EL PAíS › ASUMIERON LOS DIPUTADOS, MENOS LOS BONAERENSES

Juras para todos los gustos

El jujeño Eduardo Fellner reemplazó a Alberto Balestrini en la presidencia de la Cámara baja. Hubo una proclama tehuelche y compromisos por Dios, los desaparecidos y hasta por la CGT.

 Por Miguel Jorquera

La Cámara baja renovó la mitad de sus diputados y ya tiene nuevas autoridades. Ayer juraron los legisladores electos en los comicios de octubre, menos los 35 bonaerenses, porque todavía no culminó el recuento definitivo en la provincia. El jujeño Eduardo Fellner es el nuevo presidente de la Cámara, en reemplazo de Alberto Balestrini, y la kirchnerista cordobesa Patricia Vaca Narvaja seguirá en la vicepresidencia primera. La designación de las vicepresidencias segunda y tercera –reservadas para la oposición– se postergó hasta que asuman la totalidad de los diputados (ver aparte).

La sesión en la que juraron los diputados electos fue la única en el año que llenó de público todas las bandejas del recinto. Hubo aplausos, cánticos y papelitos para saludar a los 95 flamantes legisladores. Desde los palcos bajaron los acordes de la marcha peronista, a la que se plegó la bancada oficialista –aunque varios de sus diputados porteños acompañaron en silencio–, en medio de las sonrisas y algún gesto de disgusto entre los opositores.

El orden de los juramentos se dividió por provincias y en grupos que aglutinaban –a través de distintos textos– a católicos, creyentes de diferentes religiones y agnósticos. Muchos agregaron otros compromisos. Hubo juras por los desaparecidos, los sobrevivientes de un centro clandestino, por monseñor Enrique Angelelli, por Juana Azurduy, por la CGT, el gremio de UPCN y hasta una proclama tehuelche.

Balestrini dejó el estrado de la presidencia en manos de Fellner y se refugió por última vez en su banca, antes de asumir la presidencia del Senado bonaerense como vicegobernador. Desde distintos bloques le habían dedicado palabras elogiosas. A los agradecimientos oficialistas se sumó el saludo del macrista Federico Pinedo, que lo llamó “compañero”, y María América González dijo que “me cuesta despedirme de usted, señor presidente”. Los más viejos recordaron que el trato especial que Balestrini le dispensaba a la arista disidente era “la única forma de ponerle freno” a sus arengas contra algunos proyectos oficialistas.

Antes, Balestrini le había tomado juramento a los nuevos diputados, con algunos traspiés. El primero fue cuando los porteños Roy Cortina y Claudia Gil Lozano (PS), Vilma Ibarra (FpV) y Fernando Iglesias (CC) le pidieron que cambiara el juramento que había proclamado por los Santos Evangelios, por el previsto para los agnósticos.

Miguel Bonasso (Diálogo por Buenos Aires) y el “Canca” Dante Gullo (FpV) –que reemplazó en su banca al ministro de Trabajo Carlos Tomada– juraron por “los 30 mil desaparecidos”. Lo mismo hicieron la correntina María Areta (FpV) y los tucumanos Gerónimo Vargas Aigna-sse y Susana Díaz. Otro correntino, Hugo Perié (PJ), agregó por la “memoria de los fusilados en Margarita Belén”, el mendocino Héctor Alvaro (elegido por la Concertación que respaldó a Julio Cobos) lo hizo por “todos los compañeros que murieron” y la cordobesa Cecilia Merchán (Libres del Sur) incorporó a la lista a “Juan Azurduy, Evita, Vicky Walsh y Azucena Villaflor”. El rionegrino Juan Carlos Scalesi llamó la atención de propios y extraños cuando agregó a su juramento por Dios y la patria, a la “CGT y UPCN”. El nuevo diputado es el titular del gremio estatal de su provincia y llegó a la Cámara baja en la boleta del gobernador radical K, Miguel Angel Sainz.

La chubutense Rosa Laudelina Chiquichano (FpV) conmovió a muchos con su arenga tehuelche tras jurar por Dios. La representante de los pueblos aborígenes de su provincia es descendiente directa de un cacique y la única abogada de su comunidad tehuelche. “Cinco siglos de dolor, pero estoy viva hermanos. La paz se reconstruye con la verdad”, dijo cuando tradujo las frases que pronunció en su idioma originario, envuelta en un quillango, una mezcla de capa y poncho hecha con cuero de guanaco.

El nuevo presidente de la Cámara baja trató mostrar el sello que pretende imprimirle a su gestión. “Intentaré no perder el equilibrio. Porque la intolerancia y la confrontación permanente no sirve. Mi trabajo será en base al diálogo y el consenso”, dijo Fellner con la tonada provinciana que no tuvieron los anteriores presidentes de la Cámara, todos ellos bonaerenses.

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Alberto Balestrini le deja su lugar en la presidencia de la Cámara al jujeño Eduardo Fellner.
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