EL PAíS › OPINIóN

Promesas que asustan

 Por Eduardo Epszteyn *

Prometer “el mayor y más ambicioso plan de infraestructura que se recuerde en la historia de la Argentina” puede sonar un poco pretencioso, pero cuando uno escucha esa declaración en boca de Mauricio Macri no puede sentir otra cosa que no sea indignación y pánico. Como auditor general de la ciudad de Buenos Aires en los últimos tres años –y previamente como legislador– he analizado las obras y contrataciones que ha realizado el gobierno porteño y puedo afirmar que esta última promesa es la más disparatada que le he escuchado hasta el momento. Por un lado enoja, por otro asusta. No quiero para el país el despilfarro de recursos que se lleva adelante en la CABA ni el bajo nivel de inversiones o la hipoteca que este señor nos está dejando a los porteños al llevar el stock de deuda a valores nunca antes alcanzados. Si su gestión pasó de destinar en inversiones el 20 por ciento del presupuesto total en 2008 a un magro 13 por ciento en 2012, o al 16 proyectado para el año que viene, cuesta imaginar cómo piensa superar el record de obras alcanzadas en el país durante la última década. Estos ciclos de disminución de inversiones se agravan si tomamos en cuenta que el nivel de endeudamiento en dólares es más de tres veces del que tenía al comenzar su gestión.

La semana pasada, con un sólido discurso, nuestra Presidenta respaldó las políticas de gobierno nacional y pidió a la oposición que realice propuestas concretas en lugar de promesas vacías. Varias de las afirmaciones de Cristina Fernández estuvieron teledirigidas a la nueva frase tribunera del jefe de Gobierno porteño: impracticable y contradictoria con las políticas que desarrolla en la Ciudad. Analizando los números de Macri en la Ciudad hay una realidad que es inobjetable: la deuda contraída no va a obras, sino que se dirige principalmente a gastos comunes (muchos de ellos a empresas amigas que se dedican al mantenimiento y provisión de servicios), pago de intereses y –cada vez más– a refinanciar vieja deuda. Entonces, ¿cómo piensa el líder del PRO encarar su programa imperial? Según dijo el otro día, con concesiones y asociaciones público-privadas. ¿Estará pensando en concesionar YPF, AySA o Aerolíneas Argentinas a las empresas con las que trabaja en la CABA? Pienso en Dakota y B.R.D., cada una paga un canon de 30 mil pesos por mes por levantar autos mal estacionados, a cambio se quedan con el acarreo y generosos subsidios del gobierno macrista (que actualmente superan los 5 millones de pesos mensuales). Me intriga especialmente conocer a qué empresas amigas planea asociar y bajo qué condiciones.

Los argentinos necesitamos discutir con planes serios. Entre tanto palabrerío sólo podemos fijarnos en los hechos y la experiencia de gestión. Lo que tenemos son promesas mentirosas, como cuando en la campaña de 2007 Macri nos aseguró que iba a construir diez kilómetros de subte por año. En cuanto a la gestión, ésta es una de las peores experiencias económico-financieras en la historia de la Ciudad.

* Auditor general porteño.

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