EL PAíS › LA JUSTICIA NEGO EL ABORTO A UNA NENA
DE 14 AÑOS VIOLADA POR EL PADRASTRO

Un calvario sin fin

La madre reclamó en los tribunales de Bahía Blanca que autorizaran a su hija a realizarse un aborto. El Comité de Bioética del hospital local y la defensora general apoyaron el pedido alegando que la chica fue víctima de una violación y que el nacimiento pondrá en peligro su vida. Pericias psicológicas demostraron que la menor evidencia “una idea recurrente de muerte”. Sin embargo, el juez rechazó la solicitud. La polémica por el caso y el drama en la Argentina del abuso sexual y el aborto en adolescentes.

 Por Carlos Rodríguez

Un pueblito rural ubicado a 15 minutos de la ciudad de Bahía Blanca es el escenario del drama de una niña de 14 años, cuyo nombre se mantiene en reserva, que carga con el peso de un embarazo no buscado, ni deseado, luego de haber sido violada por su padrastro. A mediados de noviembre pasado, cuando la chica estaba en el tercer mes de gestación, su madre se presentó ante la Defensoría General de Bahía Blanca, a cargo de María Graciela Cortázar, para solicitar autorización judicial para que su hija pudiera someterse a un aborto. “Está muy deprimida, dice que si la obligan a tener ese hijo se va a matar”, suplicó la madre ante la defensora oficial, quien a los pocos días presentó un recurso de amparo ante la Justicia correccional para que accediera al pedido de realizar un “aborto impune”, sin condena penal, alegando que la menor había sido víctima de una violación y que el nacimiento ponía en peligro la vida de la madre. Aunque el requerimiento contó con la aprobación del Comité de Bioética del Hospital Penna de Bahía Blanca y de la Asesoría de Menores, el juez rechazó la solicitud. Cuando estuvo frente al juez, la niña se arrodilló ante él para rogarle que aprobara la interrupción de su embarazo. Ahora, tanto la madre como la defensora oficial, temen por la situación de la nena a la que le robaron su mundo de muñecas.
“Como el Código Penal establece que el aborto es un delito, lo que hicimos fue argumentar que dado el cuadro que presenta la menor, en este caso se trataba de la última posibilidad para evitar el peligro que corría la vida de la joven”, explicó a Página/12 la defensora María Graciela Cortázar. La funcionaria dijo que la chica “fue violada por un hombre con el que vivía y que si bien fue quien la reconoció al nacer como hija propia, no es su padre biológico sino su padrastro”. La joven vive en un pequeño pueblo rural, en compañía de su madre y de siete hermanos menores. El hombre desapareció de la escena familiar luego de cometer el abuso de una menor que estaba bajo su guarda.
La noticia fue dada a conocer en Bahía Blanca por el periodista local Luis Alberto Cano, en su página Web “Frente a Cano”, y en el programa radial que lleva el mismo nombre. Este diario intentó comunicarse en varias ocasiones con las autoridades del Hospital Interzonal Penna y con el juez José Luis Ares, que intervino en el caso, pero en ningún momento accedieron a una entrevista para aclarar la posición asumida por ellos. La única que accedió a informar sobre el caso, que ella misma patrocinó en representación de la menor, fue la doctora Cortázar.
“La mamá vino a vernos muy preocupada porque su hija estaba pasando por un cuadro depresivo profundo que la llevaba a negarse a concurrir a los controles del embarazo y a manifestar en repetidas oportunidades su intención de suicidarse”. La chica repetía, en forma constante, que lo que lleva en su vientre “no es su hijo” y que si la obligan a tenerlo “se iba a matar”. Más allá de las expresiones, sus actitudes concretas coincidían con sus dichos: se negaba a ingerir alimentos y los informes psicológicos que se le realizaron señalaron con absoluta certeza que evidenciaba “una idea recurrente de muerte y autodestrucción”. Todo fue corroborado por estudios ambientales e informes psicológicos independientes.
