EL PAíS › PERSONALIDADES DE LA SOCIEDAD ARGENTINA OPINAN SOBRE EL VALOR DE ESTE 25 DE MAYO

El pueblo aún quiere saber de qué se trata

Algunos se sienten más patriotas que nunca, en un país que, piensan, acaso debería ser refundado, o liberado otra vez. Otros sienten incomodidad ante la percepción de que la situación actual parece inducir a exabruptos nacionalistas. Un porcentaje se pone melancólico y otro ceremonioso. Sin embargo, para pocos este 25 de Mayo pasará como una fecha intrascendente, como solía ser cuando el país parecía dormir la siesta. Es que cuando la historia viene agitada, no está de más detenerse otra vez en la Historia.

- Abelardo Castillo (escritor): “Nunca necesité de las llamadas fiestas patrias para ser argentino. Sin embargo, por alguna razón, este 25 de Mayo me siento más patriota que en cualquiera de estas fechas en los últimos 15 años. Y por lo que he podido comprobar, a mis mejores amigos les pasa lo mismo. Un sentimiento irracional de querer ser argentino pese a todo. Del mismo modo que cuando se padece una enfermedad o cuando se siente un gran dolor, físico o espiritual, esta crisis, esta vergüenza de vivir que hoy tenemos, ha servido para saber quiénes somos realmente. En una época nuestros padres soñaban ser europeos. Hasta ayer algunos jugaban a ser casi norteamericanos apostando a la paridad del dólar, a la escenografía del Primer Mundo. Hoy sabemos con certeza que somos argentinos y sólo eso. La mitad de la población, y esa es nuestra enfermedad y nuestro dolor, vive en la pobreza, la tercera parte en la miseria más humillante. Nuestros dirigentes viajan a ver qué pasa con el Fondo Monetario y los menosprecian, los europeos dicen que hay que negociar con el Fondo. ¡Hasta los españoles nos piden visa! Eso confirma nuestra argentinidad en un paisaje en el que surgen sólo dos alternativas: irnos o quedarnos. Soy de los que piensan que hay que quedarse para reconstruirlo”.

- Norman Briski (actor): “En este 25 de Mayo se impone el ‘Que se vayan todos’, un concepto al que adhiero. Me parece que solamente en la medida en que caigan algunos títeres existe la posibilidad de que como país nos recuperemos. Estamos frente a una nueva responsabilidad de configurar un país sin dependencias, un país que de una vez por todas se construya como libre y soberano. Soy optimista en este sentido: creo que tanto el pueblo, que históricamente ha mantenido la peligrosa tradición de la complicidad civil, como la clase política, que por ahora sigue afectada por una serie de padecimientos crónicos, están cerca de entender esto. Y de cambiarlo, por ende. Ojalá en un futuro más o menos cercano podamos reinventar a este querido país, que ya ha sufrido tanto. Acaso una Argentina socialista, o al menos una en que la distribución del ingreso sea un poco más justa”.

- Alberto Lecchi (cineasta): “Paradójicamente en momentos como éstos, aún en los más escépticos, las fechas patrias reflota un sentimiento nacionalista. ¡Qué se luchó por la independencia, que hay que seguir luchando! ¡Que no hay que irse! Pero vendimos las tierras y regalamos las empresas del Estado y si sale alguien diciendo: ‘Paguemos la deuda externa con la mitad de la Patagonia’, lo quieren matar. Pero si ya la entregamos, ya entregamos sus tierras, también el subsuelo, es un falso nacionalismo. Si yo igual no puedo visitar la Patagonia porque sólo puede hacerlo el 20% de la gente, la porción rica de la población. Porque éste es un país condenado a tener un 20% de la población rica, un 10% que vive de ese 20% y un 70% que vive en la pobreza. Es el esquema del Tercer Mundo. Así que no creo que haya nada para festejar, más bien para llorar. Porque todos somos cómplices de los gobiernos que tuvimos y de los políticos que tenemos. Yo vivo y subsisto de un laburo que elegí, debería estar feliz, pero no puedo, por lo que veo cada día, que aumenta la miseria, no sólo pobreza. Cuba es un país pobre y no tiene miseria. Pero acá, si tirás una semilla y crece, me da mucha angustia, y bronca también, la situación en la que estamos”.

