EL PAíS › OFICIALISTAS Y OPOSITORES CRUZARON DECLARACIONES POR LA PROTESTA

Los ecos de las cacerolas

El ministro Julio De Vido señaló que “no hay ningún dirigente político que se anime a ponerse al frente” de las consignas que protagonizaron las manifestaciones del jueves pasado. Binner criticó el “hiperpresidencialismo” de CFK.

Kirchneristas y opositores volvieron a cruzarse sobre el perfil del cacerolazo del jueves pasado y sus implicancias políticas. El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, aseguró que “no hay ningún dirigente político que se anime a ponerse al frente de esas consignas contra la Presidenta y contra este modelo inclusivo que lleva adelante”. Mientras, desde la oposición hubo nuevas críticas al estilo “hiperpresidencialista” de Cristina Kirchner.

Fernando “Chino” Navarro, diputado bonaerense y referente del Movimiento Evita, aseguró que a la Plaza de Mayo fue la “clase media acomodada y clase alta”. “Fue una marcha importante –concedió–. Creo que debemos analizar el porqué y ser respetuosos de esa expresión.” Pero aclaró que “no es prioritario para la Presidenta ni para nadie del Gobierno, ni para nadie que piense sensatamente en los destinos de la nación ver cómo resolvemos el problema de los dólares para viajar en vacaciones”.

A su vez, el dirigente del Frente Transversal Edgardo Depetri consideró que “hay que separar por un lado los que se mueven en una movilización y los que convocan” porque “nada es espontáneo”. “El que convoca, el que toma la decisión política, lo hace a conciencia. Veo un discurso de esos convocantes muy violento”, remarcó. En ese sentido, el diputado agregó que “la direccionalidad política de quienes convocaron a esta marcha es autoritaria y destituyente y trata de desgastar al Gobierno con cualquier pretexto”.

También salió a cruzar los reclamos de los caceroleros el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. “No hay ningún dirigente político que se anime a ponerse al frente de esas consignas contra la Presidenta y contra este modelo inclusivo que lleva adelante”, sostuvo. Para el funcionario nacional, los sectores que protagonizaron la marcha tienen “reclamos y reivindicaciones tan inconfesables que no encuentran quién los represente”.

De Vido consideró que por esto “no participó ninguno de los principales dirigentes opositores, ya que les resultaría difícil explicar por qué acompañan una protesta en la que se oyen voces pidiendo el fin de un gobierno democráticamente elegido, se cuestionan las conquistas sociales de los últimos años e incluso se desea la muerte de quienes las llevaron adelante”.

Desde la oposición, el socialista Hermes Binner aseguró que si el Gobierno “no atiende las demandas de la gente, las protestas van a volver con más fuerza que el jueves pasado”. Binner agregó que el kirchnerismo “está transformando un sistema presidencialista en un sistema hiperpresidencialista con tendencia hegemónica” y que por ello “va en sentido contrario de lo que la gente quiere”.

En cambio, Francisco de Narváez planteó que el cacerolazo contra el gobierno nacional también incluyó un mensaje para los partidos de la oposición. El empresario sostuvo que quienes participaron del cacerolazo “reclamaron al gobierno nacional por lo que está haciendo mal” pero también “a nosotros por lo que no estamos haciendo bien”, por lo que llamó a la oposición a realizar una “autocrítica”. “La gente quiere y necesita que quienes tenemos este compromiso y convicción la representemos en una forma de unión, de coherencia, sin descalificaciones, sin poner límites, límites se le ponen a aquel que se quiere excluir”, sostuvo a la vez que aseguró que desde la oposición “creamos una expectativa y no la cumplimos”.

También hubo críticas al Gobierno desde algunos referentes de los organismos de derechos humanos, que se diferenciaron de Hebe de Bonafini y su lectura sobre que los que fueron a la marcha del jueves son “la clase que es heredera del plan de Domingo Cavallo y José Alfredo Martínez de Hoz”. En este sentido, el titular del Serpaj, Adolfo Pérez Esquivel, sostuvo que “no se puede decir que todos los que salieron a la calle tenían que ver con la dictadura o estaban apoyando a la dictadura. No podemos tomar cada acción (de repudio) que hay como que se está en contra del Gobierno y a favor de la dictadura”. El Premio Nobel de la Paz admitió que es “cierto que había gente que se manifestaba incluso con la cruz esvástica, mientras otros renegaban de las Madres de Plaza de Mayo con pañuelos en la cabeza y pedían seguridad. Pero ésa fue la minoría. La gente salió con bronca a decir: ‘Queremos ser escuchados’”. Por su lado, Nora Cortiñas, de Madres-Línea Fundadora, marcó que “hay gente disconforme” con el Gobierno y llamó a “escuchar y reflexionar”. “La Argentina vive un estado democrático y la expresión del pueblo tiene que ser admitida”, dijo.

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El dirigente del FAP y el ministro de Planificación fueron dos de los dirigentes que confrontaron ayer.
 
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