EL PAíS

Los piqueteros, la violencia y las víctimas

Desde algunos sectores de la derecha y de sus medios de comunicación, se intenta exponer una situación cuanto menos curiosa: que los piqueteros, que hasta ahora han sido las víctimas de la represión y las balas, son los culpables de una supuesta violencia in crescendo. Aquí las opiniones de cuatro intelectuales que reflexionan al respecto.

LUIS ALBERTO QUEVEDO*
“Temas que no les competen”

Hay que resaltar dos cuestiones. Se está adjudicando a los piqueteros una serie de temas que pasan en la sociedad que no les competen para nada. Por ejemplo, la violencia policial. Lo que ocurrió en los últimos días tiene que ver con abusos policiales en los que la sociedad está reaccionando distinto a como lo hacía hace algunos años, se está haciendo cargo de desplazar a jefes policiales o cosas por el estilo frente a la impunidad e inacción de las autoridades. Casos como el de Isidro Casanova o Tres Arroyos, y el del asesinato del piquetero en La Boca, donde se movilizó el barrio frente a una comisaría que apañó al delincuente. Estos hechos no se los puede atribuir al movimiento piquetero, hay una lógica en la sociedad toda que en cada caso asume actuar. En segundo lugar, la violencia piquetera que está hoy en cuestión tiene que ver en realidad con algunos sectores que se han endurecido frente al Gobierno, como los que toman McDonald’s. Pero hay que pensar que el movimiento piquetero lleva 10 años que reflejan la imposibilidad de Argentina para dar solución a temas sociales. Ellos hacen muchas cosas no violentas y poco escuchadas por la sociedad. También hay sectores que ejercen algún grado de violencia pero, a la vez, desarrollan organización barrial, emprendimientos comunitarios que la sociedad tiene dificultad para ver. Entonces, aun admitiendo la violencia de ciertos sectores, hay que verlos integralmente para contenerlos. Ellos se cayeron del mapa, están excluidos y la sociedad argentina debería responder. Esa visualización de la violencia debería ver también la solidaridad y los modos de organización que sostienen algo que la sociedad no puede: amplios sectores marginados. El movimiento piquetero da respuesta a esto, por eso hay que mirarlo en conjunto. * Secretario académico de Flacso.


NORBERTO GALASSO*.
“Evidente ofensiva”

En los últimos tiempos hay una evidente ofensiva de la derecha, de los sectores más reaccionarios, en programas como el de Grondona o como el diario La Nación. El domingo me llamó la atención cómo deformaron la noticia cuando titularon que había “conmoción por el copamiento de una comisaría”, y como noticia de segunda importancia daban el asesinato del militante piquetero. Le estaban imputando hegemonismo al Gobierno y ahora ciertos personajes echan leña al fuego y le dicen que “hay que ser cruel para ser piadoso después”, para hacer un concreto llamado a la represión. Esta gente teme por algunos aspectos del Gobierno en derechos humanos y en cuanto a la democratización de la Justicia. Desde el Cordobazo, los grupos dominantes tienen un trauma que es el temor al protagonismo de las clases populares, y ahora temen que con este gobierno pase algo así. Por eso el Gobierno debería jugarse y aumentar los salarios y jubilaciones para una real reactivación, sería acertado para obtener un consenso social fuerte de los sectores marginados, y sería una forma de quitar excusas a toda aventura de la derecha. Porque ellos ahora cabalgan sobre la tardanza del Gobierno en tomar esas medidas. Hay tácticas equivocadas, como la del grupo que tomó el Ministerio de Defensa, pero en el fondo están justificadas porque no se puede mantener por tanto tiempo a tanta gente marginada. Hay que tomar medidas económicas aun a riesgo de un proceso inflacionario, que también se podría contener con un respaldo popular, y eso disminuiría la protesta piquetera e incluso otras formas de violencia que se están dando. Pareciera que algunos sectores del gabinete estuvieran de acuerdo con la mano fuerte, esperemos que prevaleza el criterio de no represión, y llevar la correcta política en derechos humanos a la economía, jugarse a fondo. Nada es más peligroso que los procesos a medias, porque estos sectores se están moviendo. Ahora no sólo es Escudé, a Carrió y a Terragno, al progresismo de la democracia formal, les molesta que les corten las calles.
* Ensayista político.