- Dalmiro Sáenz (escritor): “Este 25 de Mayo es totalmente distinto a los otros, esta es una realidad que conviene aceptar. Ser, es ser distinto, además. También es particular la situación por la que el país está atravesando. Creo que este es un momento clave. Si tuviera que sintetizar lo que pienso al respecto debería decir que nunca hemos tenido tan poco país. Y los países, como las personas, son lo que son sus carencias. Los países, como las personas, sin duda son más lo que quieren ser que lo que en realidad son”.

- Alfredo Leuco (periodista): “Estos momentos de profunda crisis y anomia social generan la posibilidad de que en algún momento la sociedad –o gran parte de ella– tome conciencia de que no hay otra manera que asumirse como Nación. En este 25 de Mayo existe una gran confusión donde no hay demasiada claridad sobre cuál es el concepto de Patria. Soy una persona muy ‘hincha’ de los símbolos patrios. Nunca sentí que era patrimonio de los militares. Sé que la gran parte de la gente no es así, pero creo que tenemos que tener un mayor tuteo y una mayor confianza con los símbolos patrios. Si uno le da un verdadero valor y no como una cuestión de caretas, en esa escarapela está la niña desnutrida de Villa Quinteros, los 3 millones de indigentes y la vuelta de la desnutrición infantil. Hay una frase de Belgrano que decía ‘La Patria es el sentimiento de libertad capaz de transformar en héroes a los ciudadanos más simples’. En momentos como en el Cordobazo, el Urnazo (en el ‘83), ahora, en el Cacerolazo, la sociedad exige una renovación”.

- Magdalena Ruiz Guiñazú (periodista): “En estas circunstancias sucede como cuando ocurre una desgracia en el núcleo familiar. Uno suele sentirse muy cerca de la familia. Creo que nunca se sintió tanto el 25 de Mayo como en estas circunstancias. Hay banderas en los balcones y la gente se ha puesto las escarapelas. Es como una celebración triste después de la muerte del abuelo se encuentran los familiares y dicen ‘qué suerte que estamos vivos’. Los excesos del nacionalismo creo que son pasajeros. No le veo un futuro con zeta sino una connotación bastante sentimental y nostálgica de lo que fue y no volverá a ser más. Hay una necesidad de volver a los afectos en el velorio del abuelo donde uno estrecha lazos con los primos que no suele ver nunca”.

- Pepe Soriano (actor): “Evocamos una fecha de un hecho histórico de los albores de la historia que no guarda ninguna relación con este momento. En aquel 1810 no existía la Nación Argentina. Y ahora existe por lo menos en los papeles y en la realidad, aunque depreciada. No creo que la gente tenga gran espíritu para festejar. No hay nada para festejar y mucho para llorar. La sociedad está ocupada en descalificar la conducción política del país y el corralito. En aquel momento veníamos de las invasiones inglesas frente a una liberación posible de las fuerzas políticas españolas. Pero el país era un grupo de comerciantes que ni siquiera eran burgueses con intereses muy fuertes. Y alguna gente, supuestamente criolla, que tenía interés digamos desde el pecho. En ese tiempo la Patria era un hecho abstracto y maravilloso. Hoy la patria es la propiedad privada”.

