EL PAíS › LOS CANDIDATOS DE IZQUIERDA EXPLICAN POR QUE HAY QUE VOTARLOS Y HABLAN SOBRE LA DISCUTIDA UNIDAD

Los que quieren que la ciudad gire para la izquierda

Patricia Walsh (MST), Marcelo Ramal (PO), Christian Castillo (PST), José Castillo (ISR) y Héctor Heberling (MAS) dicen por qué los porteños deberían votarlos, siendo que las encuestas no los ayudan. Además, explican por qué otra vez la izquierda va dividida en varias boletas. Claudio Lozano también da su visión.

 Por Adriana Meyer

Ya está dicho, la izquierda fracasó una vez más en su intento de llegar unida a esta nueva contienda electoral. El común origen trotskista de la mayoría de las agrupaciones sigue sin ser suficiente para zanjar profundas diferencias respecto de la coyuntura sociopolítica. Sin embargo, los partidos de ese sesgo ideológico no renuncian a disputar poder, cada uno a su manera. Página/12 quiso saber cuáles son los argumentos de sus principales candidatos a la hora de seducir a sus votantes, de convencerlos para que no adhieran a los partidos tradicionales, con posibilidades reales de acceder a un cargo ejecutivo, y combatir así la idea de que votar a cualquier expresión de izquierda es “tirar el voto”. Los candidatos a jefe de Gobierno porteño de esas organizaciones respondieron a estas preguntas:

1) ¿Qué le diría a un votante del campo progresista o de izquierda para que lo vote, considerando que no tiene chances reales de transformarse en el próximo jefe del Ejecutivo porteño, aunque sí de obtener legisladores?

2) ¿Piensa que si hubiera un frente que unificara a toda la izquierda se podría pensar en disputar poder?

3) ¿Por qué sigue siendo una utopía la unidad de la izquierda?

- Patricia Walsh, Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST)

1) En la más desigual de las peleas por la elección porteña, compitiendo contra tres pesos pesado, la izquierda electoral, aun fragmentada, le puede disputar el cuarto lugar a la derecha o al confuso centroizquierda, porque éste sigue siendo la ciudad de la Plaza de Mayo, del 19 y el 20 y de Cromañón, la ciudad que quiere ser autónoma. Soy optimista porque lo importante no es sólo el lugar sino que la izquierda pelea por algunas de las 30 bancas de la Legislatura que responden en su absoluta mayoría a los tres mismos pesos pesado, que parecen pelear entre ellos pero siempre votan las mismas decisiones que hicieron de esta ciudad la más rica, aunque la más desigual. Cuando un legislador de izquierda ocupa su banca, levanta la voz de miles de vecinos. Es falso que la izquierda no tenga chances y que los candidatos sean tres. Además, se prepara también para la batalla de octubre, la presidencial matrimonial.

2) La izquierda es la izquierda programática, política, social, independiente; la de los jóvenes que votan por primera vez, las mujeres que protagonizan las luchas de género y reclaman la legislación sobre el aborto, los adherentes, los simpatizantes, los votantes que se han frustrado con su opción anterior pero insisten con una izquierda nueva, los que pudieron hacer un frente o los que llevan el frente en la misma boleta electoral, los esperanzados, los que no se rinden. La izquierda es mucho más que la suma de los partidos que la nombran.

3) La unidad no es una utopía. La unidad, en tantas otras luchas que nos son comunes, no se refleja en la construcción electoral. Es así, y la mayoría lo lamentamos, y luchamos para terminar con esta práctica mezquina. Pero esa fragmentación, que siempre responde a causas políticas, se puede superar. Y las verdaderas utopías –la construcción del socialismo, el gobierno de los trabajadores– sólo se fortalecen si somos capaces de ocupar el lugar que nos hace falta. Hoy son las bancas de izquierda, para una ciudad que ya no quiere que la sigan castigando.

