EL PAíS › EL BUNKER DE FELIPE SOLA SE LLENO DE EUFORIA PERONISTA

“Triunfó el peronismo bonaerense”

 Por Martín Piqué

La postal que esperaba todo el mundo se produjo pasadas las ocho de la noche. Bajo un eslogan que decía “con acento en la gente”, Felipe Solá se sentó entre Chiche Duhalde y Graciela Giannettasio en el primer piso del Sheraton Libertador. “Este es un triunfo del peronismo bonaerense, que fue solo a las elecciones, sin hacer un frente”, destacó para analizar el resultado de las elecciones en la provincia. Vestía un saco de corderoy, una camisa celeste y una corbata estampada con pequeñas vacas. Las dos mujeres, al lado suyo, sonrientes y calladas. Solá, distendido, elogiaba a Eduardo Duhalde con todos los argumentos posibles. Y repetía que la victoria era sólo del PJ bonaerense. Era sin dudas un mensaje para el otro ganador de la jornada, Aníbal Ibarra, a quien luego le admitió en un cruce por TV: “La verdad que mucho no te apoyé”. Pero, sobre todo, lo que predominó en un comando de campaña sobrio y hasta cool fue la expresión de un poder sin fisuras, el poder bonaerense.
“Esta es la mejor elección del justicialismo desde el ‘83”, comentaba a las siete y media el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño. Todavía no habían llegado ni Solá ni Chiche y los camarógrafos se entretenían con él y otros dirigentes del PJ bonaerense, como Alfredo Atanasof y Osvaldo Mércuri. A esa hora, el gobernador electo se hallaba en La Plata pero se disponía a viajar a Buenos Aires en helicóptero. Preocupado porque la elección porteña le quitara brillo a su triunfo, Solá había armado su bunker en la ciudad. Eso obligó a que los bonaerenses se trasladaran a un escenario menos conocido, al que fueron llegando Federico Scarabino, José María Díaz Bancalari y Ginés González García. El primer torbellino se produjo cuando Chiche apareció acompañada por custodios.
“Este es el triunfo de Solá y el justicialismo”, fue lo primero que dijo. Los televisores alternaban placas sobre Capital y Provincia, donde le adjudicaban al PJ un porcentaje cercano al 50 por ciento. Concentrada y sin gestos de euforia, Chiche estimó que la lista de diputados lograría “un triunfo histórico en la cantidad de legisladores” que ingresaría al Congreso. En ese momento, los duhaldistas hablaban de 23 o 24 diputados electos. “Cuando se fragmentan los partidos chicos, eso termina beneficiando al que va primero”, analizaba Ginés González García ante Página/12. Con el paso de las horas, el índice bajó un poco y se estabilizó en torno del 41 por ciento. Un resultado revelador de la influencia que tendrá Duhalde en el Parlamento (ver página 8).
Media hora después de su arribo, Chiche se fue por una puerta lateral para esperar a Solá en un dormitorio del hotel. Caminó delante de una hilera de televisores que transmitían en vivo todas las cadenas de noticias. En ese momento, Mauricio Macri aceptaba la derrota ante Aníbal Ibarra. El triunfo del jefe de gobierno era tema obligado entre los bonaerenses. Algunos de ellos hablaban de la derrota de Macri como si fuera propia. Por el auditorio se veía al vicepresidente de la Fundación Banco Provincia, Julio Balbi, un “felipista” que se presentó como candidato en la lista de Compromiso para el Cambio. En el salón del Sheraton estaba también Camaño, presidente de la Cámara Baja, quien recibió a Macri en el Congreso por sugerencia de Duhalde.
Solá entró a la bunker acompañado por Giannettasio y Chiche. Era inevitable que surgiera el tema de la lista de diputados, del que se había hablado tanto en la campaña. La consulta partió del cronista de “CQC”:
–Solá, tengo que contarle una mala noticia. Entró Ruckauf.
–No solamente entró Ruckauf. Esperamos que entren 23 diputados nacionales –contestó el gobernador controlando sus gestos.
Después siguió la conferencia de prensa con definiciones sobre la gestión que pretende encarar Solá en el período 2003-2007. Resumió en una idea lo que piensa hacer. “Me voy a sacar el traje de bombero y ponerme el overol”, dijo. Y enseguida prometió que trabajará para convertir a la provincia en la “locomotora del crecimiento” del país. “La apuesta seriade los argentinos es una apuesta al crecimiento económico. Vamos a tirar del mismo carro y en el mismo sentido que el presidente Kirchner y que Duhalde. Nuestra pelea es por la coparticipación primaria, yo no veo provincias que quieran ceder coparticipación”, dijo Solá. En el salón estaba el candidato a diputado Jorge Sarghini, que en caso de ser electo deberá encargarse de una de las peleas que más interesan al duhaldismo: la pelea por ampliar el monto que recibe la provincia por coparticipación.
Con su habitual rapidez para las respuestas, Solá resumió en dos definiciones el perfil propio –autónomo de Kirchner y Duhalde– que busca para sí mismo. “A mí me parece que él tuvo que pelear duro en la campaña electoral. No quiero ser injusto con Aníbal pero yo, en cambio, tuve que pelear en la gobernación cuando me hice cargo”, cuando Página/12 le preguntó por las diferencias entre su triunfo y el de Ibarra. Así reveló las diferencias que tuvo con el jefe de gobierno porteño, a quien nunca apoyó en la campaña. La otra afirmación sugerente se escuchó cuando le preguntaron por el peso que tendría el “duhaldismo” en el Congreso a partir de diciembre. “En la lista de diputados hay reconocidos duhaldistas. Y Duhalde ha puesto al gobernador, que es duhaldista”, dijo Solá de sí mismo, consciente de la dificultad de diferenciarse del ex presidente en su territorio.

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