- Alejandro Borensztein (director de televisión): “El espíritu del recordatorio del 25 de Mayo es superior a otros años. Hay una cierta conciencia de estar pasando por una gran crisis, una gran catástrofe, con una inmensa necesidad de refundar –por decirlo de alguna manera– el país. Y este 25 de Mayo tiene más gusto rico que los últimos de los que pueda recordar. No soy muy amigo de los nacionalismos, los que nunca han tenido buena prensa. Esa utilización de la camiseta argentina empalma con el estado deliberativo en que está el país, que esperemos que sea encauzado hacia un sentido nacional. Debemos ser capaces de ser sensatos y de construir un país en serio. Estamos todos muy empobrecidos y asustados. Hay que tratar de ver un espíritu fundacional para que la Argentina se organice racionalmente, en un Estado serio, democrático y capitalista. No apoyo la idea del ‘Que se vayan todos’, pero casi todos podrían irse yendo”.

- Manuel Callau (actor): “Pese a la relevancia de la fecha patria, creo que lo más importante es lo que está pasando actualmente con el pueblo, que está empezando a encontrar verdaderas formas organizativas que los represente, diferentes a las que implantaron los inescrupulosos políticosque nos gobernaron. Creo que este nuevo camino, este momento de cambio que parece emerger en el horizonte, es lo que hay que reivindicar en esta fecha. La comunidad se está dando cuenta de que hay que organizarse de diferente manera. Tengo grandes expectativas puestas en los sectores que luchan, que no han sido atravesados por la corrupción y que cuentan con un proyecto social que difiere al de los partidos políticos tradicionales. Creo que hay reservas humanas para solucionar los problemas que agobian al país”.
- Pompeyo Audivert (actor y director): “La Revolución de Mayo fue traicionada: Moreno fue envenenado, triunfaron los Saavedra y sus transnacionalizados descendientes. Es patético ver a los peronistas, a los radicales y a sus socios sindicales-empresarios fingir patriotismo festejando el 25 de Mayo cuando es evidente que se pasan el país por el culo, antes de entregarlo en bandeja a los vampiros del Norte. Infames traidores a la patria, pronto seréis derrotados. ¡Asamblea General Constituyente ya!”.

- Pacho O’Donnell (historiador): “Los que tuvieron claro desde un principio el carácter independentista de ese push, que para la gran mayoría no fue más allá de querer abrir el comercio a Gran Bretaña, fueron los primos Belgrano y Castelli. Ellos arrastraron a quien al principio se había mantenido indiferente: Moreno, representante en el Río de la Plata de los intereses comerciales británicos. Para terminar de asegurar la fortaleza de ese movimiento, de todas maneras endeble, pusieron a la cabeza de la Junta a Saavedra, quien nunca tuvo espíritu revolucionario pero que tenía algo indispensable para toda sublevación: las armas. Lo que le hace falta a nuestro país en estos momentos es gente con las ideas tan claras como las que tuvieron Belgrano y Castelli, que además tuvieron el coraje de llevarlas adelante. Aun cuando pagaron el precio, ambos, de una muerte oprobiosa”.

- Fanny Mandelbaum (periodista): “Aquel 25 de Mayo nos liberamos de la opresión extranjera y quisimos ser una Patria y dejar de ser colonia. Fue sin dudas una epopeya, éramos un país con pocos habitantes, no existían los medios de comunicación que hay hoy, había muchas diferencias políticas entre unitarios, federales, terratenientes, esclavos. Todos, sin embargo, fuimos a la Plaza de Mayo, a la que hoy es la histórica Plaza de Mayo, porque el pueblo quería ‘saber de qué se trata’. Así que hoy, los actos tienen que ser un homenaje, no un festejo, porque lo que hizo un puñado de patriotas lo destruimos nosotros. Y no porque crea que esto empezó ahora, tampoco en los sucesos del 20 de diciembre, con De la Rúa. Ni con Menem, ni con Alfonsín. Ya en aquella época había corrupción, pero hemos aprendido lo malo y no lo bueno”.

