EL PAíS › EL JEFE DE GABINETE, EN EL SENADO

El sí de Alberto

 Por Eduardo Tagliaferro

Primero fue que sí. Luego que no. Y finalmente que sí. Después de varias idas y vueltas y de un consejo oportuno, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, accedió a presentarse en el Senado para informar sobre las negociaciones de la deuda externa. El tema será excluyente. Luego del informe, en un mecanismo inusual, el ministro responderá preguntas de los senadores.
De no cambiar nuevamente de opinión, la presencia de Fernández en la Cámara baja será la primera que realiza un jefe de Gabinete en mucho tiempo. En la mañana de ayer en las acostumbradas reuniones de labor parlamentaria en las que los titulares de los bloques definen los temas pendientes, el rionegrino Miguel Angel Pichetto, a la sazón titular de la bancada oficialista, informó a sus pares que Fernández no se presentaría en el recinto.
“El 90 por ciento de la población está informada sobre las negociaciones de la deuda y apoya las gestiones de este gobierno”, afirmó Pichetto intentando desestimar de plano el persistente enojo de los radicales. Precisamente el jefe de bloque de la UCR, el misionero Mario Losada, había sostenido que en caso que Fernández no se aviniera a presentarse en el recinto, su bancada no bajaría a ninguna otra sesión parlamentaria. La movida tenía su riesgo, pero nadie podía dudar de que era fuerte.
A esa altura, entre los hombres del oficialismo se comentaba que la negativa de Fernández tenía entre sus razones la manera como había sido presentado mediáticamente su comparencia en el Senado. El ministro se había molestado por alguna que otra mención a una virtual interpelación.
El mecanismo constitucional que contempla los informes bimestrales del jefe de Gabinete está reglado de manera tal que difícilmente se produzcan sorpresas. Antes de sentarse frente a los legisladores, el ministro suele entregar voluminosas carpetas con estudiadas respuestas de las principales áreas de gobierno. Las pocas intervenciones orales que se realizan luego de su habitualmente tediosa disertación no se apartan de los temas prefijados. Nada de esto sucederá hoy. Aunque al ministro le resulte chocante, la modalidad de su paso por el Senado tiene todas las características de una interpelación. Claro que mediante cualquier ejercicio eufemístico se le puede encontrar cualquier otra palabra menos efectista o impactante.
Por la mañana las definiciones de Hilda “Chiche” Duhalde habían quedado rebotando en los oídos de varios duhaldistas. En algunas radios, la esposa del caudillo bonaerense había reclamado “un funcionamiento autónomo del Congreso”. Luego de la negativa de Pichetto, fue la bonaerense Mabel Müller quien se apresuró de notificar del cambio de postura de Fernández. Primero llamó a Losada y le comentó las novedades. Luego, al porteño Rodolfo Terragno. En ambos casos transmitió la palabra oficial dejando en falsa escuadra a Pichetto. Por cierto que el oficialismo cuenta con números holgados para no correr riesgos en ninguna sesión. Nadie discute que, a pesar de no salir en las primeras planas, la interna del PJ tiene su ruido. Con pronóstico a seguir creciendo. Es probable que los momentos más complicados para Fernández provengan de su propia bancada peronista.

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