EL PAíS › DOS ALIANZAS DE PROYECCION NACIONAL

Por el piso

Aunque Filmus parece achicar las distancias, es poco probable que impida la victoria de Macri. La elección de hoy medirá el piso con que dos coaliciones antagónicas se posicionan para octubre. Buenos Aires atendida por sus dueños: por primera vez en un siglo las clases dominantes tienen expresión propia en el sistema político. La Coalición Cívica Libertadora, la Paleoizquierda Unida, el cardenal Bergoglio y la sombra de Codovilla.

 Por Horacio Verbitsky

Bastaría con que hoy repitieran su elección todos quienes el 3 de junio lo votaron para que Maurizio Macri superara la mitad más uno necesaria y fuera consagrado nuevo jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sólo no ocurriría si todos los votantes de Jorge Telerman se inclinaran por Daniel Filmus. También sería preciso que la directiva abstencionista o votoblanquista de los distintos partidos de la Paleoizquierda Unida fuera desoída por una improbable rebelión de sus disciplinadas y parvas bases. En cambio cada voto en blanco o nulo y cada deserción de las urnas acercará a Macri a la meta. El gran interés del escrutinio de hoy será conocer los respectivos pisos con que pueden contar aquí las dos fuerzas que competirán en las elecciones presidenciales de octubre, organizadas sobre ejes de centroizquierda y centroderecha y ya no peronistas vs. radicales. No serían lo mismo el 62/37 por ciento que vaticina la única consultora que anunció el pase a la segunda ronda de Jorge Telerman (que era quien prometía pagar sus informes) que el 57/43 que estima uno de los analistas consultados por el oficialismo, quien ni siquiera descarta que Filmus pueda superar el 45 por ciento. En cualquier caso no hay ningún estudio que pronostique una derrota de Macri. Esto es más notable cuando hace apenas tres meses sólo este diario consideraba posible que superara el rechazo que le impidió vencer en su intento anterior en 2003 (“Macri asoma. El PROcesismo puede ganar la Capital”, 18 de marzo de 2007).

Aristas

Que en una elección libre, el ex presidente de la constructora y contratista Sideco Americana pudiera acceder mediante el voto popular al gobierno del segundo distrito electoral del país, que además es el de residencia del Poder Ejecutivo, indicaría que en la Capital la estela del “Que se vayan todos” puede terminar ungiendo como representante de la anhelada nueva política a uno de los protagonistas más destacados de la vida pública en el último cuarto de siglo, no del lado del sector público sino de uno de los grandes grupos económicos que se enriqueció a sus expensas. Sería la primera vez en la historia electoral argentina que una representación política de las clases dominantes accediera al gobierno de un distrito importante del país por medios legales y pacíficos, aunque resta por ver qué grado de violencia está decidido a usar en su ejercicio. Ya sobre el cierre de campaña, Macri reveló que se propone impedir todo corte de calles en la Ciudad y desalojar la villa de Retiro, lo cual preanuncia tiempos movidos. La semana pasada Macri había anunciado que no modificaría la estructura impositiva de la Ciudad menos equitativa del país, donde más pagan los que menos tienen. Ahora también dejó ver el acuerdo subrepticio con el gobernador saliente, Jorge Telerman, para endeudar a la Ciudad, de modo de disponer de fondos frescos para los programas de construcción que entusiasman al constructor Macri y a sus parientes, amigos y socios, abiertos y encubiertos.

La Buenos Aires atendida por sus dueños que puede emerger del acto de hoy cerraría la brecha que se abrió hace casi un siglo, cuando las fuerzas económicas y sociales que organizaron la Nación Argentina e insertaron con provecho su economía en el mercado mundial demostraron su incapacidad para representar sus intereses en el sistema político por medios democráticos. Esta impotencia, sumada al pánico por la revolución bolchevique, orientó a la búsqueda de alternativas conservadoras de ese poder que amenazaba desvanecerse. La Iglesia Católica, que no se había recuperado todavía de la confrontación con los gobiernos liberales de fines del siglo anterior, contribuyó con su

discurso de un orden jerárquico inmutable a la configuración de las Fuerzas Armadas como Partido Militar. Durante todo el siglo pasado, ese sector económico-social que Eduardo Basualdo caracterizó como “la oligarquía diversificada” y que incluye capitales de diferente origen y grado de diversificación económica (extranjeros y locales, agropecuarios e industriales) alternó entre intentos de cooptación de gobiernos electos de origen popular (como los de Hipólito Irigoyen, Juan Perón, Raúl Alfonsín y Carlos Menem) y la conspiración para derrocarlos por actos de fuerza. El abierto apoyo del presidente de la Iglesia argentina a Macri tiene un fundamento económico (que se explica en otra nota de esta página) pero también uno político, que es el intento de castigar al desarrollismo populista kirchneriano, a quien desconfía por laico, secularizador y abortista, recurriendo a los medios que hoy tiene a su alcance y que no comprenden ninguna hipótesis golpista. Esta exclusión constituye el único costado positivo del probable resultado de hoy.

