EL PAíS › NESTOR KIRCHNER IMPULSARA MEDIDAS DRASTICAS PARA REDUCIR EL CONSUMO DE TABACO EN EL PAIS

El Gobierno abre fuego contra el cigarrillo

El ministro de Salud anunció en exclusiva a Página/12 que el Presidente firmará en un mes, en Nueva York, el Convenio Marco para el Control del Tabaco aprobado por la OMS. Además, adelantó que promoverá la sanción de leyes que aumenten los impuestos a los cigarrillos, restrinjan su publicidad y creen espacios libres de humo para proteger a los fumadores pasivos.

 Por Mariana Carbajal

El Gobierno declarará la guerra al cigarrillo. En la última semana de septiembre, el presidente Néstor Kirchner suscribirá en Nueva York, en la sede de la ONU, el Convenio Marco para el Control del Tabaco aprobado en mayo por la Organización Mundial de la Salud. El anuncio fue realizado a Página/12 por el ministro de Salud, Ginés González García, quien adelantó que a partir de la firma el Gobierno promoverá la sanción de leyes que “limiten lo máximo posible la publicidad y promoción del tabaco; aumenten los impuestos a los cigarrillos para perjudicar sus ventas; y amplíen los espacios libres de humo para proteger al fumador pasivo”. El objetivo es prevenir los efectos del cigarrillo en la salud: “Las proyecciones indican que en las próximas dos décadas morirán en el país prematuramente unas 26.000 personas cada año como consecuencia del tabaco”, advirtió el ministro y precisó que la Argentina es el tercer mayor consumidor de tabaco de América latina, en términos de volumen, “pero tiene más del doble del consumo promedio de la región”. El 40 por ciento de las personas entre 15 y 60 años fuman.
En esta cruzada, la estrategia del ministro de Salud será similar a la desarrollada para imponer las leyes de medicamentos genéricos y salud reproductiva: antes de impulsar los proyectos en el Congreso buscará consenso entre legisladores, sociedades médicas y las ONG, “para que no sea sólo una disputa entre el Gobierno y este ministerio y los representantes de otros intereses, sino la representación social de la comunidad”. Como primer paso en esa dirección, la Secretaría de Programas Sanitarios organizó para el lunes y martes unas “Jornadas Internacionales sobre Control del Tabaco” donde expertos de la OMS, el Banco Mundial, y de los países del Mercosur expondrán sobre las implicancias del Convenio Marco para la Argentina y la región. Al encuentro fueron invitados todos los legisladores nacionales.
El Convenio Marco para el Control del Tabaco es el primer acuerdo mundial de salud pública para reducir el consumo de cigarrillos. Fue aprobado por unanimidad el 21 de mayo en Ginebra por los 192 miembros de la OMS, pero para que entre en vigencia requiere la firma y la ratificación parlamentaria de 40 países. Ya lo suscribieron 43, entre ellos Brasil, Paraguay, Uruguay, España, Suecia, Inglaterra, Finlandia, Grecia, Hungría, Países Bajos, Israel, Italia y Noruega. Este último es el único que ya lo ratificó a nivel legislativo (ver aparte).
“La primera epidemia del siglo fue el SARS y también tuvo una respuesta globalizada muy contundente que logró que terminara rápidamente. Y ahora vamos a trabajar sobre otra epidemia que es mucho más lenta y que es más difícil de combatir no sólo por los intereses comerciales que tiene, sino porque de alguna manera el oportunismo político voto-efectivo en que viven las sociedades hace más complicado plantear temas cuyos costos frente al enemigo se pagan hoy y sus beneficios se obtienen dentro de 20 años”, señaló González García en una entrevista exclusiva con Página/12. Una vez que el presidente Kirchner estampe su firma en el libraco que contiene el Convenio Marco –cuando viaje a Nueva York para participar de la Asamblea General de las Naciones Unidas–, el documento deberá ser ratificado por el Congreso.
–¿Qué significa la firma del Convenio Marco para la Argentina? –le preguntó este diario
–Significa que el Gobierno se compromete a hacer una estrategia gradual para proteger al fumador pasivo, es decir que promoverá la creación de espacios libres de humo. En segundo lugar, impulsará el aumento de los impuestos al tabaco, porque la venta de cigarrillos es terriblemente sensible al precio. Hoy una marquilla en Europa y Estados Unidos cuesta entre 4 y 5 dólares. Si fuera por mí, aumento los impuestos brutalmente. El tema es que muchos creen que sería agresivo, porque es un producto de consumo popular ... El tercer punto es limitar la publicidad. Nadie desconoce que el cigarrillo es malo y mata. Este no es un problema deeducación –por supuesto, la educación siempre es buena–, es una cuestión esencialmente de limitación de una publicidad engañosa, que vende al cigarrillo asociado al deporte, al amor, a la felicidad cuando, en realidad, se asocia a la discapacidad, a los amores cortos y a la muerte. Uno puede discutir la decisión de hacer publicidad o no, pero lo que no puede discutir es que esté dirigida a chicos de 15 y 16 años y además mintiéndole. Hoy la industria tabacalera es el sponsor más importante de los medios, con lo cual nos estamos metiendo también con ellos.
