EL PAíS › CACEROLEROS MOVILIZADOS POR EL ANIVERSARIO DEL GOLPE MILITAR

Para reconquistar la democracia

En toda la Ciudad de Buenos Aires, en el Conurbano y en las distintas provincias se repetirán recitales, escraches, festivales y actos para rememorar los 26 años del comienzo de la última dictadura. El papel de las asambleas barriales.

Por Irina Hauser y Laura Vales

–Yo no quiero que mi hijo sea un desaparecido en vida, por eso les pido por favor que salgamos a la calle, entremos en acción, hagamos cosas, no sólo asistencialismo –estalló Tita, una comerciante de Palermo, en un intento por sacudir el clima de a ratos aletargado de la asamblea barrial.
–No les tengamos miedo a estos representantes de la represión, hay que luchar, la democracia la conquistamos con sacrificio –dijo Juan, un hombre de barba entrecana, de la mano de sus cuatro hijos, en la reunión de vecinos de Rivadavia y Castro Barros.
Con unas u otras palabras, de una u otra manera, la huella de la dictadura militar aparece cada semana en los debates de las asambleas de vecinos. Los 26 años del golpe cobran un significado especial entre los caceroleros producto, en gran medida, de la masacre del 20 de diciembre. Los autoconvocados llaman a ejercer “la memoria y la resistencia” y hoy llenarán los barrios de Capital Federal y del conurbano de festivales y actividades dedicadas a eso.
Habrá música por todas partes, talleres de reflexión, asambleas para chicos, choripanes, colectas de ropa y útiles, algunos vecinos venderán comida, ropa, servicios, artesanías, habrá proyección de películas, muestras fotográficas. Los vecinos de San Telmo restaurarán la plaza Rodolfo Walsh y colocarán placas recordatorias de los 32 desaparecidos del barrio hechas por ellos mismos. Los autoconvocados de Boedo y San Cristóbal harán un recorrido por las casas de víctimas de la dictadura de la zona y cambiarán por nombres de desaparecidos los de aquellas calles que llevan los de militares. Son sólo algunos ejemplos (ver agenda aparte).
Las consignas de las convocatorias son múltiples y se conectan. “Por nuestros muertos de hoy y los desaparecidos de ayer”. “Cárcel a los golpistas, los entreguistas, los corruptos, los hambreadores”. “Recuperemos la calle”. “Por la salud, la educación y el trabajo”.
“El 19 y el 20 de diciembre resignificaron este 24 de marzo”, reflexiona Mónica Di Leo, una mujer alta, de rulos largos y rubios, que participa de la Multisectorial Vecinos de San Cristóbal. “Haber salido a la calle desafiando al estado de sitio, en un país con 30 mil desaparecidos, fue un triunfo de la memoria contra el miedo”, celebra.
Las asambleas ni dudaron en armar actividades especiales para este nuevo aniversario del golpe militar. Es más, en casi todos los rincones de la ciudad fue considerado un tema prioritario, hasta natural, que requería reservar energías especiales. El ánimo reinante podría resumirse así: muchos vecinos ven en el inicio de aquella dictadura el germen de la crisis actual, sienten –aunque no siempre lo explicitan– el fantasma de que aquello o algo similar se repita, aunque a veces les parece estar viviendo atravesados por una suerte de genocidio permanente. Además de todo lo que harán hoy, los caceroleros organizados tendrán un papel protagónico en la marcha de mañana. No sesionará la asamblea interbarrial de todos los domingos, pero convergerán a las 18 en el Congreso.
“Este 24 es distinto porque va a ir gente que en otro momento no se sentía integrada. Muchas personas creían que era una marcha para aquellos que habían militado o tenían a alguien cercano desaparecido, no todos la sentían como algo propio”, señala Gladys, que participa de las reuniones de caceroleros de San Telmo. A partir de las asambleas ahora existe en muchos una postura distinta. Hay una lectura compartida de que la situación actual es consecuencia de un proceso que se inició con el golpe. Se escucha gente en las reuniones decir que nunca fue a una marcha, pero que ahora quieren hacerlo”, relata.
Eduardo, un chico de 26 años que fabrica sacabocados para artes gráficas, quedó muy impactado al oír las historias de vida de algunos de sus compañeros de la asamblea de Flores Sur que son ex detenidos desaparecidos. “Quiero recordar el golpe, pero también siento necesidad dehomenajear a las víctimas de diciembre, poner su muerte sobre el tapete”, dice. “Hay un cierto temor ahora a que la historia se repita, pero no se habla tanto de eso directamente. Nuestra asamblea plantea la participación como una forma de impedir que eso ocurra, como un mensaje permanente en ese sentido”, agrega, Santiago, de 49 años, un cacerolero de Corrientes y Juan B. Justo que presta servicios para refacciones de edificios.
En estos días, un “grupo de resistencia” que surgió de la asamblea de Colegiales, escribió –con motivo del 24– un manifiesto dirigido al mundo que ya circula por la web y leen en otros barrios. “Manifiesto contra la fe del mercado Global”, se llama. “Vecinos del mundo, el poder que aún hoy saquea nuestro país, es el mismo que financió en la década del ‘70 el sistemático extermino de una generación de argentinos (...) La solidaridad que nos expresan es fundamental y quizá sea vuestra arma más potente cuando os toque el turno.”

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Las asambleas populares incorporaron entre sus reivindicaciones el repudio a la represión ilegal.
 
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