EL PAíS › VIAJA A ESTADOS UNIDOS A DISCUTIR SOBRE EL ALCA

Lavagna negocia en Washington

Roberto Lavagna volará hoy por la tarde rumbo a Estados Unidos, donde participará de un encuentro preparatorio del ALCA (Acuerdo de Libre Comercio para las Américas), el proyecto económico que Washington quiere imponer en todo el continente. Las reuniones tendrán lugar entre el jueves y viernes próximos en una antigua plantación en las afueras de Washington, y allí el ministro defenderá la postura de la administración Kirchner de negociar sobre el ALCA con una política común desde el Mercosur. Ayer, en el Ministerio de Economía aclararon que Lavagna no se reunirá ni con funcionarios del Fondo Monetario ni del Tesoro. Así, desmintieron la versión de que el ministro aprovecharía el viaje para iniciar las negociaciones por un nuevo acuerdo con el FMI.
“Nos van a llevar a un campo que tiene el gobierno norteamericano para reuniones de Estado en las afueras de Washington, en el estado de Maryland. Ahí vamos a estar concentrados discutiendo sobre el ALCA los ministros de Economía de la región. Lo único que espero es que nos dejen salir”, bromeó Lavagna el viernes pasado, en una reunión con periodistas.
El lugar donde, por dos días, quedarán “recluidos” los ministros del continente se llama “Aspen Wye River Conference Center”, y el encuentro está previsto como preparatorio de la octava reunión de ministros del ALCA, que se realizará en noviembre en Miami.
Como es sabido, la administración Bush quiere construir con el ALCA un bloque continental con el cual competir con la Unión Europea, la llamada área euro; o incluso con Asia, cuyo eje económico viene corriéndose gradualmente hacia China. Para lograrlo, Washington pretende negociar de a uno con los principales países de la región, y desconfía de otros bloques subregionales, como el Mercosur, a los que mira como competidores antes que como aliados.
No casualmente la administración Bush acaba de firmar un Acuerdo de Libre Comercio bilateral con Chile, después de más de una década de negociaciones, lo que bien podría leerse como el camino que, en la visión de Washington, debería transitar toda la región hacia el ALCA.
Sin embargo, continuando la postura del gobierno de Duhalde, el presidente Kirchner ya avisó que sólo avalará una negociación colectiva del Mercosur con el ALCA; y que, en cambio, desechará cualquier movida que implique un acercamiento bilateral por fuera del bloque. De hecho, hoy mismo el Presidente ratificará esa decisión en la reunión que mantendrá en Brasilia con Luiz Inácio Lula da Silva, en su primer viaje al exterior desde que asumió.
Brasil es desde hace tiempo el principal impulsor de la idea de negociar con el ALCA exclusivamente desde el Mercosur, en lo que se conoce en la jerga de la política comercial como un esquema de “4+1”. Itamaraty –la Cancillería brasileña– cree que así podrá disputarle influencia política a Washington en la región. Ese esquema de negociación es, sin duda, el más conveniente para Argentina, pero por otras razones.
Contra lo que usualmente se dice, la economía argentina no es complementaria sino competitiva de la estadounidense. En otras palabras, Estados Unidos produce –y en exceso– los cereales que constituyen las principales exportaciones argentinas, por lo que una apertura comercial total con ese país podría originar demasiados costos a la producción local y pocos beneficios. Más aún, durante toda la década pasada, la balanza comercial con Estados Unidos fue notablemente deficitaria para el país.
En cambio, las economías argentina y brasileña sí son complementarias: Brasil es el principal comprador de las exportaciones argentinas clave (petróleo y alimentos), y la política de arancel cero sólo crea dificultades a algunas ramas de la industria local (como la textil) cuando el peso se aprecia demasiado contra el real. De ahí que, por conveniencia económica, Argentina no tiene otra que caminar hacia el ALCA de la mano de su socio mayor en el Mercosur. Lavagna defenderá esta tesis ante sus pares del continente, durante el seminario de Maryland. Ayer el vocero del Ministerio de Economía se preocupó por informar que la agenda del ministro sólo tiene que ver con esa reunión sobre el ALCA, y que no se hará una escapada a Washington para conversar con el FMI o con funcionarios del Tesoro. La aclaración fue pedida expresamente por el ministro, que se ofuscó cuando un diario –que no es Página/12– publicó el fin de semana que aprovecharía su viaje para iniciar las negociaciones por un nuevo acuerdo, en reemplazo del actual que vence en agosto. Lavagna está molesto con los burócratas del Washington, que decidieron aplazar hasta fin de mes la aprobación de las metas del acuerdo vigente, en respuesta a que el gobierno de Kirchner no cedió en su decisión de mantener la suspensión de las ejecuciones hipotecarias votada por el Congreso. Por eso, quiere primero cerrar este capítulo de las negociaciones, para recién después empezar a conversar sobre un nuevo acuerdo. Más aún, planea inaugurar esa esperada etapa de la relación con el Fondo con la visita al país del titular organismo, Horst Koehler, la que tendría lugar antes de agosto, pero en fecha todavía a confirmar.

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El canciller argentino Rafael Bielsa y el secretario de Estado norteamericano Colin Powell. Precalentamiento.
 
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