EL PAíS › CRECE LA PELEA EN LA CGT POR EL CONSEJO DEL SALARIO

Moyano va, pero no Rueda

El conflicto entre los “gordos” de la CGT y Moyano sumó otro capítulo porque Susana Rueda, que representa a los “gordos”, no tiene lugar en el Consejo del Salario que acaba de ser convocado

 Por Diego Schurman

Sin proponérselo, el Gobierno terminó metiendo cuña en la interna sindical. A los ojos de cualquier mortal, la reciente convocatoria al Consejo del Salario debería ser tomada por la CGT como una excelente noticia, ya que de allí saldrá un nuevo aumento para los trabajadores. Pero como de ese ámbito de discusión participará Hugo Moyano y, en cambio, quedará excluida Susana Rueda, la crisis gremial amenaza con profundizarse.
Vale la pena un repaso: la CGT tiene en la actualidad una conducción tripartita. Además de Rueda y Moyano la integra José Luis Lingeri.
Sin embargo, de ellos tres sólo la mujer no ocupará ninguna de las 12 sillas que el Consejo del Salario les reserva a los sindicalistas.
El año pasado, en la primera reunión de ese ámbito de discusión, del que también participan el Gobierno y los empresarios, Rueda acusó recibo de su exclusión –dispuesta por la mayoría moyanista– y amenazó con fracturar la CGT. Fueron los propios “gordos” que ella representa los que la contuvieron.
“En la central obrera no hay debate político interno, no hay estrategias de conjunto. Lo que hay son permanentes intentos de imposición, y nosotros buscamos la democratización de la central”, señaló Rueda.
–¿Su queja incluye quedar afuera, como ocurrió el año pasado, del Consejo del Salario? –preguntó este diario
–Es importante que el Gobierno lo haya convocado porque es un reclamo que hacemos desde marzo, cuando pedimos una audiencia con los ministros de Trabajo y Economía para gestionar un aumento en las asignaciones familiares, las remuneraciones y las jubilaciones. Pero la actitud de Moyano no ha cambiado. Sigue manejándose en forma autoritaria –señaló.
Ahora el problema resurge, ya no sólo por la separación de Rueda sino por el papel del camionero, a quien acusan de hegemónico. Por eso no es raro que de boca de los “gordos” resuene la palabra fractura como un elemento de presión para equilibrar el poder interno de la CGT.
Los “gordos” son el sector gremial que en la última década supo tejer relaciones con todos los gobiernos de turno. Evidentemente no encuentran el mismo espacio en el actual. De hecho, uno de sus más encumbrados integrantes, el lucifuercista Oscar Lescano, fue el único en imaginar un paro general contra Néstor Kirchner.
Rueda y Lescano aparecen como punta de lanza de una movida para evitar que Moyano se quede con el mando de la CGT. De acuerdo con lo firmado hace un año durante el congreso de unidad cegetista, en julio debería normalizarse el funcionamiento interno. Dicho en criollo: la actual conducción tripartita debería dar paso a una tradicional de un secretario general y uno adjunto.
La mayoría pone fichas para que esos lugares los ocupen Moyano y Lingeri, despojando de todo poder a Rueda. “El 30 de marzo fue la última reunión de Consejo Directivo. Desde entonces no se consensúan las decisiones. El triunvirato está desvirtuado porque cada vez que decimos algo se nos condiciona a que primero aceptemos que Moyano quede solo al frente de la CGT. Persiste desde entonces una metodología extorsiva”, señaló Rueda a Página/12.
Eso encendió una luz roja entre los “gordos”, que se quejan del personalismo de Moyano y de sus intentonas expansionistas. Saben que el camionero tiene encuentros reservados con Kirchner, en los que se conversa de todo, incluso de candidatos sindicales para las listas del PJ.
El “gordo” Armando Cavalieri sabe lo difícil que es tratar con Moyano. El mercantil viene pulseando con el camionero por la representación gremial de los trabajadores de supermercados. O sea, le disputa poder y plata. Ni más ni menos. Y es uno más del grupo que azuza con la bandera de la fractura. El gobierno nacional no quiere hacerse cargo de la interna. Ya venía siendo cuestionado por demorar la convocatoria del Consejo del Salario, y ahora teme quedar en el ojo de la tormenta por no incluir a Rueda en la mesa de negociaciones. El año pasado, la sindicalista responsabilizó a Moyano y Lingeri por su exclusión, pero también a Carlos Tomada, aparentemente por convalidar su ausencia en los papeles.
El ministro de Trabajo fue cauto y no intervino públicamente en ese diferendo. Aunque en su cartera dejaron en claro que en el Consejo del Salario estaban representados todos los sectores, incluso el de los “gordos”, a través de Lescano, Cavalieri y también Manuel Pardo, del sindicato de mecánicos.
En ese contexto, Lingeri llamó a Rueda a debatir los problemas internos “dentro de la CGT”, o como enseña el dicho popular, a lavar los trapitos sucios en casa.

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Susana Rueda y Hugo Moyano, los dos polos de un conflicto que se agudiza.
 
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