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El lema es que donde hubo espías, cenizas no quedan

Ante la versión militar chilena de que la incursión en Punta Arenas fue una operación de la contrainteligencia argentina, Página/12 pudo saber que Bielsa y la canciller Soledad Alvear dijeron que uno no sospecha del otro.

 Por Martín Granovsky

Al gobierno argentino no le preocupa el chileno. Y al chileno no le preocupa el argentino. Pero los dos están preocupados por quienes fastidien la relación entre ambos. Según pudo saber Página/12 a través de funcionarios de las dos administraciones, ése fue el contenido del diálogo que mantuvieron por teléfono el canciller Rafael Bielsa y su colega Soledad Alvear.
Bielsa y Alvear hablaron para compartir su inquietud porque el tema del espionaje en el consulado argentino en Punta Arenas crecía, sobre todo en Chile.
El domingo, el diario de ultraderecha El Mercurio citó a presuntas fuentes de Defensa según las cuales cuando el vicecónsul José Basbus encontró a dos agentes de la inteligencia militar chilena filmando papeles en rigor podría haber estado fraguando una operación de contrainteligencia. La tesis es que como Basbus era jefe de un aparato de recopilación de datos en Punta Arenas, el lugar desde donde salen los vuelos a Malvinas, fabricó un incidente porque su propia actividad estaba a punto de ser descubierta.
El Mercurio es el diario más ligado a las Fuerzas Armadas en un país donde sólo dos empresas, la de ese diario y Copesa, ambas con simpatías por Augusto Pinochet, controlan el 90 por ciento del mercado de diarios.
Funcionarios del gobierno argentino dijeron a este diario que la versión del domingo y que Basbus no revista en la Secretaría de Inteligencia del Estado. Tampoco el cónsul titular, Julián Tettamanti. Bielsa transmitió eso mismo a la ministra en su conversación telefónica. Y el sábado a la noche, en Santa Cruz de la Sierra, Néstor Kirchner y Ricardo Lagos dedicaron diez minutos a prometerse que ninguna operación de inteligencia enturbiaría la relación excelente que mantienen desde poco antes del 25 de mayo.
Tanto Kirchner como Bielsa aquí, y allí Lagos, Alvear y la ministra de Defensa, Michelle Bachelet, dijeron en público que esperan una investigación a fondo del incidente. Seguirán diciéndolo, seguramente, pero es difícil que ocurra. Como el espionaje corrió por cuenta de la inteligencia militar, sólo un fiscal castrense está a cargo de instruir la causa. Con lo cual se cumplirá aquella frase de Marx de que la justicia militar es a la justicia lo que música militar a la música. Palabra de Groucho Marx.
Por eso el mayor temor político de ambos gobiernos es la escalada de los dinosaurios. Su diario en Chile, El Mercurio, citó aquellas frases escritas por el jefe de Estado Mayor del Ejército Roberto Bendini sobre una Patagonia yerma que las Fuerzas Armadas deberían defender de la ocupación extranjera. Y citó a un “analista de defensa” que atribuía a Kirchner un acercamiento con Cuba y Venezuela como prueba del “carácter izquierdista de su gobierno”.
Alvear, democristiana, y Bachelet, socialista, son hasta ahora dos de las principales candidatas a suceder a Lagos, que no puede ser reelecto, en la fórmula de la Concertación para las próximas elecciones. Si el incidente crece también ellas quedarán golpeadas.
Chile, además, no cuenta con una SIDE como la argentina. La inteligencia del gobierno está formada por analistas de confianza que carecen de funciones operativas. Esas tareas están a cargo de la inteligencia militar, y no por voluntad civil sino porque Chile aún no llegó a ser una democracia con instituciones de calidad aceptable.
De todos modos, la realidad va aportando nuevos hechos que sepultan los anteriores. Ayer Alvear dedicó el día a pelear con Venezuela por Bolivia (ver página 19). Y Bielsa se concentró en aclaraciones. Subsanó una torpeza argentina en Bolivia –Kirchner se entrevistó con el jefe de la oposición, Evo Morales, y no con el presidente, Carlos Mesa, aunque no tiene intención de erosionar al segundo– al aclarar que la Argentina no quitó su apoyo a Mesa. También criticó al presidente Jorge Batlle, enojado porque Kir-
chner había dicho que ya el frenteamplista Tabaré Vázquez investigará el paradero de los restos de la nuera de Juan Gelman. “Es igualmente duro haber pronosticado que Carlos Menem iba a ser el próximo presidente argentino”, dijo Bielsa. “El que a hierro mata, a hierro muere.”

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Rafael Bielsa y Soledad Alvear, cancilleres de la Argentina y Chile sin ganas de pelear.
 
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