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Testigos de La Escuelita

El testigo Norberto Blanco, sobreviviente del centro clandestino La Escuelita, de Neuquén, afirmó ayer que decidió declarar en el tercer juicio por delitos de lesa humanidad en esa provincia porque “lo merecen” los asesinados y quienes lucharon “por los derechos humanos durante estos 37 años”. Blanco no había declarado en los juicios anteriores por problemas de salud y porque dudaba de que “los represores cumplan con la condena que les impongan”, confesó. El testigo, que integraba la juventud del Partido Comunista, recordó que tras ser detenido, en agosto de 1976, permaneció vendado y encadenado a una cama por unos diez días, en los que fue interrogado bajo torturas con picana eléctrica y golpes. Blanco consideró que “estos procesos para la Argentina son muy positivos, pero en la sociedad no han tenido la repercusión que se merecen”. “Esto puede volver a repetirse porque subsisten aún los factores de poder y las causas económicas que generaron la matanza de los años de la dictadura”, evaluó. También declaró ayer Edgardo Kristensen, otro sobreviviente de La Escuelita. El testigo relató que su hermano Carlos permaneció detenido en la cárcel de Rawson y en 1979 tuvo la opción del exilio en Dinamarca, donde falleció en 1996. Kristensen se destacó como un hombre de la cultura y las letras y por esa razón se incorporó como prueba documental uno de sus libros, titulado Salmos del Exilio, donde refleja en poesías la crudeza de la represión y del exilio sufrido junto a su familia.

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