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El embajador y Baseotto en una carrera por llegar al nuevo Papa

El embajador en el Vaticano, Carlos Custer, se reunió ayer con el Papa y le transmitió la “voluntad de fortalecer las relaciones” del Presidente. Un día antes estuvo Baseotto.

Néstor Kirchner le transmitió ayer a Benedicto XVI la “firme voluntad de fortalecer las relaciones” con el Vaticano. El Presidente hizo llegar su mensaje a través de Carlos Custer, durante un encuentro que el embajador argentino y el resto de los diplomáticos acreditados en la Santa Sede mantuvieron con el Papa. Todo ocurrió un día después de que el vicario castrense Antonio Baseotto se fotografiara junto al Pontífice en el besamanos.
El mensaje que trasladó Custer es una muestra de buena disposición del gobierno argentino hacia las nuevas autoridades del Vaticano, además de un gesto a favor de la continuidad de las relaciones que en los últimos meses se han vuelto precarias. “Hubo un saludo individual en el que, con mucha calidez, le pude llevar en nombre del pueblo y del gobierno argentino el deseo del mejor pontificado”, destacó Custer.
El embajador contó que el Papa le transmitió en español “un saludo cordial a todo el pueblo argentino y su Gobierno”, en palabras que “realmente no parecían de compromiso”. Según un comunicado de prensa posterior, Custer “le expresó los mejores deseos del pueblo y del Gobierno de su país para que su pontificado sea exitoso en la búsqueda de la paz, la justicia y la fraternidad entre los pueblos”.
Durante su exposición ante los embajadores, Benedicto XVI reiteró “el compromiso de la Santa Sede con el valor de la paz” y destacó que “la paz se construye a través del diálogo, camino que permite superar todo tipo de conflictos”, además de señalar el compromiso de la Iglesia Católica “en proclamar y en defender los derechos humanos fundamentales”, e hizo un llamado para que sean reconocidos a todas las personas los derechos a la vida, a la alimentación, a una vivienda, al trabajo, a la salud, a la protección de la familia y al desarrollo social.
Ultimamente las relaciones del gobierno argentino con la Iglesia se habían vuelo extremadamente formales. Sobre todo tras la sugerencia de Baseotto, apelando a un pasaje bíblico, de atarle una piedra al cuello a Ginés González García y tirarlo al mar. El ministro de Salud se había ganado el encono de la Iglesia al considerar, a título personal y en un reportaje con este diario, la necesidad de despenalizar el aborto, además de insistir con una campaña de reparto de preservativos para prevenir el contagio de sida.
Kirchner no toleró los dichos de Baseotto, que evocaron los “vuelos de la muerte” de la dictadura, y le quitó los haberes que percibía, equivalentes a los de un secretario de Estado. Claro que además pidió a Juan Pablo II, el predecesor de Benedicto XVI, que lo eche.
El Vaticano rechazó ese pedido oficial y ahora el gobierno argentino espera que el entredicho se salde vía diplomática y que, por razones de edad, se pueda justificar un paso al costado del vicario castrense. En medio de ese tironeo, algunos sectores buscaron profundizar la crisis transformando la ausencia del Presidente en los funerales de Juan Pablo II en una cuestión de Estado. Precisamente esos sectores se preocuparon en hacer trascender el encuentro de Baseotto con el nuevo Papa.
Un secretario de Estado consultado por Página/12 minimizó la presencia del vicario, el día anterior, en la audiencia pública que brinda el Santo Padre todos los miércoles. Tras esa audiencia, Baseotto participó del tradicional besamanos. “Fue uno más entre numerosos obispos, y eso no convierte el encuentro en un aval para Baseotto. El que busca darle más entidad de que la tuvo es Caselli”, sentenció ante este diario el funcionario, aludiendo al embajador de Carlos Menem ante la Santa Sede, Esteban “Cacho” Caselli, amigo de Baseotto y uno de sus padrinos políticos.
Fuentes cercanas al obispo castrense precisaron que el Papa lo “alentó en su tarea pastoral y le pidió que siga trabajando en la defensa de la vida”. Durante el breve encuentro, Baseotto le obsequió al Papa el libro Jardín Cerrado: la Virgen en la Escritura y los Santos Padres, de Carlos Biestro. Para el Gobierno, no hay razón para preocuparse.

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Antes de reunirse con el embajador Custer, el Papa recibió un libro de manos de Baseotto.
 
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