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El embajador que no fue, volvió

Es el ministro de Economía Popular de Venezuela, que estuvo en el país para firmar acuerdos con Alicia Kirchner.

 Por Martín Piqué

Su caso es un ejemplo de las revanchas que da la vida. También de los cambios políticos. Hace tres años, el venezolano Elías Jaua fue propuesto como embajador en la Argentina. Sociólogo con un master en Ciencias Políticas, militante de izquierda, Jaua acompañaba a Hugo Chávez desde hacía unos cuantos años. En abril de 2002, el entonces canciller Carlos Ruckauf le rechazó el placet con el argumento de que buscaba exportar “la revolución bolivariana”. Jaua se volvió a su país. Ocupó cargos importantes. La semana pasada regresó a Buenos Aires como ministro de Economía Popular, una cartera que tiene a su cargo los planes sociales y de fomento de cooperativas. Durante su estadía, se reunió con la ministra Alicia Kirchner y le ofreció financiamiento para las cooperativas argentinas. También comentó la experiencia venezolana, que tiene diferencias sustanciales con la política social de aquí. Pero lo que más sorprendió fue su reivindicación de un socialismo de un nuevo tipo: “Tenemos que democratizar las relaciones de producción”, argumentó.
Descendiente de libaneses, Jaua tuvo una larga trayectoria en la izquierda venezolana. Militó en la Unión de Jóvenes Revolucionarios (UJR), una agrupación estudiantil vinculada al partido Bandera Roja, que hoy está enfrentado con el chavismo. Fue presidente del centro de estudiantes de Sociología, donde lo llamaban Ojitos. Luego rompió y se sumó al MBR 2000, la incipiente organización que apoyaba a Chávez. Desde aquel momento se convirtió en uno de los hombres de más confianza del actual presidente, a pesar de su juventud. En los últimos años encabezó el ministerio para la Secretaría de la Presidencia, un cargo similar al que Oscar Parrilli ostenta en la Casa Rosada, y presidió el Fondo Intergubernamental para la Descentralización (FIDES), el ente estatal que financia a los organismos locales que hacen posible la participación en cada barrio.
El discurso de Jaua sorprende a sus interlocutores. Habla de socialismo, cuestiona el “populismo de las décadas del ’60 y ’70” porque no fomentaba la participación y el protagonismo (la versión venezolana del Estado de Bienestar se produjo mucho más tarde que en la Argentina). Cuando habla de “populismo”, no se muestra sorprendido por el debate que instaló el ministro de Economía, Roberto Lavagna. El tema le resulta cercano. “El neoliberalismo todavía está presente desde un punto de vista ideológico. Pero no nos preocupan las críticas. Son interesadas. Lo que no quieren es que incluyamos a los que quedaron afuera y que no socialicemos las ganancias del petróleo.”
Con apenas 35 años, Jaua es uno de los cuadros más sólidos del gobierno venezolano. Así lo reconoce la revista Tal Cual, uno de los medios más inteligentes de la oposición, en la que no abundan los discursos complejos. Además de sus cargos institucionales, Jaua ha sido también “director de ideología” del Movimiento Quinta República, el principal partido de la coalición que apoya a Chávez. Aunque suena exótico para la política argentina, ese título implica una notoria ascendencia sobre el discurso y la formación de los miembros del chavismo. Con esos antecedentes, no extraña que Jaua hable de socialismo. El propio Chávez, de gira por China, dijo que Venezuela marcha a “un socialismo del nuevo siglo” y que con el capitalismo nunca habrá democracia verdadera.
“A lo largo de estos seis años, el desarrollo de esta revolución ha desembocado en un cambio de la calidad de vida de la gente. La revolución es bolivariana y por ser bolivariana es socialista”, coincide Jaua.
–¿Qué quiere decir con socialista? ¿Que van a avanzar hacia medidas de estatización, de expropiación de los medios de producción?
–No. Cuando hablamos de socialismo no hablamos de lo que se vio en el socialismo realmente existente, como un capitalismo de Estado. Queremos democratizar los medios de producción. Que no estén únicamente en manos de las corporaciones y las trasnacionales. Por eso queremos impulsar la asociación cooperativa, crear cooperativas de los trabajadores, que en algunos casos cogestionan con el Estado y el sector privado y en otros hacen autogestión. No queremos que sea sólo la iniciativa privada la que motorice el desarrollo, sino que sean, fundamentalmente, formas cooperativas las que tengan el protagonismo principal.
El miércoles pasado, Jaua explicó cómo ese discurso se traslada a la experiencia de gobierno. Habló con Alicia Kirchner y en el anexo del Congreso, donde fue invitado por el director de Asistencia Comunitaria y coordinador de Barrios de Pie, Jorge Ceballos. Allí contó la experiencia del plan social para desocupados de Venezuela, que tiene el insólito nombre de “Vuelvas Caras”, en honor a una táctica que usaba Bolívar para engañar a los españoles. Ese plan incorporó a 300 mil desocupados y privilegió su asociación en cooperativas autogestionadas por sobre su ingreso como asalariados al mercado privado. “Las cooperativas no tienen que ver con lo pequeño necesariamente, con los microemprendimientos. Queremos una economía con valores distintos y la impulsamos desde el Estado.”

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Elías Jaua, ministro de Economía Popular de Venezuela.
 
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