EL PAíS › LAS ELECCIONES PORTEÑAS REABREN LA INTERNA DEL PERONISMO

La madre de todas las batallas

Kirchner apoya a Ibarra. El PJ porteño a Macri. La gente de Toma explica que no le quedaba otra salida, pero su decisión es un desafío al Presidente. A su vez Kirchner busca “entrar” en la provincia, lo que genera reacciones y temores del duhaldismo.

 Por Diego Schurman

La confrontación es parte de su estilo. Se plantó ante la cúpula de la Corte Suprema, de las Fuerzas Armadas y también del PAMI. Pero ahora Néstor Kirchner marchará hacia una guerra que se presenta políticamente más riesgosa a futuro, ya que sus contendientes son sectores del propio peronismo. La primera gran batalla se dará en la Capital Federal, en donde el Presidente blanqueó su respaldo a Aníbal Ibarra, a diferencia del PJ local que, haciendo caso omiso del tradicional verticalismo partidario, cerró trato con Mauricio Macri.
Si bien Kirchner recién apoyó públicamente ayer la reelección del jefe de gobierno porteño, su inclinación por Ibarra se dejó entrever en una retahíla de movimientos previos.
¿Algunos ejemplos?: cuando logró que la ciudad le cediera a Daniel Filmus para convertirlo en ministro de Educación; cuando incorporó en su gabinete a Gustavo Beliz y Rafael Bielsa, sabiendo que eran dos potenciales competidores de Ibarra en la ciudad; y cuando consultó al ex fiscal para reestructurar la cúpula policial.
A pesar de esas señales, el PJ porteño –hegemonizado por el menemismo y conducido por Miguel Angel Toma– avanzó rápidamente en sentido contrario. Y en la noche del martes, le puso moño a un acuerdo con Macri que se plasmará en el armado de un frente electoral para los comicios del 24 de agosto.
Dicho de otro modo: en la lista del presidente de Boca, el 30 por ciento de los candidatos a diputados nacionales y el 20 por ciento de los aspirantes a legisladores porteños serán del PJ.
La negociación alcanzó su momento culminante en la sede de la Unión del Personal Civil de la Nación, que conduce Andrés Rodríguez, un histórico del menemismo sindical con cargo en el peronismo porteño. Además del dueño de casa estuvieron el ex subsecretario de Interior de Eduardo Duhalde, Cristian Ritondo, y el diputado nacional Diego Santilli. Los emisarios de Macri fueron su jefe de campaña, Juan Pablo Schiavi, y su estratega en alianzas, Raúl Carigniano.
Aunque se trata de una disputa local, lo que suceda en la Capital será de vital importancia a nivel nacional. Sucede que con su postura, el PJ no hace otra cosa que fortalecer a quien, de tener éxito en las urnas, podría convertirse en uno de los principales opositores a Kirchner.
Para ello buscaron la complicidad de la conducción nacional del peronismo, personalizada en Eduardo Duhalde, y representada por la novata Comisión de Acción Política. Su titular, Eduardo Fellner, estuvo reunido el viernes con un grupo de dirigentes del PJ porteño. Pero no hubo más que un pronunciamiento informal sobre el tema resumido en tres palabras: “libertad de conciencia”. O sea, que en cada distrito el peronismo entable alianzas con quien quiera.
Ni lerdos ni perezosos, los justicialistas porteños se preocuparon en destacar que en ese encuentro también estuvo Eduardo Camaño. No fue un dato ingenuo: intentaron instalar que contaban con el aval de Duhalde.
Rápidamente en Gobierno aclararon que Camaño hizo ese gesto a modo personal y no en nombre de Duhalde. Y que, en el mejor de los casos, le hizo un favor a su amigo Eduardo Rollano. No sería ésta la primera muestra de amistad: como presidente de la Cámara ya le había asignado la Secretaría Parlamentaria.
Para no quedar aislados en la movida, que claramente los pone en la vereda de enfrente del Gobierno, los justicialistas porteños dijeron contar con el repaldo de los duhaldistas que integran el gabinete. Hicieron hincapié en el “empuje” de Aníbal Fernández y Juan Carlos Mazzón.
El ministro del Interior los habría alentado indistintamente a ponerse bajo la sombra de Ibarra o Macri, pero nunca a quedar solos en la competencia. Basó su teoría en la historia reciente. En la última elección el PJ obtuvo apenas el 1,6 por ciento de los votos. Los hombres de Toma le explicaron que al quedar huérfanos de candidato, cuando Daniel Scioli decidió abandonar la Capital para convertirse en aspirante a vicepresidente, el PJ local tendió puentes con Ibarra. Pero el compromiso que éste asumió con Elisa Carrió impidió de hecho cualquier tipo de acuerdo. Era previsible: la titular del ARI siempre le tuvo alergia a Toma. Y ni hablar de Kirchner, quien acusó al ex titular de la SIDE de Duhalde de haber trabajado en su contra durante la campaña presidencial.
Con Macri, en cambio, no encontró tantos pruritos. Y para fortalecer ese acercamiento hizo correr el dato de una encuesta en la que supuestamente los peronistas porteños priorizan una alianza con Macri antes que con otro candidato.
Como si fuera poco, los referentes del PJ porteños hicieron una insistente mención de “El Chueco” Mazzón. Se trata de un ex Guardia de Hierro cuya versatilidad le permite ser amigo de Toma y, a la vez, ostentar la secretaría privada de Kirchner, el mismo cargo que ejerció con Duhalde. Pero hay más, su hijo Mauricio Mazzón, aparece en la lista de candidatos de Macri.
¿Podría el “El Chueco” trabajar en contra de su familiar dilecto? Nadie podría contestarlo con precisión. Sin embargo, ayer fue el encargado de trasladarle al PJ porteño una mala noticia: la decisión de Duhalde de mantenerse “prescindente” en el tema, según el ex mandatario le habría asegurado en una comunicación telefónica.
Uno de los hombres emblemáticos de la dirigencia local, como lo es Santilli, expresó públicamente su apoyo a Kirchner en las últimas elecciones, y votó en el Congreso en línea con las directivas del Presidente. Pero también es verdad que en la interna de la ciudad se mantuvo bajo el calor de Toma, a diferencia del kirchnerismo que no avaló la votación que consagró originalmente a Scioli como candidato a jefe de Gobierno.
“No hay que agrandar esta pelea. Nosotros nunca estuvimos con Toma y Toma nunca estuvo con nosotros. Esta es una interna vieja que simplemente toma relieve porque Kirchner es Presidente”, intentaron minimizar anoche desde La Casa Rosada.
Semanas atrás, en la casa de Alicia Pierini Scioli les adelantó a los principales referentes del PJ porteño que Kirchner jugaría con Ibarra.
Pero las palabras del vicepresidente de la Nación, que intentaron hacer algo más que una descripción de situación, cayeron en saco roto.

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Néstor Kirchner produjo ayer su segunda aparición pública junto a Ibarra en apenas 24 horas
 
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