ATILIO BORON*.
“Piqueteros satanizados”

Hay una escalada de violencia pero contra los piqueteros y contra los sectores populares, ése es el verdadero diagnóstico. El viernes hubo un muerto, y en cualquier país se hubiera hablado de asesinato político. Los piqueteros han pasado a ser satanizados por la derecha en la Argentina, procurando que el Gobierno aplique represión. Hay chicos que mueren en las discos a manos de patovicas y efectivos de seguridad privada, hay más casos de gatillo fácil. Es decir, se ve lo contrario, a la satanización de los piqueteros sigue la mano dura muy fuerte. Es una operación muy ladina de parte de la derecha que hace aparecer como si esa violencia proviniera del campo popular cuando es a la inversa y los hechos son evidentes. Este operativo que genera un clima de violencia es funcional a los intereses de los sectores económicos dominantes, que no admiten las tibias muestras de reformismo que aparecen en el Gobierno. Con sólo decirles que se van a repensar algunas cosas ya se ponen nerviosos. Esto refuerza una vieja tesis mía sobre el carácter feroz y despótico de la derecha. No hace falta la amenaza de una revolución, que no la hay, para que se desencadene una especie de “progrom” contra los pobres, un genocidio planificado en el que primero deshumanizan al enemigo piquetero, como si fuese una bestia que carece de humanidad, tal como hicieron con los desaparecidos. En la operación de prensa esa gente no es gente, tal como para los conquistadores los indios no eran gente. El paso siguiente es matarlos a mansalva, lo cual ya está empezando a pasar. Y hay una actitud titubeante del Gobierno que debe salir claramente a contrarrestar a la derecha, porque esta operación también es contra el Gobierno y parece que no se han dado cuenta.
* Sociólogo.


BEATRIZ SARLO *.
¿Una política para pobres?

Durante años, la gente de izquierda nos resistimos con tenacidad digna de mejor causa a tomar en serio la cuestión de la seguridad. Después de la dictadura, era muy difícil pensar en algo que incluyera a la policía. Pero pasó el tiempo y el problema, como se dice ahora, nos explotó en la cara. Convertido Blumberg en interlocutor de Kirchner, debemos hacer autocrítica en este tema.
Simplemente me gustaría que no pasara lo mismo con la violencia político-social. Es una equivalencia sensiblera, fácil y que no ayuda a pensar sino que lo impide afirmar que el hambre es violencia y que la falta de trabajo es violencia. El hambre y la falta de trabajo son condiciones atroces, inaceptables, pero no son violencia de la misma índole que la represión con cárcel, tortura y muerte. Los que condenamos la teoría de los dos demonios deberíamos estar más atentos a no suscribir una teoría simétrica en ningún otro caso.
El pensamiento de izquierda y el progresismo tienen la experiencia suficiente para saber que no se puede entrar a un edificio militar o policial por la fuerza, que eso se llama provocación y que, en la tradición de izquierda, las provocaciones fueron siempre atribuidas, con razón o sin ella, a la policía o a los servicios. Tenemos la experiencia para saber que en la toma de una comisaría se arriesgan, en primer lugar, las vidas de los compañeros movilizados. Por eso debería ser posible criticar abiertamente la toma de una comisaría, sobre todo porque fue encabezada no por un inexperto dirigente de base, movido por la indignación, sino por el interlocutor del presidente Kirchner dentro del movimiento piquetero, con pase libre en Balcarce 50, un hombre con muchos años de política y de participación en instituciones legislativas. Si ese hombre no pudo impedir la toma, es porque no responde al perfil de un dirigente de masas; no pudo impedir la toma no tanto por fidelidad a sus representados sino por seguidismo, impotencia o falta de inteligencia política.
¿Cuál es el mensaje? Al parecer, aprendimos poco. La gente, que el movimiento piquetero representa y que, sin duda, necesita esa representación, tiene derecho a hombres que no actúen como si las cosas se hicieran con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes. Tiene derecho a una política de primera categoría y no, también en este rubro, a una política para pobres.
* Ensayista.

Compartir: 

Twitter

 
EL PAíS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.