EL PAíS › HISTORIAS Y TESTIMONIOS DE PERSONAS QUE PARTICIPARON DE LOS FESTEJOS POR EL 25 DE MAYO

“Hay que seguir militando para sostener esto”

Jóvenes, chicos y adultos, solos, en familia u organizados, se sumaron a la celebración en el centro de la ciudad. Disfrutaron del espectáculo y expresaron, cada uno a su manera, su apoyo al kirchnerismo.

 Por Laura Vales

Martín Ruiz Díaz se puso la camiseta de la Selección con el 10 en la espalda para ir al acto con su mujer, Karina. Antes dejaron a los hijos más chicos al cuidado de la abuela, en Temperley. Tomaron un colectivo de línea hasta la estación de Lanús y se subieron al tren hasta Constitución. Por edad –él 45, ella 42–, los dos vivieron todos los gobiernos democráticos desde el ’83 en adelante. “El año pasado llegamos tarde y nos perdimos casi todo. Hoy salimos después de comer, para llegar a tiempo. Es el último 25 de Mayo con Cristina y eso le da una emoción especial”, dijo ella. Aseguraron que en los últimos diez años pudieron progresar en lo económico, “aunque no seamos gente de plata”. “En los ’90 yo no perdí el trabajo, pero vi a familiares y amigos que tuvieron que salir a cartonear”, apuntó Martín.


Con un chaleco de Kolina y una bandera de la agrupación al hombro, a las tres de la tarde María Rearte caminaba por la 9 de Julio. Faltaban cuatro horas para el comienzo del acto, pero en la calle ya se podía ver lo que sería su clima. Un desfile de batucadas, de familias con sus chicos, columnas de organizaciones sociales, de gente envuelta en banderas, avanzaba llenando las veredas, mientras a lo ancho de la avenida, cortada y convertida en un gran playa de estacionamiento, los micros que llegaban del conurbano trataban de encontrar un lugar donde desembarcar. María había bajado de uno. “Vinimos con compañeros de cinco agrupaciones de Merlo, donde nos juntamos para ir a las PASO y ganarle la intendencia a (Raúl) Othacehé”, contó. Agregó que marchaba “porque con este gobierno me sentí contenida, social e ideológicamente: el kirchnerismo llevó adelante muchas de las ideas que yo tenía”. Y que esto fue “no sólo en lo político”, sino en lo personal: a los 63 años, está terminando el secundario.

Se decidió a conseguir el título por un programa del gobierno nacional, el Fines. “Muchos de mis compañeros son gente mayor, como yo, la mayoría mujeres. Veo a muchas haciendo lo mismo que yo, y creo que ahora hay que seguir militando para sostener esto y profundizarlo.”

María viene de una larga militancia política que empezó en la izquierda. Estuvo en el Partido Comunista, después en el Frente Grande, apoyó al gobierno de la Alianza, trabajó con el Frente del Sur y pasó al Frente para la Victoria durante la presidencia de Néstor Kirchner. “Hoy hacemos trabajo en el barrio, por ejemplo con la garrafa social, que es una cosa importante porque en Merlo muchos no tenemos gas natural. Pero lo que más nos preocupa es que gente como Othacehé, que gobierna desde hace 22 años, que es uno de los barones del conurbano, gente conocida por ser muy autoritaria, ahora quiera volver al Frente para la Victoria.” Othacehé fue uno de los intendentes que se fue al Frente Renovador con Sergio Massa, pero está tratando de regresar al FpV.


Eloísa Poggio (32) y Cristian Di Cocco (35) llevaron a la Plaza a su hija Nahiara, de 11 años. “Vinimos a los festejos de otros 25 de Mayo pero solos, ésta es la primera vez que la traemos”, dijo la mamá. “Tuve bastantes dudas, pero finalmente decidimos venir con ella porque queremos que le quede el recuerdo de lo que es una fiesta popular. Aunque sea una vez, que lo vivencie.” La familia, de clase media, vive en Berazategui. Llegaron en su auto. “Estamos con Cristina, por la dignidad que le dio al pueblo: los beneficios para los jubilados, el cambio en la cultura política, la participación de la juventud. Sabemos que hubo fallas, pero es el proyecto que apoyamos”, agregó Eloísa.