- Ari Paluch (conductor): “Con el correr de los años las celebraciones patrias se fueron opacando pero, si uno analiza lo histórico, sería para celebrar. Seguramente en algún momento, más tarde o más temprano, tendría que haber otro 25 de Mayo, casi 200 años después. Tengo la sensación de que de este tipo de crisis se sale con movimientos revolucionarios, del sesgo que sean, no vaticino una tendencia política para eso, pero me parece que otro suceso como ése no sería extraño, aunque con otras consignas porque hoy, un acontecimiento como la Revolución de Mayo sería para que este país sea más digno y para que todos vivan mejor. Para independizarnos del hambre, la miseria, y para poder vivir más dignamente”.

- Diego Peretti (actor): “Es obvio que el festejo, esta vez, no tiene mucho asidero. Hay que corregir ese rumbo en el que estamos, dependerá denuestra capacidad como país para hacerlo o no. Pero el concepto de independencia varió un poco en mi cabeza, y con la edad, me parece. Creo que país o patria, o la tierra de uno, es la tierra que le da de comer a uno, y a los hijos de uno. Y si te tenés que mover a otra tierra, será muy doloroso pero esa tierra podrá ser también el lugar propio si te alimenta y alimenta a tus hijos. La cuestión independentista nada más que por la independencia, es falsa. Quiero decir que la bandera, las fechas, todos los símbolos patrios son válidos para identificar a un pueblo a nivel cultural, pero lo que define que uno pertenece a ese lugar y a esa cultura es la relación que uno tenga con el lugar mismo”.

- Carlos Ulanovsky (periodista): “Toda la parte del nacionalismo está muy puesta en la Selección de fútbol. El Mundial empieza con el 25 de Mayo y termina con el 9 de Julio. Pero lo que sí me parece positivo, es que mucha gente a la vez está pensando en el país como destino. Y eso me parece interesante. Si algo nos ha faltado es esta conciencia de destino colectivo que es inevitablemente el país. Podría servir el 25 de Mayo como una forma de reivindicación. Duhalde cuando promete una fiesta para el 9 de Julio podría hacerlo con esta intención. La gente está demasiado pendiente del hora a hora, y en ese aspecto me parece que se desaprovecha, se diluye el efecto 25 de Mayo. Hay una sensación de desastre muy vecino y cercano. Hemos visto muchas escenas de gente con el nacionalismo exacerbado. No soy muy patriota, tal vez porque en los actos de la escuela nunca me llamaron para representar. Vivimos momentos muy difíciles, y esas experiencias históricas en que puede llegar a pasar cualquier cosa. Puede sobrevenir alguna experiencia nefasta”.

- Torcuato Di Tella (sociólogo): “El 25 de Mayo es dentro de las dos independencias la más progresista, ya que la del 9 de Julio fue más conservadora por la situación que había en ese momento que obligaba a pactar con el Fondo Monetario Internacional de aquella época que se llamaba la Santa Alianza. Para mí el 25 de Mayo significa lo mismo que significó siempre: el Día de la Independencia. Pero esa independencia nunca ha sido completa ni lo va a ser. De todos modos nunca me emociono cuando se conmemora. Quizás lo haría si Duhalde convocara al pueblo a la Plaza de Mayo y le dijera que rompe con el FMI”.

- Adriana Puigróss (pedagoga): “Es un 25 de Mayo de significado inverso al de 1810 porque en aquel momento el país estaba dando un grito de libertad y marchando hacia, digamos, un camino de liberación y, además, tenía por delante un gran proyecto. Después vinieron años de guerra civiles, hubo 40 años de guerras civiles hasta que el país tuvo un pacto profundo que es el que se selló en la Constitución de 1853. Creo que la diferencia con este momento es que hay una actitud de desesperanza y desilusión. Cuando la desesperanza y la desilusión se juntan se está frente a una situación peligrosa. Y ojalá fuera posible que los argentinos recuperemos la esperanza y la capacidad de generar proyectos como en la generación de 1810. Pero que podamos llevar adelante el proyecto en paz y encontrando caminos de concordia entre los argentinos democráticos que realmente estén decididos a hacerse cargo de superar la miseria y de construir un país que cobije a todos los argentinos, que era la idea de 1810”.