Auxilio a la victoria

Por cierto, la pasión por acudir en auxilio de la victoria ya está produciendo efectos. El jueves, la sala de la Cámara del Crimen integrada por los jueces Abel Bonorino Peró, Juan Esteban Cicciaro y Rodolfo Pociello Argerich dispuso la libertad bajo caución real de veinte mil pesos del comisario Carlos Alberto Sablich, el ex jefe de Defraudaciones y Estafas de la Policía Federal procesado por secuestrar y torturar a sus colegas acusados de haber intervenido en 1991 en una serie de secuestros. Entre ellos el de Macri, quien PROclama las virtudes de Sablich, uno de los policías que lo asesora en cuestiones de seguridad y a quien visitaba en su privilegiado lugar de detención. Sablich estaba detenido desde mayo de 2005 y apeló la prórroga de la prisión preventiva, que el juez Facundo Cubas había extendido por otro año el mes pasado. Según los camaristas en este caso “el interés del individuo en que se respeten sus derechos fundamentales” debe prevalecer sobre “el interés general de la sociedad en reprimir el delito”. Es decir: torturar no es tan grave. Como el proceso se inició hace quince años, y no es previsible que concluya durante un tercer año de detención, es irrazonable prorrogar la prisión preventiva, agregan. Para llegar a esa conclusión omitieron que en ese lapso la Cámara de Apelaciones revocó cuatro veces decisiones absolutorias del juez de primera instancia Luis Alberto Zelaya y ordenó procesarlo. Probadas las torturas, los procesos contra los presuntos secuestradores se anularon, decisión que Macri cuestionó en varios reportajes. De los policías denunciados en esa causa uno no fue procesado y sigue en actividad: es el comisario inspector Gustavo Adolfo Storni, a cargo del Departamento de Delitos Económicos y hombre de confianza del Subjefe de la Federal, Jorge Oriolo. Por ese lado, Macri no tendrá nada que temer.

¿Una derecha democrática?

Hijo de un inmigrante italiano que hizo fortuna en los negocios con el Estado, Macri es más plebeyo que quienes intentaron el salto desde ese sector a la política electoral antes que él, ya fueran caudillos militares como Pedro Eugenio Aramburu, Alejandro Lanusse y Francisco Manrique o tecnócratas de la economía como Alvaro Alsogaray y Domingo Cavallo. Se presenta como el candidato de una moderna derecha democrática, respetuosa de los mecanismos institucionales y con sensibilidad popular. Una medida del éxito de esa estrategia comunicacional se encuentra en la composición de sus votantes. Si bien arrasó como corresponde en el cordón rico de la zona Norte porteña, también se impuso en la empobrecida zona sur y en el centro de la ciudad habitado por las clases medias.

El macrismo tiene equivalentes en los países de los que proviene la mayor parte de la población argentina, como Italia y España, y aun en otros con una cierta afinidad cultural, como Francia. La biografía de Macri y los instrumentos escogidos para montar su base de sustentación política lo aproximan al ex jefe de gobierno italiano Silvio Berlusconi, como él hombre de negocios, acusado de contactos con la mafia y presidente del más popular equipo de fútbol. Pero su carisma, la forma en que se expresa y los prejuicios que le asoman por debajo de la camiseta amarilla de la corrección política que le calzaron sus asesores de imagen, lo hacen más afín al ex presidente del gobierno español José María Aznar, otro seguidor del método Demóstenes de oratoria.

