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La cooperativa

En Zárate maneja desde los impuestos a los funerales. Manda una sola boleta por luz, agua y servicios. Al que no paga, le cortan todo.

En la última factura figura la deuda que se va acumulando mes tras mes. “Esos dos mil y pico de pesos son sólo números en un papel porque ya no los voy a pagar, no puedo”, se lamenta Mirta, una desempleada de la ciudad de Zárate, quien como sus vecinos vive acosada por la presión que ejerce la cooperativa local, una especie monopolio que acapara todos los servicios. Luz, tasas municipales, agua y cloacas, barrido y limpieza y hasta el servicio de sepelio pasa por la caja de esta entidad.
La asamblea popular Zárate de Pie llevó a cabo una manifestación frente al Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) en la ciudad de Buenos Aires hace dos semanas. Sus reclamos son varios, entre ellos, que dé curso a una presentación que realizaron meses atrás y que, declaran, “está cajoneada”. “El año pasado hice la denuncia porque sólo participaban de las asambleas de la cooperativa alrededor de 200 personas, cuando hay más de 53 mil socios y todos tienen derecho, menos aquellos que tienen deudas, pero cuando te enterás ya no hay tiempo para pagar. No avisan de la manera indicada”, reclama Pablo Milanesi, miembro de la asamblea vecinal y director del mensuario local La Posta.
El edificio de la Cooperativa de Electricidad Zárate Limitada es una construcción nueva que se alza en medio de las casas bajas de la ciudad. Si bien su función principal es proveer electricidad, varios otros servicios se le fueron sumando. El último, el de aguas y cloacas concedido en forma directa por el municipio a la cooperativa en 2001, fue el que inició el conflicto en Zárate. “Todo estalló en enero cuando empezaron a caer facturas que llegaban a 120 pesos, y justo coincidió con los cacerolazos. Se duplicó la tarifa del agua y empezamos a pagar 20 pesos por mes cuando antes pagábamos 8”, relata Milanesi. La protesta en esta ciudad de alrededor 100 mil habitantes duró cuatro días. Más de 20 mil vecinos se juntaron frente a la cooperativa (fotos) el jueves 17 de enero a la noche y las cacerolas no descansaron hasta el lunes al mediodía. Según cuentan, “los directivos se escaparon una madrugada por los techos”.
Uno de los principales problemas es que no se puede elegir pagar un servicio y otro no, porque las tarifas no vienen discriminadas, y si se deja de abonar la cooperativa desconecta el servicio eléctrico. “Me cortaron la luz y no me mandaron aviso. Fui a hablar con el recibo en la mano, pero lo único que me decían es que tenía que pagar. Les expliqué que no tenía la plata y que no podía. Ellos te obligan a que vos te cuelgues porque no te dan alternativa, hay que pagar sí o sí”, cuenta Mirta.
Hasta enero, la mayoría no sabía quién brindaba los servicios. “No sé quién maneja la cooperativa, pero todo el mundo está metiendo la mano en la lata. Esta cooperativa es más de ellos que de nosotros”, se queja Mirta. Ahora los nombres ya son públicos. “Hace 30 años Francisco Mendía accedió a la presidencia, hasta que falleció el año pasado a los 90 años. Ahora está al frente Antonio Domínguez, también nonagenario, y el secretario tiene 95 años. El que maneja todo es el gerente Carlos Graciarena, que tiene un sueldo de 14.000 pesos”, sentencia Milanesi.
Otro de los inconvenientes por los que tuvo que pasar Mirta se le presentó cuando falleció su tía. La señora, dueña de la casa en la que vive toda la familia, pagó durante toda su vida la factura de la cooperativa, pero desde hace un tiempo estaba un mes atrasada. Hace poco una trombosis múltiple la dejó internada y en menos de una semana murió. Entonces Mirta se tuvo que enfrentar a la cooperativa para poder enterrar a su familiar. “Cuando ella muere voy a la cochería a hacer los papeles y me dicen que la cooperativa no cubre los sepelios de personas con atrasos en el pago. Pero en la cochería me dijeron que me hacían el servicio igual para no andar molestando en un momento así, pero que vaya a la cooperativa y pague. A los 15 días recibo un telegrama en el que me pedían que me presentara en la oficina para arreglar la cuestión del sepelio. Yo les expliqué que en ese momento no tenía plata y no podía pagar. Día por medio durante un mes recibí telegramas en los que me advertían que si no lespagaba el mes atrasado iba a tener que abonar más de dos mil pesos del servicio de sepelio”, cuenta Mirta.
El 28 de julio hay una convocatoria de asamblea electoral. El viernes, empleados de la cooperativa, miembros del sindicato y consejeros brindaron una conferencia de prensa para los medios locales en la que presentaron un petitorio en el que se pide que “se continúe con el proceso electoral, un desarrollo pacífico de las asambleas electorales y en rechazo de cualquier acto de violencia que se oponga a los estatutos vigentes”. La asamblea Zárate de Pie está armando una lista para recuperar la cooperativa para la comunidad “si se lleva a cabo un proceso limpio y democrático”, aclara Milanesi. “Queremos que la cooperativa sea de todos, y que todos puedan pagar pero bajo otros requisitos”, concluye Mirta.

Informe: Gimena Fuertes.

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