EL PAíS › OPINION

Bulldog al acecho

Por Darío Alessandro *

Inmersos en un clima pre y postelectoral signado por la actitud antidemocrática del ex presidente de no presentarse a la segunda vuelta, han pasado casi inadvertidos tres hechos protagonizados por la misma persona y dotados de la misma unidad de sentido. Hablamos de López Murphy.
Cuando se discutió la posibilidad de concretarse el debate entre Kirchner y Menem, el nuevo representante de la derecha económica se ofreció a oficiar de moderador, interrogador y juez que calificara a ambos contendientes. No creemos en la súbita vocación periodística de López Murphy, sino en un afán por subirse a un lugar que no le corresponde por los votos obtenidos. Segundo hecho, y el más grave. Ante la deserción de Menem, dejó que avanzara –dilatando la desmentida– la posibilidad de presentarse él en la segunda vuelta, bajo el pretexto de hacerse eco de un “genuino” interés ciudadano por no tener que optar entre dos peronistas.
Ese lugar, huelga decirlo, tampoco le correspondía ni constitucional ni políticamente. Sectores económicos concentrados, alterados por los resultados adversos a sus deseos de la elección del 27/4, se movieron presurosos para alentar esa posibilidad. Vale aclarar que esos sectores son los que primero alentaron, y luego creyeron en, una segunda vuelta entre Menem y López Murphy, y ante la fuga del riojano, pensaron que tenían una nueva oportunidad. Tercero. Ante la concreción de la fuga, hecho atribuible pura y exclusivamente a la irresponsabilidad de Menem, López Murphy salió a atacar por igual a Menem, Duhalde y Kirchner como causantes de esta serie anomalía institucional. En lugar de condenar la actitud tendiente a deslegitimar y debilitar la soberanía popular que, sin dudas, abrumadoramente iba a consagrar a Kirchner, López Murphy nuevamente intentó erigirse en juez supremo y a posicionarse en un lugar que tampoco se corresponde con los votos que consiguió.
Son tres actitudes en 15 días, peligrosas y sospechosas por parte de quien se constituyó en el máximo referente electoral del liberalismo económico y que prometía unir esa doctrina con un ideario democrático y republicano. Este tiene como una de sus premisas principales respetar el lugar en que la voluntad popular coloca a cada uno de los actores políticos. Este nuevo papel asumido por López Murphy se contrapone con la actitud de moderación, tolerancia y cierta preocupación social e institucional que impregnó su campaña, y que llevó a algunos progresistas –vocablo tan impreciso como difícil de sustituir– olvidadizos, a votarlo.
* Diputado nacional.

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