Coaliciones

Macri ha prometido que, en caso de imponerse hoy en la Capital, no postulará para la presidencia en octubre y ha dejado ver indicios de que tampoco hará grandes esfuerzos para que surja algún candidato con chances de representar a su espacio frente a CFK, el radical Julio Cobos y la coalición de centroizquierda que se propone organizar Kirchner. La alianza más duradera de Macri ha sido con el ex ministro de Economía y de Defensa de Fernando de la Rúa, Ricardo López Murphy. Después del asesinato del maestro neuquino Carlos Fuentealba se debilitaron los lazos de Macri con el gobernador Jorge Sobisch cosa que no ocurrió con el devaluado “ingeniero” Juan Blumberg, en cuyo descargo debe decirse que ha hecho más daño con las leyes que impuso al Congreso que con la ingenua atribución de un título que no posee. Lo mismo hizo durante medio siglo Alsogaray, que en forma deliberada logró confundir su pertenencia al arma de ingenieros del Ejército con un inexistente título universitario, sin que nadie se escandalizara. Blumberg es un poco más rústico pero no más trucho que Alsogaray, quien fue el mentor en la formación ideológica del joven Macri. Con Roberto Lavagna no hubo sintonía (lo cual habla a favor del ex ministro de Economía) y la relación con Elisa Carrió está en stand-by. Carrió dijo que conocía muchas cosas de Macri, pero que se abstendría de decirlas ahora porque su objetivo excluyente es batir al gobierno nacional. Es prematuro especular sobre las posibilidades de un acuerdo dentro de 120 días con quien hoy le arrebatará la jefatura de gobierno, el rol al que ella podría haber aspirado de haber tenido una idea menos grandiosa de sí misma. Carrió también tiene hoy otra chance de mantenerse en el centro de la escena política, por la participación en el ballottage en Tierra del Fuego de la diputada Fabiana Ríos, quien forma parte de la Agrupación de Republicanos Indignados que ella abandonó para extender su influencia más hacia la derecha. Es comprensible que cualquier persona normal simpatice con la joven legisladora en su combate con la camándula de peronistas, radicales y provinciales que no han ahorrado escarnio a la ciudadanía de la vigésimo tercera provincia argentina. Pero Ríos pidió a Carrió que no viajara a su provincia a ayudarla y expresó aprecio por el presidente Kirchner, lo cual revela una lectura atenta sobre las razones del fracaso de Telerman hace tres semanas y permite imaginar un futuro ARI liberado de Carrió y su Coalición Cívica Libertadora. Lento pero inseguro el jefe de gobierno duda ahora si aceptar que su ministra Gabriela Cerruti haya saltado a los brazos de quien hace pocos días le parecía un nefasto personaje. Telerman se pregunta si Cerruti podría tender el puente para que él mismo transite hacia un futuro menos tétrico que compartir el rincón del resentimiento ilustrado con la desgracia de la familia Rozitchner y el insomne Juan José Sebreli. El escritor medita mudarse, desde que Jorge Reinaldo Vanidossi le transmitió la respuesta de la Policía Federal a las gestiones hechas a su pedido: no hay ningún recurso legal para impedir que los jóvenes que se reúnen en un maxiquiosco próximo a su casa lo importunen con sus voces.

Microemprendimientos

Con el Microemprendimiento por Buenos Aires, organizado para estos comicios, el ex radical storanista Martín Hourest llegó a la Legislatura. Obtuvo el 2,93 por ciento de los votos. Debido al corte de boleta en su contra el economista Claudio Lozano sólo recogió 2,7 por ciento para gobernador. Según Lozano es imperioso construir una nueva fuerza política en la Ciudad, que impulse niveles de igualdad y libertad, para lo cual resulta imprescindible involucrar a la población en un proceso de participación, con respaldos sociales organizados. Es decir, algunas de las cosas que él no hizo ni concitó desde que fue electo en las listas de Aníbal Ibarra y Jorge Telerman en 2003. A la semana de la primera vuelta, Lozano le dijo a este diario que estaba “feliz” por la “victoria a todas luces” de haber conseguido un legislador y sentenció que “no hay ninguna razón para plantear el sí a Filmus”. Menos tajante, el 14 de junio un plenario de sus doscientos leales se limitó a plantear que se mantenían “inalterados los aspectos que hicieron que la opción Filmus no fuese, para nosotros, una opción”. Pero una nueva asamblea realizada el jueves 21 suprimió esa definición lapidaria y sostuvo que la segunda ronda de hoy es una oportunidad de votar en contra de Macri, fórmula mezquina pero clara de habilitar el apoyo a Filmus. Esto refleja la dificultad para sostener posiciones capciosas aun en pequeñas agrupaciones de cuadros. Otro tanto ocurre en ATE Capital, uno de cuyos sectores llegó a cuestionar la incorporación a planta del personal precario del INDEC mientras no se cambiara el método de medición del índice de precios al consumidor, lo cual define una opción política, y no la más inteligente, en detrimento de la tarea gremial, ceguera que la CGT celebra y factura. El aislamiento de estas definiciones individualistas se hizo evidente cuando los principales dirigentes de la CTA de la Capital, con el respaldo del secretario general nacional, Hugo Yasky, se pronunciaron por el voto a Filmus, pese a que el gobierno nacional aún no ha cumplido con su promesa de otorgarle la personería gremial y, en demasiados frentes, deja mucho que desear. Junto con la CTA, se manifestaron también en el mismo sentido otras organizaciones que en 2001 formaron parte del Frente Nacional contra la Pobreza, FRENAPO. La presunta independencia que reivindica la conducción del Microemprendimiento, evoca la posición anunciada en agosto de 1946 por Vittorio Codovilla en su Informe al XI Congreso del Partido Comunista: “Apoyar lo positivo de Perón y oponerse a lo negativo, llegar a acuerdos con la oposición sin caer en la oposición sistemática”. El PC nunca volvió a caminar bien después de pegarse ese tiro en el pie. Codovilla fue más cauto que Lozano, quien hace mucho no advierte nada positivo en el actual gobierno.

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