- Christian Castillo, Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

1) El tema es no elegir una vez más entre el “mal menor”, entre Filmus, Telerman y Macri que defienden los mismos intereses. Aunque sabemos que no podemos llegar a la Jefatura de Gobierno vamos a utilizar estas elecciones para difundir nuestras ideas y para tratar de obtener legisladores. En primer lugar, pedimos que nos apoyen por un programa que expresa los intereses de las grandes mayorías, que entre otras incluye demandas de un salario mínimo igual a la canasta familiar, la renacionalización bajo control de los trabajadores de las empresas privatizadas, el derecho al aborto legal seguro y gratuito, que todo legislador y diputado gane lo mismo que un maestro y una reforma urbana integral que resuelva el problema de la vivienda de cientos de miles. Segundo, por nuestros candidatos, que son luchadores obreros, estudiantiles, intelectuales y defensores de los derechos humanos, lo opuesto de las listas de Macri, Telerman o Filmus. Tercero, pero fundamental, porque levantamos un claro proyecto estratégico para superar el sometimiento de la clase obrera.

2) Repetir experiencias meramente electoralistas como las fracasadas de Izquierda Unida o la de Luis Zamora no sirve. La unidad por la que luchamos es aquella que permita avanzar en la construcción de un gran partido de la clase trabajadora, que hoy no existe. Pero ya podrían darse pasos si los partidos de izquierda y las comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos que se reivindican antiburocráticos y combativos avanzamos juntos en tal sentido.

3) Porque en la izquierda actual conviven distintas perspectivas, aunque esto no impide que realicemos acciones en común, como ocurrió el 24 de marzo o este 1º de mayo. Pero, por ejemplo, el Partido Comunista que ayer estaba en Izquierda Unida hoy apoya veladamente a Filmus y los dirigentes de la CTA dejaron a los docentes neuquinos y santacruceños a su suerte. O quienes creen que la salida es copiar gestos del centroizquierda, recurriendo a candidatos “marketineros” sin anclaje social.

- Marcelo Ramal, Partido Obrero (PO)

1) Es claro que el “progresismo”, como corriente política, se ha agotado. El viejo Chacho Alvarez o Pino Solanas fueron sustituidos por los punteros de Víctor Santa María y de Alberto Fernández. Telerman va en alianza con la UCeDé y con Patricia Bullrich, una ex menemista que luego revistió en el círculo íntimo de Fernando “Banelco” De Santibañes; gobierna con los macristas Diego Gorgal y Juan Pablo Schiavi. Gorgal ingresó de la mano de Aníbal Ibarra, junto con Juan José Alvarez. El llamado “progresismo” se fue a la derecha. Carrió se convirtió en portavoz de Bergoglio. El “progresismo” pasó de la lucha para poner fin al bipartidismo al reforzamiento de los clanes más corruptos del bipartidismo. Y pretendió servirse de algunas aspiraciones sociales o democráticas como pantalla de una total entrega al capital financiero. Con Ibarra y Telerman, la polarización social y los desequilibrios urbanos se agravaron como nunca en la Ciudad. Los intereses laicos, democráticos y de progreso social sólo pueden ser defendidos en forma consecuente por una representación obrera y socialista, que se valga del Parlamento para la organización de los trabajadores. Para la Legislatura de la ciudad nuestros candidatos son Jorge Altamira y Néstor Correa, secretario general de la Asociación Gremial Docente de la UBA.

2) Es indudable que la unidad práctica de la izquierda le permitiría a los trabajadores luchar por el poder político, con la condición, claro está, de que esa unidad se haga con propósitos estratégicos socialistas.

3) Los procesos trabajosos no son necesariamente “utópicos”, requieren tomar con seriedad una clarificación política. Los acuerdos puramente oportunistas han llevado al canibalismo como lo prueba la penosa disolución de Izquierda Unida y las sucesivas divisiones que sufrieron sus componentes. En esta campaña, el único enemigo del PO son los candidatos de la derecha y de los que representan los intereses capitalistas.

