EL PAíS › MIGUEL BONASSO, CANDIDATO A DIPUTADO POR DIALOGO POR BUENOS AIRES

“No somos oficialistas levantamanos”

El escritor y periodista va como primer candidato en una de las dos listas que apoyan a Cristina Kirchner en la Capital. Dice que el guía espiritual de la oposición es el cardenal Jorge Bergoglio y que el espacio de centroizquierda debe hacer una autocrítica.

 Por Miguel Jorquera

Aliado del Presidente “pero no un incondicional” –como se define–, el diputado nacional Miguel Bonasso irá por su reelección en la Cámara baja en la lista de Diálogo por Buenos Aires. La coalición que comparte con Aníbal Ibarra y el banquero cooperativista Carlos Heller será una de las “colectoras” del Frente para la Victoria porteño que lleva a Cristina Fernández como candidata a presidente. El escritor y periodista afirma que Cristina ganará en la Capital Federal y descarta un posible ballottage frente a una oposición fracturada, cuyo “guía espiritual” y “único cuadro en las sombras es Jorge ‘Cardenal’ Bergoglio”. En cambio, considera que el futuro gobierno de Cristina atenderá “la demanda social de mayor transparencia” en la gestión e imagina a Néstor Kirchner en el armado de frente de centroizquierda al estilo del Frente Amplio uruguayo.

–¿Cuáles son sus expectativas en el distrito más problemático para la candidata oficialista?

–Estuve reunido unos 40 minutos con el Presidente hablando de este tema. Kirchner está optimista, piensa que Cristina gana en Capital, a pesar de las dificultades que tiene el distrito. Aprueba el acuerdo con Diálogo por Buenos Aires, porque lo considera un espacio de centroizquierda, que en algún momento fue victorioso y que a partir de la crisis de 2001 se fragmentó. Con Diálogo clavamos una bandera para reunificar ese espacio. Se logró que (Daniel) Filmus fuera a la segunda vuelta (en la elección porteña) y obtuvo el 40 por ciento de los votos. Eso nos da una plataforma como para pensar que Cristina rondaría entre el 30 y 35 por ciento, con lo que sería la primera en la Ciudad.

–Son aliados, pero a la vez competirán por el mismo espacio.

–Lo importante acá es demostrar que las fuerzas progresistas, peronistas y no peronistas, como la cantante y socialista Susana Rinaldi, apoyan el gobierno de Kirchner por todo lo positivo que tiene, pero al mismo tiempo no somos un oficialismo levantamanos. Voté contra la ley antiterrorista y no he votado todos los proyectos que el Ejecutivo mandó al Parlamento.

–¿Consideran posible un triunfo de Cristina en Capital después de que Mauricio Macri ganó en todos los barrios porteños?

–No creo que (Federico) Pinedo y los candidatos del PRO logren una elección como la de Macri ni disfrazados de gaucho. Parte del voto macrista es de censura a Kirchner, por la carestía, lo del Indec, el caso Skanska. Es un electorado volátil, que no se da cuenta de cómo mejoró objetivamente con el gobierno de Kirchner. Aunque todavía hay muchísima gente por debajo de la línea de pobreza, también es cierto que se crearon 3,5 millones de puesto de trabajo en 4 años.

–Usted también tuvo encontronazos con el kirchnerismo en el Congreso.

–Por eso la importancia que haya una lista autónoma, que pelee por la renta petrolera y una mejor distribución del ingreso, como ya lo hemos hecho por la ley de bosques. Queremos que haya un cambio en la dirigencia política, que no tengan que aliarse con la runfla de los intendentes nefastos y los gobernadores feudales.

–Pero la política de alianzas del oficialismo incluye a muchos de esos intendentes y gobernadores.

–Te pueden contestar desde el Gobierno: “yo tengo que gobernar todos los días, lo que hay es lo que hay, la sociedad produjo esos dirigentes y lamentablemente me tengo que mover con ellos”. También hay que hacer una autocrítica de los sectores de centroizquierda, que no supimos organizar las fuerzas sociales y políticas que explotaron el 20 de diciembre de 2001: las asambleas vecinales se desmoronaron y ese impulso libertario de que se vayan todos se convirtió en una bandera de la derecha.

–¿Se imagina una segunda vuelta?

–No. Creo sinceramente que Cristina va a sacar muchos más votos en la Capital, porque hay como un voto vergüenza. Nadie confía en que Carrió pueda ser ejecutiva en la gestión y Lavagna no levanta vuelo. La oposición está muy dividida, fracturada. Yo diría que la oposición tiene un solo cuadro importante, pero que está en las sombras y no puede ser candidato: Jorge “Cardenal” Bergoglio. Es el jefe espiritual de la oposición.

–¿Por qué le adjudica ese papel a la iglesia?

–Porque la iglesia está jugando ese papel, desgraciadamente al servicio de los intereses de los Estados Unidos en toda Latinoamérica. Si uno analiza cómo le cerraron el camino a López Obrador en México, con el Partido de Acción Nacional, un partido confesional, ultracatólico, se da cuenta de que el proyecto, desde el río Bravo hasta la Patagonia, es la creación de coaliciones de centroderecha para acceder al poder.

–¿Cómo piensa que será un futuro gobierno de Cristina?

–Parecido al actual, pero con un recambio de cuadros que va a apuntar a una demanda de la sociedad que es de mayor transparencia institucional y, por lo tanto, digamos, con actitudes más enérgicas hacia actos de corrupción. Creo que Néstor Kirchner no se va a quedar lavando platos en casa y se va a dedicar al armado de ese gran espacio, que creo que el Presidente lo concibe casi como el Frente Amplio del Uruguay: una enorme coalición de distintos sectores de partidos que apuntalen un proyecto político.

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“Las fuerzas progresistas, peronistas y no peronistas apoyan el gobierno de Kirchner”, dice Bonasso.
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