EL PAíS › SUS INTIMAS RELACIONES CON EL FASCISMO

Baseotto el capellán de Cabildo

El mes que viene, el cuestionado obispo castrense será la estrella de un encuentro doctrinario organizado por lo más selecto de la ultraderecha católica. Baseotto dará misa en Luján y los falangistas, neonazis y lefebvristas irán en procesión. Una historia de viejos contactos y acuerdos.

 Por Sergio Kiernan

El 20 de agosto, el obispo Antonio Baseotto va a celebrar una misa en la basílica de Luján frente a lo más lucido del fascismo católico argentino. Ese día es la fiesta de San Bernardo Claraval, santo patrono del Círculo de Formación que lleva su nombre y que organiza regulares “encuentros de formación católica” dictados por falangistas, fascistas, lefebristas y sacerdotes en actividad, y publicitados desde la revista Cabildo. La misa de Baseotto será el punto más alto del IX Encuentro de Formación Católica de Buenos Aires, dedicado esta vez a “verdad, belleza e ideología en arte y medios de comunicación”. No es casual que el obispo militar cumpla este rol de estrella en el evento: es el sacerdote favorito de la derecha más rústica, que lo defiende con pasión en sus choques con el gobierno.

El Círculo de Formación San Bernardo Claraval es, pese a su nombre tan eclesiástico, una entidad estrictamente política. Su única sede física queda en Riobamba 337, el local de la librería Santiago Apóstol, “al servicio de la Fe y de la Patria” y dedicada a editar y vender libros nacionalistas, revisionistas, antisemitas, de negación del Holocausto o simplemente ultramontanos. La librería aparece cada año “auspiciando” los encuentros de formación católica, que puntualmente se realizan en agosto y en la Villa Marista tan cercana a la basílica de Luján.

No es la única actividad de los San Bernardos, que regularmente realizan cursos y conferencias en auditorios amigos, como el Monseñor Derisi de la UCA, la Corporación de Abogados Católicos, el colegio Fasta Caterina de la calle Soler o el Centro de Formación San Roberto Bellarmino. Estos cursos y charlas son dictados por un elenco estable de militantes, “filósofos”, teólogos, activistas del nacionalismo católico y un sorprendente número de sacerdotes en actividad. Uno de los puntos que unen a este elenco es la revista Cabildo y la figura de su director, Antonio Caponnetto, abogado y un fascista truculento con impecables contactos con lo mejor de la Falange española y del viejo fascismo italiano (suele hacer giras de conferencias por esos pagos, que despiertan entusiasmos notables). Así, los San Bernardos son una suerte de organización paraguas “cultural”, parte de la movida interna del nacionalismo católico local.

Como en todas las cosas, en este sector político argentino hay peleas. Esto explica por ejemplo que en los encuentros apadrinados por Caponnetto haya perfecta ausencia de militantes de Cristo Rey, que tienen una vieja pelea con el grupo de Cabildo, pero circulen libremente viejos militantes de Tradición, Familia y Propiedad, de la Fundación Gratis Date o la revista De Campaña. Además de su trayectoria gritona –Caponnetto y su hermano Mario son amantes del tono de trinchera en sus escritos, y hablando en público arden– lo que les da asiento en primera fila a los miembros de Cabildo en estos encuentros es su financiamiento: mal que mal son la revista más estable del abanico nacionalista, de las poquísimas con distribución en kiosco y con buen acceso a las editoriales del ramo. La firma de alguno de los Caponnetto suele ornar la tapa de buena parte de los libros nacionalistas católicos, como prologuistas o comentadores.

Un compañero antisemita

Antonio Baseotto tiene algo más en común con el nacionalismo católico más cerrado que la reivindicación de las desapariciones y el odio al aborto. Famoso últimamente por recomendar que el ministro de Salud, Ginés González García sea arrojado al mar con una piedra al cuello por ser “un abortista”, el obispo castrense quedó suspendido en funciones en todo lo que respecta al Estado nacional. Como sólo el Vaticano puede destituir a un obispo, Baseotto sigue dando misas en reivindicación de Malvinas –que en absoluto son lo mismo que misas en recuerdo de Malvinas– y ejerciendo una suerte de capellanía de ex represores.

Baseotto es además un consecuente y público antisemita, que en sus tiempos de obispo en Santiago del Estero usaba como tribuna la televisión localpara difundir sus ideas. Por ejemplo, el 27 de julio de 1987, el obispo transmitió por el canal 7 de esa provincia –propiedad del empresario Néstor Ick, ahora conocido por su amistad con los Juárez– sus ideas sobre lo destructivo de la religión judía. Para comenzar, se permitió el clásico de aclarar que tenía un amigo judío, compañero de banco en la primaria, pero luego dio una clase de la variante eclesiástica de esa peste racista. Así, “el pueblo hebreo como tal ha rechazado a Jesús de Nazareth, juzgándolo como Mesías falso. Al rechazarlo a él, en buena lógica, no puede admitir su obra y tratará de destruirla”. A esta falsa lógica –en todo caso, una cosa es no seguir una idea y muy otra es trabajar para destruirla– se le agrega una crítica realmente ladina. La mayoría de los judíos, explica Baseotto, no conspira contra Cristo por la simple razón de que son ateos o malos judíos.

