabajo de Cuidado, una organización que ya había realizado protestas similares en otras ciudades europeas.