EL PAíS › UN PERITAJE SEñALA QUE FUERON FRAGUADAS LAS FIRMAS DE HEBE DE BONAFINI

Un contrato con firmas falsificadas

Se trata de un documento en el que la Fundación Madres de Plaza de Mayo le adjudicaba a la empresa Meldorek la construcción de viviendas en todo el país. El texto incluye un pago inmediato y de 1.920.000 pesos.

 Por Raúl Kollmann e Irina Hauser

Una fuerte evidencia, que demuestra el engaño perpetrado por el grupo Schoklender en perjuicio de Madres de Plaza de Mayo, fue incorporada al expediente que instruye el juez Norberto Oyarbide. A principios de agosto se conoció un contrato por el que la Fundación Madres de Plaza de Mayo le adjudicaba a la empresa Meldorek, que después se supo pertenecía a Sergio Schoklender, la construcción de viviendas en todo el país. Es más, el texto incluye un pago inmediato y en ese acto de 1.920.000 pesos a Meldorek. Página/12 accedió ayer en forma exclusiva a la copia del peritaje realizado por la Gendarmería Nacional y en la que se determina de manera categórica que la firma en ese contrato de Hebe Pastor de Bonafini es falsificada. La maniobra le habría permitido a Schoklender y a su grupo no sólo cobrar esos casi dos millones de pesos el mismo día de la firma, 28 de diciembre de 2010 (sic), sino una cifra similar cinco días más tarde, y ratifica que –según vienen sosteniendo las Madres– las casas eran construidas por ellas, sin que lo delegaran en nadie.

El expediente del caso Schoklender gira alrededor de una supuesta administración fraudulenta de los hermanos Sergio y Pablo, junto con Alejandro Gotkin, contador, y otras personas, para sacar fondos de la Fundación Madres de Plaza de Mayo y usar ese dinero para su propio beneficio y para engrosar su patrimonio. El modo más difundido de esa maniobra consistía en tomar cheques con los que el Estado le pagaba a Madres, cambiarlos por efectivo en financieras y, supuestamente, llevarse el dinero a Meldorek, Antártica, otras sociedades y hasta el propio patrimonio de Schoklender. Una parte clave del desfalco consistía en aprovecharse de la edad de las dirigentes de Madres –desde los 82 a los 96 años–, para hacerles firmar cosas en base a la confianza que Hebe siempre le dispensó a Sergio Schoklender.

Pese a que Bonafini vive siempre en las mismas condiciones, se sugirió que también ella participaba de las maniobras y una prueba que se exhibió es que la dirigente de Madres habría firmado un contrato delegando en Meldorek la construcción de las viviendas. Las firmas resultaron falsas. En el texto aparecen tres firmas de Hebe Pastor de Bonafini y tres de Alejandro Gotkin, representante de Meldorek. Investigaciones posteriores demostraron que, en verdad, Meldorek era propiedad en un 90 por ciento de Sergio Schoklender. Y en la misma dirección funcionaba Antártica y otras sociedades que también sirvieron para sacar fondos de Madres.

El juez Oyarbide ordenó a la Gendarmería un peritaje que fue realizado bajo la dirección del segundo comandante Miguel Marcelo Rodríguez. El trabajo consistió en comparar los siguientes elementos:

- Cinco firmas anteriores de Hebe de Bonafini, que constan en escritos, petitorios y actas. A este material se llamaba indubitable, porque fueron rúbricas anteriores y la dirigente de Madres firmó en su momento ante otras personas.

- Las tres firmas que constan en el contrato, dos al costado de las dos primeras páginas y la tercera al final del texto.

Después de explicar detalladamente que una firma tiene numerosos aspectos de una firma, incluyendo la fuerza en los trazos ascendentes o descendentes, el uso de trazos más curvos o más rectos, el sentido de la escritura, las pausas en el trazado y otras características, el segundo comandante Rodríguez concluye que la H de Hebe es muy distinta en la firma original que en la falseada, que los trazos descendientes son curvos en lugar de rectos, “que hay enlace agudo y posterior trazado curvo, en ascenso hacia la derecha, a diferencia de las firmas dudosas donde se distingue claramente un trazo curvo, que en uno de los casos se interrumpe”. También el perito muestras las diferencias en las letras con de Bonafini y así sucesivamente en la totalidad de las firmas cotejadas.

La conclusión es la siguiente: “Las firmas cuestionadas trazadas en el contrato para la provisión de construcciones móviles de fecha 28 de diciembre de 2010 entre la Fundación Madres de Plaza de Mayo y la empresa Meldorek no se corresponden con las autógrafas aportadas como prueba indubitada de la señora Hebe María Pastor de Bonafini”.

Esta constatación de la falsificación de la firma de la titular de Madres es un nuevo elemento que demuestra el engaño del que fueron víctimas las mujeres de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. No sólo existió el aprovechamiento, ya que tal vez con un exceso de confianza Bonafini le firmó balances y otra documentación a los Schoklender porque los consideraba como hijos, sino que existieron hasta falsificaciones. Y este no sería un caso aislado. El juez Ariel Lijo, en otro expediente, habría detectado una situación similar.

En este caso, el contrato además incluyó un movimiento de dinero, desde Madres a Meldorek, en cifras varias veces millonarias. Habrá que ver cómo lo interpreta el juez. Lo cierto es que las Madres descubrieron, por ejemplo, que el vehículo en que se transportan para sus actividades no estaba a nombre de Madres, sino de Meldorek, o que el modesto departamento en que se quedan algunas noches cuando se hace demasiado tarde, no está a nombre de Madres, sino de Sergio Schoklender. Ahora se suma la falsificación de firmas en un contrato que, por supuesto, también es falso.

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“Las firmas cuestionadas no se corresponden con las indubitadas”.

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Sergio Schoklender, ex apoderado de la Fundación de Madres, imputado por administración fraudulenta.
Imagen: DyN
 
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