Ella es diseñadora gráfica. Su esposo trabaja en una empresa y está estudiando ingeniería informática en la Universidad Arturo Jauretche, de Florencio Varela. Como María Rearte, que retomó el secundario pasados los 60, también él entró a la universidad a una edad poco frecuente. Y en los dos casos, dijeron estar seguros de que “este proyecto de país va a seguir”.


Los intendentes del conurbano movilizaron las columnas más numerosas. “Cuando la patria nos llama tenemos que estar”, dijo, tajante, Hugo Barboza detrás de una pancarta de Fernando Espinoza, intendente de La Matanza y precandidato a gobernador bonaerense por el FpV. “El mejor homenaje que podemos hacer es apoyar la gesta patria apoyando a nuestros dirigentes.” Después se aflojó: contó que trabaja en la municipalidad y es además referente barrial de La Juanita, en Gregorio de Laferrère, el asentamiento que a fines de los ’90 fue protagonista clave de los cortes de ruta piqueteros. Para dar una idea del poder de movilización del distrito de mayor peso electoral del país, Barboza contó que de Laferrere salieron 87 colectivos. “Otros se juntaban en San Justo, Virrey del Pino, Isidro Casanova. Los compañeros vinieron entusiasmados. Algunos están desde el primer día, la tienen muy clara, y otros vinieron porque lo que querían era ver a la Presidenta de cerca.”


Algunas consignas de las remeras y carteles portados por los manifestantes:

“Nada nos va a detener.”

“Hace más ruido un solo hombre gritando que cien mil que estén callados.”

“Bajando un cuadro formaste miles.”

“La patria es el otro.”

“Néstor Kirchner - Irreversible.”

“Tengo mi vida comprometida.”


A pesar de la masividad de la concentración, los bares permanecieron abiertos, con mesas en las veredas, y los artesanos siguieron sentados en Florida tejiendo sus pulseras. Por supuesto, se instalaron puestos de comida en todas las esquinas y los vendedores ambulantes cambiaron su oferta habitual por cotillón K: remeras con la cara de la Presidenta y los dedos en V, vinchas kirchneristas, gorritos celestes y blancos, banderines y hasta almohadones estampados con fotos de Cristina.


Cubiertos de piercings, Lautaro, Maricel, Federico y Luciano esperaron en la esquina de San Martín y Diagonal Norte a que subiera al escenario la Bersuit. De entre quince y veinte años, venían de Marcos Paz. Sólo uno de ellos había estado antes en un festejo del 25 de Mayo. “A mí me cabe el modelo”, aclaró otro de los chicos. Los demás no lo tenían tan claro o no querían hablar. A unos metros, también Lucía y Malena, egresadas del Pellegrini, habían ido por el recital, para escuchar a Agarrate Catalina. Lucía había estado el sábado. “Lo bueno es que se escucha desde cualquier lugar de la Plaza y ayer había además pantallas gigantes y los paseos estaban buenos.” Más definida, Nerina, de 16, en cuarto año del secundario, contó que había viajado con un grupo de compañeros desde Rosario. “Milito pero no en el colegio, que es católico”, dijo, con un bufido. “Pero está bueno dar la discusión en otros espacios”, le apuntaron.


Joaquín Fernández se sumó a la columna de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo. Había gente de diez provincias y de otros tantos municipios del conurbano. La CNCT tuvo durante el fin de semana un puesto en los paseos. “Nosotros estuvimos mucho tiempo más volcados a las cuestiones internas, sin salir a la calle, pero en el último año y medio decidimos tener más presencia, mostrarnos más”, dijo Fernández. Dirigente de la organización, es otro militante que salió de la izquierda; en su caso, del MUP, que nació a fines de los ’90. “Venir al festejo es una forma de reconocer que hoy tenemos trabajo digno, que muchos pudimos hacernos así la casa. Las cooperativas de trabajo somos hijas del kirchnerismo. Si mirás las estadísticas, antes del 2003 prácticamente no existíamos.”

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Imagen: Télam
 
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