EL PAíS › RICARDO ROUVIER, ARTEMIO LóPEZ Y LUIS ALBERTO QUEVEDO ANALIZAN EL FENóMENO DEL SEL

La farandulización del cuarto oscuro

El surgimiento de la nueva derecha que toma como iconos a representantes del espectáculo: populares y con una ideología débil, logran disputar el escenario político.

Miguel Del Sel quedó a tres puntos de consagrarse gobernador del cuarto distrito del país. El fenómeno era impensable hace tres meses, aunque algunos de los encuestadores más serios ya anticiparon en los últimos días que conseguía el segundo puesto y al menos dos consultores, que siguieron midiendo viernes y sábado, le anticiparon a Página/12 que el ex Midachi se acercaba muchísimo a Antonio Bonfatti. Con los resultados a la vista, tres sociólogos analizaron ante este diario el fenómeno: un hombre surgido del espectáculo, que manifestaba públicamente su desconocimiento sobre cómo gobernar la provincia, terminó con un gran caudal de votos, casi en todas las clases sociales.

Para Ricardo Rouvier, sociólogo y titular de Rouvier y Asociados, “es un fenómeno que me remite a los ’90: candidatos externos a la política y los partidos, outsiders, que ya tienen ganada la popularidad como artistas o deportistas. Tienen ideologías débiles o directamente ortodoxas, un mensaje antipolítico y eso los pone en forma objetiva en la nueva derecha, parecido a Mauricio Macri.

“En un sentido sintonizan con el sentido común, con la desconfianza que muchos ciudadanos les tienen a los políticos profesionales. Ellos se ponen por afuera y, además, tienen condiciones de carisma y habilidad en los medios. Eso hace que mucha gente se identifique, sienten que los ayuda a ponerse un escalón por arriba. Ojo que no se trata de un fenómeno sólo argentino. En Brasil ocurrió con Fernando Collor de Mello, que era un empresario de los medios, pero hay decenas de ejemplos internacionales.

“Al mismo tiempo, lo de Del Sel demostró en Santa Fe que se trata de una burbuja. Sacó miles y miles de votos, pero el PRO se quedó sin nada. No tiene una intendencia, el Frente para la Victoria maneja la Legislatura y los militantes del PRO se volvieron a Buenos Aires y no quedó nada. Del Sel consiguió un éxito de imagen, pero hoy a la mañana el Midachi no tiene a quién dirigir, no tiene legisladores con los que definir una política. Desde ya que su aparición tiene que ver con el fenómeno más importante: la división del peronismo. Es eso lo que les permite incluso a los socialistas gobernar la provincia”, redondeó Rouvier.

Artemio López encabeza la consultora Equis y su mirada apunta más a un análisis de los resultados electorales. “Del Sel gana en el interior provincial, centro de la disputa con el campo y sede del reutemismo histórico. Pero eso podía estar en los papeles. Lo que produjo el impacto fuerte fue la gran votación de Del Sel en los sectores populares, en especial en el Gran Rosario. Los socialistas ganan la elección por Rosario, pero por el centro de la ciudad. Entre los sectores de menores ingresos, Del Sel les disputa palmo a palmo. Respecto del Frente para la Victoria, que se llamó Frente Santa Fe para Todos en esa provincia, da la impresión de que la candidatura de Agustín Rossi impactaba mejor en el progresismo de clase media que en las franjas populares más peronistas. Creo que Del Sel tuvo un idioma muy popular, una cultura muy próxima a esos sectores. Pero hay que mirar los datos: en Rafaela, el candidato del FpV sacó el 66 por ciento y Rossi el 22; en Venado Tuerto la diferencia fue de 20 puntos y en Santa Fe Capital 17. No todo se explica por la 125. En sectores urbanos y populares también hay que buscar la explicación. El otro dato: de los 40 municipios, los socialistas ganaron 21 y el FpV en 19. Y en la Legislatura también ganó el FpV. Creo que territorialmente el peronismo hizo una magnífica elección, pero juega la política santafesina interna. Me parece que las críticas de la Presidenta a Hermes Binner tampoco ayudaron. Fue muy agresivo.”

“Efectivamente, uno puede pensar que la aparición de Del Sel se parece a la de Reutemann, Scioli o Palito Ortega en los ’90 –analiza el sociólogo Luis Alberto Quevedo–. Pero no es del todo así. Aquellos se integraron a los partidos, a la política, dialogaban con los otros dirigentes políticos. Del Sel, en cambio, viene del espectáculo y se queda en el espectáculo, hace chistes acerca de cómo ‘un vago como yo puede gobernar una provincia’. Tiene más que ver con Macri, que en Capital hizo una campaña sin programa, sin propuestas, sin actos, sin discursos, sólo hablando de la vecindad. Deslegitiman la política, las ideologías y hasta dicen que no quieren ser políticos. Ahora bien, en 2001-2002, cuando el país vivió la crisis, los ciudadanos pensaron que sólo dirigentes políticos, con experiencia, podían salvar la situación. Eduardo Duhalde fue un ejemplo de aquella búsqueda. Ahora llevamos diez años de un clima muy diferente, de crecimiento, de mejora. Y entonces hay un sector de la población, desinteresado de la política, que dice que quiere alguien que no moleste mucho y hasta se da el lujo de que sea alguien pintoresco, como Del Sel. No dudo de que existe también el componente de la llamada patria sojera que se inclina por un voto castigo, pero una mirada que va un poco más allá indica que este no es un fenómeno pasajero, que hay una franja que apunta a personas que vienen de afuera, por ejemplo del espectáculo, y dicen que quieren seguir en el espectáculo, no en la política.”

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Miguel Del Sel estuvo a tres puntos de ser gobernador de Santa Fe.
 
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