La doctora Cortázar precisó que hubo un primer intento de plantear el caso directamente a las autoridades del Hospital Interzonal Doctor José Penna, que dieron intervención al Comité de Bioética. “Los miembros del Comité recomendaron hacer la práctica médica al evaluar la situación de la joven y el asesor de menores también se manifestó en igual sentido”. Sin embargo, el hospital, cuyo director es el doctor Alberto Taranto, “dijo que no quería asumir esa responsabilidad sin la autorización previa de un juez, aunque también se contaba con la aprobación del representante legal de la joven y del niño por nacer”. Todos interpretaron que “en el juego de valores, el valor predominante era el de la menor madre”. La causa fue presentada ante el juzgado en lo Correccional a cargo del doctor José Luis Ares. “El juez reconoció que la situación de la joven era muy complicada y dio por sentado que era cierto el temor de que pudiera correr un peligro grave en caso de continuar con el embarazo”. Sin embargo, a pesar de esa apreciación, “rechazó el pedido alegando que él no tenía intenciones de sumar una víctima, el niño por nacer, a otra víctima, la madre en conflicto”.
El juez determinó que es cierta “la afectación que sufre la menor” y reconoció que existe “la posibilidad de un riesgo”, pero su conclusión fue que “el aborto no es el único medio para solucionar” el conflicto. En consecuencia, tomó la decisión de “ordenar al juzgado de menores que interviene (a cargo del doctor Guillermo García Pereyra) que se haga responsable del control y la asistencia psicológica y psiquiátrica de la menor”. La doctora Cortázar se manifestó “muy preocupada” por la situación de la nena embarazada. “Es una chica de 14 años, pero no hablo de 14 años de una chica de la ciudad, hablo de una chica que vive en un medio rural. Mental y físicamente es una nena de 11 años que está viviendo una situación para la cual no está preparada”.
El hecho de vivir en un pueblo pequeño incorpora algunos elementos que agravan el drama. Todos los habitantes tienen conocimiento de la triste historia familiar y hasta los hermanos menores de la adolescente ahora le reprochan, desde su inocencia, que haya sido la “culpable” de que el padre –lo es en el caso de los niños más chicos– se haya tenido que ir de la casa familiar a partir de una situación dolorosa de la que ellos sólo conocen las consecuencias más primarias.
La Defensoría resolvió no apelar la decisión del juez Ares, teniendo en cuenta que la jovencita está ahora entre el cuarto y el quinto mes de embarazo. Con los plazos que se toma la Justicia para resolver casos como el presente “aunque se tomara una decisión favorable al pedido, ya sería tarde”. Por otro lado, Cortázar aseguró que no quiere “generar nuevas expectativas en la menor, como había ocurrido a partir de nuestra intervención, y después ponerla ante la situación de un posible nuevo fracaso”. Según Cortázar, para la niña sería “muy costoso, muy doloroso, porque ella tenía muchas expectativas en la resolución que tomarían los adultos y ahora está desolada”. Desde que supo de su embarazo, la menor dejó de concurrir a la escuela secundaria y se refugió en su casa.
“Ella tiene una candidez y una ingenuidad totales; hasta su desarrollo físico no coincide con la edad que tiene, parece que fuera todavía más chica”. La doctora Cortázar recuerda, como en un mal sueño, la carita de la niña madre cuando se sentó frente al juez Ares y le dijo: “Yo le pido por favor que me ayude porque de lo contrario no voy a vivir. Ustedes que son grandes, tienen que ayudarme”. Al hacer su pedido, la nena se puso de rodillas ante el juez. Al margen del embarazo, la situación económica de la familia de la menor es por demás precaria, al punto que la Defensoría tuvo que pagarles el pasaje, a la madre y a la joven, cada vez que se movilizaron hasta Bahía Blanca. “Ella pensaba que nosotras la íbamos a poder ayudar”, sigue lamentándose la defensora oficial.

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El juez en lo Correccional de Bahía Blanca José Luis Ares.
 
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