EL PAíS › OTRO RECLAMO DESESPERADO POR UN CASO DE SECUESTRO

“Estoy esperando que me llamen de nuevo”

Dos meses cautivo, un dedo mutilado y enviado a la familia y el pedido de un rescate millonario. La esposa de un hombre secuestrado en la zona noroeste del conurbano imploró ayer a los captores que le den una prueba de vida y pidió a la policía que abandone la investigación para negociar con la banda. La mujer explicó que ya realizaron un pago –no precisó cuánto–, pero advirtió que los secuestradores exigen más dinero.
Leopoldo Andrada, que según versiones policiales es el padre de un conocido narcotraficante de la zona noroeste del conurbano, fue secuestrado el 4 de septiembre y en lo que va de su cautiverio le mutilaron un dedo, que enviaron a su familia como mensaje para presionarla a pagar un rescate de 800 mil dólares y armas. “Necesito pedirles a los secuestradores que me den una prueba de vida y después que sepan que nosotros queremos pagar, que se lleven el dinero”, clamó la esposa, Gladys Albarracín.
La mujer pidió además “a quien corresponda que permita que los secuestradores cobren la plata” para que liberen a su marido, de 50 años. La esposa del secuestrado explicó que prácticamente todos los días mantenían contacto con la banda, pero cuando el miércoles se frustró el pago ya no hubo más llamados. Además del pago del rescate, los secuestradores exigían “que saquen a la policía de encima”.
“El dato es que desde el miércoles no tengo noticias, los secuestradores no llamaron más y estoy esperando su comunicación, espero que se haga en cualquier momento”, señaló la esposa de Andrada, quien descartó que el secuestro tenga alguna relación con “una causa judicial por drogas que tuvo hace un tiempo” su hijo.
La esposa del secuestrado hizo público el caso recién ayer, primero en una radio y luego por televisión. De esta forma, el caso de Pablo Belluscio –el joven cautivo durante 43 días al que también le cortaron un dedo y por el que se pagó un rescate millonario– puede haber sentado precedente para, en una situación desesperada, convertir la resolución de los secuestros en hechos mediáticos.
“Estamos muy mal, tenemos 17 nietos que esperan al abuelo todos los días y ya no sabemos más qué decirles”, reconoció Albarracín.
Andrada fue secuestrado en la localidad bonaerense de Boulogne y, tras tensas negociaciones entre los secuestradores y su familia, hace un mes se realizó un pago, pero –según versiones policiales– muy inferior al rescate exigido. En lo que va del cautiverio, el hombre sufrió la mutilación del dedo meñique de la mano derecha, que fue dejado en una bolsa cerca de su casa “para que recibieran el mensaje”, señaló una fuente policial.
“Hemos pagado una vez y ahora nos pidieron que pagáramos de vuelta. Estamos dispuestos a hacerlo, pero necesitamos que reciban el dinero y me devuelvan a mi marido”, agregó la mujer, que aseguró que su situación económica no es muy elevada, aunque pudo conseguir dinero “gracias a mucha gente”.
La pista que siguen los investigadores es que el secuestro está relacionado con una guerra entre bandas de narcotraficantes del conurbano bonaerense. Los pesquisas no descartan que la banda que mantiene cautivo a Leopoldo Andrada sea parte de la misma que tuvo cautiva durante 27 días a la hija de un empresario de la misma zona, Mirta Fernández, liberada tras el pago de 400 mil pesos.
La mujer aseguró tener muchas “expectativas” por la liberación de su esposo, ya que según algunas versiones extraoficiales, los secuestradores de Andrada podrían pertenecer a la misma banda que hace dos días liberó al joven Belluscio tras haber cobrado el rescate y de la que varios integrantes del grupo delictivo fueron detenidos.

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