–¿Analizan encarar políticas de sustitución de cultivos de tabaco como se han puesto en marcha en otros países productores como Brasil?
–No. Los argumentos en contra (de luchar contra el tabaco) son dos. Por un lado, que cualquier caída del consumo reduce la recaudación impositiva. Por el otro, el impacto en las economías regionales. Si la cuestión fuera solamente económica y no de ética social, ninguna ecuación le da favorable. Una sociedad siempre pierde más de lo que gana por tener plantaciones de tabaco: pierde por toda la discapacidad, enfermedad y muerte que el Estado, siendo garante de la salud, tiene que pagar. Estoy hablando en términos estrictamente económicos.
–¿Está cuantificado cuánto le cuesta al Estado la adicción al tabaco?
–No hemos sacado ese número, pero se estima que hay 39.000 muertes por año vinculadas al tabaco. Lo que se está viendo hoy tiene que ver con lo que pasó 20 años atrás. Las proyecciones indican que en las próximas dos décadas morirán prematuramente 26.000 personas cada año por causas relacionadas con el tabaco. Argentina es el tercer mayor consumidor de tabaco en América latina y el Caribe en términos de volumen, después de Brasil y México, pero esos dos países tienen enormes poblaciones con respecto a nosotros. Tenemos el 7 por ciento de la población de la región y el 15 por ciento del consumo, es decir, tenemos más del doble de consumo promedio de la región. Y la tasa de fumadores es altísima: el 40 por ciento de las personas entre 15 y 60 años fuman, frente a alrededor del 30 por ciento de Brasil, y viene subiendo mucho más fuerte entre las mujeres que en los varones.
–¿La firma del Convenio Marco es una declaración de guerra a las tabacaleras?
–Sí, de hecho la tabacalera americana (Phillips Morris) se está retirando del mercado del tabaco para dedicarse al mercado alimentario, donde, no tenga dudas, va a provocar adicciones metiéndole más grasa a la comida. La grasa también es un adictivo y es al alimento lo que la nicotina al cigarrillo. Por supuesto que la nicotina tiene más valor químico. Pero las dos tienen una prepotencia brutal desde el punto de vista comunicacional. Te ponés a ver televisión y a los diez minutos te dieron unas ganas terribles de comer que te volvés loco y en mi caso que soy un poco débil más aún ... soy una víctima de la industria (carcajadas).
–Me refiero contra las tabacaleras en la Argentina. Sería la primera vez que se encare una política de este tipo.
–Yo hablaría de una estrategia contra los fumadores: no es en contra de nadie, es a favor de la salud.
–Pero en definitiva afectará sensiblemente los intereses de las empresas tabacaleras.
–Nosotros no hacemos guerra contra ninguna empresa. En ese sentido es igual que con los medicamentos genéricos: insisto, no es en contra de nadie, es a favor de. Hay una estrategia mundial de las tabacaleras que se están retirando de los países del Primer Mundo y están haciendo estrategias muy fuertes en los periféricos, donde el riesgo cotidiano de vivir es alto y las sociedades se cuidan menos. Pero en esto no hay vuelta. Hay que seguir una conducta social dura: acá se prohíbe la publicidad y se sube el precio de los impuestos y hay una caída brutal del consumo.
–¿El Gobierno está dispuesto a impulsar estas medidas?
–No depende sólo del Ejecutivo. Se necesitan leyes. Pero nosotros vamos a encabezar esta estrategia, porque creemos que es una de las movidas más efectivas posiblemente no para este ministro ni para este Presidente, pero sí para dentro de 20 años. La obligación nuestra no es sólo pensar la coyuntura sino pensar a largo plazo.
–¿Ya están actuando los lobbies de las tabacaleras como se reveló que hicieron durante el menemismo?
–Me vinieron a ver de una tabacalera contándome que eran buenos, que iban a hacer una campaña para que los adolescentes no compren los cigarrillos, pero no pasó de ahí.
–¿Tiene previsto promover terapias para dejar de fumar?
–Sí, de hecho el Estado tiene sus servicios regulares que hacen esto. Cuando larguemos vamos a buscar impulsar dentro de los tratamientos médicos que hay, que son los parches o chicles de nicotina, sustancias vinculadas a los antidepresivos que producen un efecto cerebral que te plancha mucho el deseo de fumar.
–¿Cuándo van a largar?
–Las leyes van a tener que ver con qué onda tenemos en el Congreso. Ya hubo proyectos pero no prosperaron.
–Si existe la decisión política, el Gobierno puede comprometer a los diputados y senadores con el tema.
–Eso está. No tenga ninguna duda de que está.

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Se estima que en las próximas dos décadas morirán prematuramente en el país unas 26.000 personas cada año a causa del tabaco.
 
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