EL PAíS › ADELANTO DEL LIBRO EL DESAFíO DIGITAL EN LA TELEVISIóN ARGENTINA, DE OSVALDO NEMIROVSCI

La mutación del paradigma comunicacional

En el libro que publica la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Nemirovsci analiza el modo de apropiación social de las tecnologías de la comunicación y la información, tomando el caso de la TV digital en el país.

 Por Osvaldo Nemirovsci *

Si hay una definición que conjuga lo que sostenemos en cuanto a la televisión digital como instrumento contenedor de la innovación tecnológica, a la vez que de la aplicabilidad social, es la de Eliseo Verón cuando se refiere a los medios señalando que “la televisión, la radio, la prensa escrita (...) designan un conjunto constituido por una tecnología sumada a las prácticas sociales de producción y apropiación de esta tecnología, cuando hay acceso público a los mensajes”. Y aclara el semiólogo que no importa cuáles sean las condiciones mediante las que se acceda a los medios, incluso pueden ser (y generalmente lo son) pagas.

La televisión digital, en este sentido, marca una penetrante mutación en el paradigma comunicacional argentino. Expresa, por un lado, una vertiente casi “física” de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (26.522), pues permite la aparición de nuevos actores del medio, representados en cientos de productoras de contenidos, sobre todo, en el interior del país; abarata costos de producción; alienta el cumplimiento del 30 por ciento de cuota de pantalla local y el 15 por ciento de contenidos independientes; mejora las condiciones de accesibilidad a la televisión abierta, tanto desde lo geográfico como desde lo social; incorpora la posibilidad de que las personas con discapacidad, especialmente sordos y ciegos, puedan también sumarse al uso de este medio; federaliza contenidos y abre mercados profesionales y laborales en virtud de esta posibilidad; permite la interactividad entre el receptor (antes pasivo) y el emisor; abre más espacios en el espectro radioeléctrico de que los que nunca hubo y aporta múltiples innovaciones sobre la forma tradicional en que la televisión se vinculaba con la gente.

Desde 1951 a la fecha, se generaron en todo el país 44 canales de televisión abierta. De ellos, 33 son de gerenciamiento privado, uno universitario y diez públicos. En un solo día, en junio de 2011 y anunciado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner desde la sede de Gobierno en la Casa Rosada, se llamó por intermedio del Afsca (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, ex Comfer) a concurso sobre 220 señales de Televisión Abierta en la modalidad digital en banda UHF. Es decir, que en un solo día ¡se abrieron cinco veces más posibilidades de TV por aire que en los anteriores 60 años!

Por otro lado, se va abandonando progresivamente la tradicional manera de recibir la “onda hertziana” y el unicato del televisor como exclusivo aparato receptor. Lo digital, en cambio, abre un universo múltiple de terminales de propagación que pasan por computadoras, computadoras portátiles, teléfonos, móviles de distinto tipo, tabletas, pantallas de cabezales en los autos, pantallas para transporte público de pasajeros y sólo la imaginación puede aventurar cuántos más habrá en el futuro cercano.

Desaparece el concepto de “televisor” vinculado con la idea de electrodoméstico, y se perfila un nuevo concepto de “televisión”, donde el contenido reconoce diversos, novedosos y originales continentes (...) La utilización de teléfonos celulares como terminales de propagación televisiva de aire obligarán, más temprano que tarde, a la “miniaturización” de los contenidos transmitidos por el llamado one seg (segmento de la frecuencia que llega a la telefonía móvil) pues habrá distintos “tempos” para la información y el entretenimiento cuando se trate de verlos sentados o parados, desde un celular o a través de un electrodoméstico de 42 pulgadas o de una pantalla de 7 pulgadas, en el living de una casa o en el transporte público. Es dable pensar que esta “miniaturización” traerá aparejado el surgimiento de un nuevo carácter en la manera de hacer televisión (...) Habrá otro prime time en el uso del one seg, que seguramente apelará a tiempos más vinculados al descanso entre horarios de trabajo o al de los viajes, que al de la noche en la comodidad de un hogar.

La velocidad del cambio, la mutación vertiginosa en el terreno de la televisión digital, obliga a una persistente alerta en el campo tecnológico y, por supuesto, que también en el terreno de su aplicación social. A innovaciones tecnológicas, será necesario contrarrestar la necesaria mirada social que permita equilibrar cualquier desfasaje que las nuevas tecnologías provoquen en su irrupción en el escenario nacional y, sobre todo, en el territorio social.

Vemos el acceso a Internet desde la Televisión Digital Abierta (TDA) y su ineludible compatibilización en el instrumento que hoy utilizamos mayoritariamente para recibir señales digitales, que es el conversor (set top box). Estudiamos nuevas formas para los controles remotos, para que estén más cerca de ser un minúsculo teclado multiuso que de la forma táctil y “pasa canales” que hoy posee (...).

La convergencia como dato de mercado hace rato que se instaló en la Argentina. Como valor tecnológico está maduro y como decisión política sólo requiere tiempo para su inevitable consolidación. Esto también nos apremia a imaginar rumbos convergentes hacia la televisión digital y debemos ir pensando en el encuentro de la TDA con el IPTV (televisión por Internet) y su consiguiente expresión material en conversores de tipo dual e híbridos.

Todo esto nos lleva a afirmar que no hay muerte de la televisión. No hay expiración del sentido de la televisión. Mucha predicción sobre el tema y vasto diagnóstico sobre el fin del medio aparecen hoy frustrados en virtud de una tecnología y una política. Se sostiene, por un lado, desde el dato técnico (la compresión de audio y video que corrige permanentemente la imagen) y, por otro, desde la voluntad política y cultural de un Estado que abona la idea de recrear la televisión abierta como sustrato democrático a la hora de valorar la simbología.

Más y mejor televisión fue la consigna que se replicó desde el inicio en cada uno de los eslabones de esta política pública integral, que no sólo atiende a cuestiones de infraestructura, sino también a las vinculadas con los contenidos.

La instalación de infraestructura de transmisión, la entrega de decodificadores de forma gratuita y la producción de horas de televisión para ser ofertadas como un nuevo contenido cultural fueron los tres grandes objetivos con los que se orientó el trabajo a partir de agosto de 2009 (momento en que se adoptó la norma ISDB-T para las transmisiones de televisión digital) para que el principal medio de comunicación de la Argentina sea cada vez más accesible e inclusivo.

Desde el punto de vista del Estado trabajamos para generar un modelo de contenidos que tenga que ver con la riquísima diversidad cultural que tiene todo el país, con una mirada federal, con poder contar historias que reflejen el valor histórico, regional, social de cada una de las provincias. Nos parece que eso va a tener éxito en el gusto de la gente.

* Coordinador general del Consejo Asesor del Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre.

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Imagen: Télam
 
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