- Jorge Bernetti (periodista): “La situación es de tan notorio contraste entre el significado histórico del 25 de Mayo y la realidad de la Nación que resulta una paradoja. La celebración de la Revolución de Mayo en estas circunstancias resulta casi patética porque, por un lado, existe un subrayado muy fuerte en la imagen pública, en la calle y en los medios de todo el ritual patriótico en proporción inversa a nuestra capacidad autónoma como nación. Por otro lado, aparecería como un rasgo de defensa de valores básicos de la comunidad o lo que se llama la Patria, pero dadala ambigüedad de la definición también aparece como algo sospechoso en el sentido que puede, digamos, encubrir no una acción de auténtica recuperación (si es que ello fuera posible) sino una de las tantas operaciones efímeras argentinas”.
- Aldo Ferrer (economista): “Yo creo que es una fecha en un momento muy particular del país en la que nos estamos acercando al segundo centenario de la efeméride. El país está desconcertado con una sensación de pérdida de rumbo. Entonces creo que la fecha es propicia para que recapacitemos sobre la necesidad de construir un proyecto de nación que nos permita insertarnos en el mundo manteniendo el comando de nuestro propio destino. Más allá de la crisis, el país cuenta con todos los medios necesarios para alcanzar ese objetivo”.

- Eduardo Luis Duhalde (juez): “El 25 de Mayo de 1810 significa el primer acto de ruptura de nuestra situación colonial y el comienzo revolucionario de la independencia. Es el acto fundante de nuestra nacionalidad. Como contrapartida, este 25 de Mayo nos encuentra, por un lado, ante una gran ofensiva del capital financiero internacional y de las grandes potencias para profundizar el control y la dominación de nuestro país, que vienen saqueando hace años y cuyo vaciamiento pareciera que no tiene límites. Frente a esa ofensiva y la complaciente sumisión de la corporación política encuentra, por el contrario, a nuestro pueblo movilizado dispuesto a no tolerar más esta acción de rapiña y ese aspecto se emparenta con aquel 25 de Mayo. El ‘basta’ de ayer equivale al ‘que se vayan todos’ de hoy”.

- León Rozitchner (filósofo): “Para mí el 25 de Mayo sólo existe en mi infancia. Las representaciones de la escuela, la gloriosa enseña del abanderado, el discurso de la Señorita o del Sr. Director que nos hablaban en un lenguaje extraño y patriótico del acto fundador de la patria. La patria sólo existía en las fechas patrias. Revolución congelada, siempre repetida, sólo un acto escolar, fundadora de una esencia abstracta, no un acto político siempre renovable para volver a fundarla. Quedaron, en el recuerdo, como dos días feriados: uno, el de la revolución del 25 de Mayo, mientras esperábamos que llegue días más tarde ese otro, el de la independencia del 9 de Julio. Ahora ya adultos, más allá de las conmemoraciones, sería muy lindo si nos significaran algo. Porque en su nombre, invocando su estela, a la patria nos la fueron vendiendo poquito a poco. Y ahora de golpe, como nos está pasando, que estamos por quedarnos sin patria. Luego de esa revolución primera sólo cabría que hubiera otra que la hiciera renacer de sus cenizas frías, para volver a construir ese segundo acto que quedó inconcluso: el de nuestra independencia que también perdimos. Ahora al 25 de Mayo lo veo, decadente e hipócrita, en otros escenarios: en la escarapela que de pronto lucen en sus pechos los diputados, los senadores y los comentaristas que desde la tele hablan de patria mientras ejecutan y justifican todas las entregas que se hacen en su santo nombre. ¿Qué quiere que le diga? Yo sólo espero que mis próximos hijos puedan festejar la fiesta de una revolución en serio, esa que quizás se está engendrando, cuando conquistemos la segunda independencia, aunque sea viniendo desde otra fecha distinta que la va preparando: un reemplazo feliz de este triste y sepulcral 25 de Mayo”.

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