- José Castillo, Alianza Frente de Izquierda Socialista Revolucionaria

1) Le diría que nos tiene que votar porque somos el único Frente de Izquierda en Capital. Porque levantamos un programa de ruptura con el capitalismo, por el socialismo y no lavamos el programa, como el MST y PO, para hacerlo más “aceptable” y tratar de ganar un voto más con el único objetivo de “meter un legislador”. A los simpatizantes de la izquierda les pedimos el voto para fortalecer a los partidos que peleamos por más unidad y por una Argentina socialista.

2) Si hubiera un frente de toda la izquierda, como lo hemos propuesto, sería un gran aliciente para pelearles en mejores condiciones el voto a los candidatos del sistema, y para que se sumen innumerables luchadores sociales que no lo hacen por la dispersión. Eso ayudaría a estar más fuertes para luchar por lograr un gobierno de los trabajadores. Si los 24 de marzo o los 1º de mayo la izquierda gana las calles, imaginémonos si llevara esa unidad al terreno político-electoral. Sería un gran avance para que la clase trabajadora, la juventud y los miles de luchadores les den la espalda a los viejos partidos y se sumen a la izquierda.

3) La unidad de la izquierda no es una utopía. Depende de la voluntad política de los partidos que la componen. Está demostrado que cuando se quiere, se puede. El Frente de Izquierda Socialista Revolucionaria que hemos constituido desde Izquierda Socialista junto a la LSR, FOS, UST y a luchadores socialistas de trayectoria como Ernesto González del viejo MAS, muestra que se puede. Lamentablemente otra vez el PO y ahora también el MST han hecho primar su sectarismo. A pesar de ello, seguiremos llamando a toda la izquierda a unirse en una fórmula única para las presidenciales.

- Héctor Heberling, Movimiento al Socialismo (MAS)

1) En realidad, ninguna de las candidaturas de la izquierda aparece con chances de acceder a legislador y menos a jefe de Gobierno. Esto se debe, en parte, al vergonzoso monopolio en la propaganda de los candidatos del sistema (Telerman, Macri y Filmus): campañas millonarias con el favor absoluto de los medios, sobre todo televisivos. Además, el gobierno de Néstor Kirchner confunde a una franja de los votantes de “izquierda”, porque, por ejemplo, se llena la boca con los derechos humanos pero tuvo un comportamiento escandaloso con el caso López y ahora tiene militarizada Santa Cruz. En estas condiciones, lo realmente importante no es acceder a un cargo sino la posibilidad de difundir las posiciones de la izquierda revolucionaria. El MAS puso sus candidaturas al servicio de luchas como la de los docentes neuquinos o los obreros de FATE. Y levantamos la lucha por el fin del capitalismo disfrazado de “nacional y popular”, en pos de un auténtico socialismo desde abajo.

2) Un frente de toda la izquierda es una necesidad, pero no quiere decir que ésa sea la vía para “disputar el poder”, por todo lo de no democrático que tiene. Muy distinto es cuando la población trabajadora se moviliza masivamente y crea organizaciones alternativas a las desacreditadas instituciones de la “democracia” de los ricos. En ese caso sí la izquierda disputa el poder y el MAS apunta a esa perspectiva. Es un hecho que Luis Zamora abandonó la izquierda socialista corriéndose hacia una especie de “centroizquierda”. Insistimos en un frente con los compañeros del PO y el PTS, pero no se pudo concretar por la exagerada y unilateral visión que tiene el PO de su verdadera fuerza, y por rasgos parecidos del PTS.

3) La unidad de la izquierda en nuestro país no es una “utopía” sino una tarea que dependerá del desarrollo de las luchas obreras y populares, de su grado de radicalidad.

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La izquierda volvió a fracasar en su intento de presentar una fórmula unificada que le otorgue mayores chances en la ciudad.
 
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