“La mayoría de la comunidad hebrea no practica su religión como la mayoría de la comunidad cristiana”, explica, con un optimismo hacia los cristianos francamente asombroso, el obispo. ¿Qué hacen estos malos judíos, entonces? Dedicarse a los negocios: “Se dedican con mucha habilidad y muchísimas veces con muy pocos principios morales a grandes negocios. Son quienes mueven más capital en el mundo. Es que están enceguecidos por el tener, no por ser hebreos. No les importa con qué medios se enriquecen. Y si la pornografía es buen negocio, vende pornografía. Y si la droga es un buen negocio, vende droga. Y si para ganar más conviene chantajear, va a chantajear. Y si para ganar más tiene que hundir a la competencia por cualquier medio, lo va a hacer”.

Esta gente peligrosa ya tiene demasiado poder, y el obispo advierte que “no podemos tolerar que en nuestra civilización occidental y cristiana los medios para fomentar la cultura estén en manos de los hebreos, la educación del país esté dirigida por hebreos y, en lógica, se transforme una civilización occidental y cristiana en oriental y hebrea. No es honesto ni cristiano ir contra una comunidad, pero no es de gente lúcida y coherente el permitir que se desintegren las bases de su civilización y su cultura, orientándola hacia una ideología que no corresponde con su ser nacional”.

Baseotto superstar

El tercer día del encuentro nacionalista de este año, el 20 de agosto, será dedicado al santo patrono del Círculo de Formación, que nada casualmente es San Bernardo de Claraval, famoso entre laicos y paganos por los gordos perros que llevan su nombre. No es coincidencia que este sacerdote medieval que vivió entre 1091 y 1153 sea de cabecera para estos nacionalistas, ya que además de ser el último doctor de la Iglesia y un activo quemador de herejes, fue un activo político, muy influyente en cortes de la época, creador de buena parte de las reglas monásticas y padrino ideológico de las órdenes militares de caballería. Pese a tanta marcialidad, su sobrenombre oficial es “el Melifluo”.

Como se anuncia en Cabildo en recuadro especial y se recibe con emocionada anticipación, el festejo del santo ahora incluirá procesión y misa por todo lo alto en la basílica de Luján, a unas cuadras de la Villa Marista donde se realiza el encuentro. Tanta expectativa es porque el oficiante será Baseotto, que se supone iba a mantener un bajo perfil como salida de la crisis entre el gobierno y la Iglesia por su activismo pro dictatorial.

Será un encuentro entre amigos, ya que los nacionalistas católicos reivindican al obispo como tropa propia. En abril del año pasado, cuando Baseotto fue sancionado por el Gobierno, organizaron un vía crucis en Recoleta en desagravio y apoyo, que derivó rápidamente en acto fascista. El paraguas organizativo fue en ese momento la Agrupación Custodia, la misma que había atacado la exposición “blasfema” de León Ferrari en el centro cultural del mismo barrio y que agrupa a las revistas y editoriales del sector. Ese día estuvieron muy activos los mellizos Jorge y Marcelo Gristelli, amigos del comisario Miguel Etchecolatz, pero el orador de fondo fue Antonio Caponnetto. Hablando a la sombra del monumento a Juan Pablo II frente a la Biblioteca Nacional, Caponnetto advirtió que “Jesús es despojado de sus vestiduras cada vez que se calumnia a un sacerdote”, lamentó que la blasfemia ya no se castigue “con el hierro candente” y repitió enterita la frase célebre de Baseotto: “Más les valiera no haber nacido, más les valiera que les colgaran una rueda de molino al cuello y los echaran al mar”. Caponnetto fue aplaudido con entusiasmo por el centenar de señoras de vela en mano, el puñado de skins y el grupo de hombres engominados que lo escuchaban.

No es común que Baseotto oficie misas fuera del ámbito militar, pero Luján está en pagos bajo control del obispo de Mercedes-Luján, Rubén Di Monte, otro favorito del nacionalismo católico con tránsito de vieja data con los militares. Por ejemplo, en los lejanos tiempos en que presidía Cáritas, Di Monte obtuvo la concesión del estacionamiento del aeropuerto de Ezeiza, regalo de la Fuerza Aérea. Di Monte es visto como un seguidor y sucesor del notorio obispo Emilio Ogñeñovich, un abierto defensor de la dictadura militar.

Baseotto va todavía más allá. Su antisemitismo y su disgusto por un gobierno considerado “subversivo” por Cabildo lo hacen un favorito del sector. Seguramente, la misa del 20 de agosto en Luján mostrará caras emocionadas.

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