EL PAíS › DOCUMENTOS DEL AÑO 1977 YA INVOLUCRAN A PATTI CON SECUESTROS Y TORTURAS

Se cae la teoría de la “persecución”

La defensa del represor sostiene que la detención se debe a una “persecución política”. Una nota de la Nunciatura demuestra que el nombre de Patti ya figuraba en las denuncias mucho antes de que se hiciera conocido. El dato lo aportó un secuestrado en un papel que logró hacer llegar a su familia.

 Por Adriana Meyer

“Querida Jovita, movete rápido, me detuvo el oficial Luis A. Patti, avisale a Joe.” El ex diputado justicialista Diego Muniz Barreto escribió en un papelito este mensaje el 16 de febrero de 1977, sentado en una celda de la comisaría de Escobar, tras haber sido secuestrado por la patota de ese represor. Consciente de que su vida corría peligro, invocó uno de sus altos contactos, el ex ministro de Economía de la dictadura José Martínez de Hoz. Un familiar de uno de sus circunstanciales compañeros de cautiverio hizo llegar la nota a las oficinas de su empresa. Así, la familia se puso en marcha para liberarlo y acudió a otro poder: la Nunciatura Apostólica. Con el dato que había aportado el mismo secuestrado, la Iglesia pidió informes sobre un tal “Patti”.

El ex legislador fue preciso en identificar a su victimario, porque ya lo había detenido poco tiempo antes. En el expediente judicial por el cual Patti quedó preso, varios testigos aseguraron haber visto ese papel, que también sirvió para presentar el hábeas corpus en el que consta el nombre de Patti. Estos documentos datan de 1977 y demuestran que las acusaciones contra el ex intendente de Escobar no se vinculan con su protagonismo político posterior.

La denuncia de los hijos de Muniz Barreto –que incluye el secuestro de su secretario Juan Fernández– es una de las causas por las que el represor fue detenido el jueves. A ella se sumó el secuestro y asesinato de Gastón Gonçalves y cuatro casos reactivados por el juez federal de San Martín Alberto Suares Araujo, en los que uno de los sobrevivientes asegura haber reconocido a Patti como su secuestrador.

El abogado Pablo Llonto, representante de Juana Muniz Barreto, evaluó que la detención de Patti se produjo en este momento por dos motivos: el “efecto contagio” de sentencias como la del cura Christian Federico Von Wernich y “la etapa política, que abre un impacto en la sociedad civil y en la judicial, e indican que es el momento de tomar decisiones más fuertes”. Pero esto no sería posible sin pruebas contundentes. “La acumulación de pruebas nos impulsó a pedir la detención y el procesamiento. Decidimos hacerlo el lunes 29 para que el juzgado no entendiera que se mezclaban los tantos. Por la gravedad de los delitos el juez tenía obligación de detenerlo”, explicó Llonto.

Patti no es el único acusado por estos hechos. “Todo esto empezó la semana pasada, cuando quedaron detenidos el ex general Santiago Riveros, el ex general Reynaldo Bignone y el ex coronel Eduardo Espósito. El lunes está citado Fernando Meneghini, que estaba a cargo de la comisaría primera de Escobar”, precisó.

Respecto del torturador confeso, ex intendente de Escobar y frustrado diputado, reunieron 17 elementos de prueba para imputarle:

- Documentación de la Comisión Provincial de la Memoria que muestra las tareas de inteligencia previas sobre las actividades y movimientos de Diego Muniz Barreto mucho tiempo antes de su secuestro.

- El testimonio de Juan José Fernández, quien en su declaración ante escribano público dijo que “unos meses antes” Diego Muniz ya “había sido detenido” en la comisaría de Escobar.

- Testimonios de empleados del ex diputado sobre esos seguimientos.

- El informe de la Nunciatura, en el que consta las primeras denuncias de la ex esposa ante la representación diplomática del Vaticano.

- Informes redactados por familiares y amigos en 1977.

- El hábeas corpus presentado por el hermano de Fernández.

- Recortes periodísticos de la época, es especial del Buenos Aires Herald.

- Diez testimonios claves, entre ellos el del secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde

Llonto respondió a los seguidores de Patti, que dicen que el represor es un “preso político”. “Si esto fuera una persecución política, ¿por qué no habló en la indagatoria? Se le leyeron todas las acusaciones y no dijo nada. Si sos inocente y te persiguen políticamente armás un escándalo en la indagatoria, pero este tipo es tan cobarde y en vez de defenderse aduce que es una cuestión política, algo que nadie ya se lo cree. Evidentemente hay una responsabilidad y una culpa”.

A las pruebas mencionadas se suma la aparición del caso Souto. Campo de Mayo es una megacausa que tuvo sus expedientes muy paralizados durante muchísimos años, recién se están abriendo algunos de 1985 o 1986. Uno de ellos es el Souto, en el que hay testimonios que dicen que ya en 1976, cuando secuestran a los hermanos Damico, a Souto y a Ariosti, los vecinos reconocían a Patti entre la patota que bajó de los autos. Eran de Garín.

–¿Apareció un testigo directo que lo reconoce por haberlo visto?

–Sí, pero no quiero restarle valor a lo de Diego Muniz Barreto, porque conocía a Patti por su secuestro anterior, sino no hubiera podido sacar ese papelito en el que dice “me detuvo el oficial Luis A.Patti”. Es llamativo la precisión en el nombre, y bien escrito. Ese papel sale horas después de la comisaría llevado por el familiar de alguno de los otros presos. Ya no existe físicamente, pero declararon un montón de testigos que lo vieron. Estaba dirigido a Jovita, que es la hermana. Muniz Barreto tenía enormes e increíbles relaciones, entre ellas Martínez de Hoz. Fue un hombre muy fuerte en ese momento en el mundo político, por eso la Nunciatura tomó la denuncia, se movió por él haciendo una averiguación.

–¿Puede ocurrir que sea liberado antes de que llegue a juicio?

–El caso Patti es una prueba de fuego para ver si hay jueces dispuestos a ir a fondo con el tema derechos humanos. Hasta el miércoles era un símbolo de la impunidad: había pruebas, están los casos de Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi, los casos de La Plata. La cuestión de impugnarlo electoralmente y como diputado electo, que ahora está en la Corte. Si no salía esta detención casi seguro iba a sacar un fallo parecido al de Bussi diciendo que tenía derecho a asumir en su banca.

–¿Eso puede cambiar ahora?

–Y, si no se da cuenta de lo que está pasando con estos siete casos va a sacar el peor fallo de toda su historia nueva. Por eso destaco que es una de las pocas veces en que uno puede decir que el juez superó los temores y las dudas, y se metió a fondo con uno de los símbolos de la impunidad. Cuando declaró Patti siempre negó todo. Dice que luchó contra la subversión, pero no dice dónde ni contra quién. Para detener a Patti no hace falta tener a cuarenta testigos que lo hayan visto, porque todo fue ilegal y muchos no están vivos. Funcionó un aparato clandestino y la justicia tiene que tener una valoración acorde a eso. Cada uno de estos casos tiene a dos que lo han reconocido. Se movían con sobrenombres y apodos, no daban la cara, hubo treinta años en que se dedicaron a ocultar. Patti los va a secuestrar con un Mercedes Benz. Estuvimos buscando ese auto hasta que nos dimos cuenta de que evidentemente era un auto robado.

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El ex subcomisario Luis Patti y el documento de 1977 en el que ya figura su nombre como secuestrador.
 
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