EL PAíS › ANTECEDENTES DE ARCHIVOS PERDIDOS

Los otros problemas

Iron Mountain Argentina les ofrece a sus clientes un servicio de destrucción segura. Documentos, discos duros, DVD y CD “que ya no necesiten” –según la página de la empresa– pueden ser retirados a domicilio. Una especie de delivery “para garantizar la seguridad desde la recolección hasta la destrucción”, dice la multinacional. Esta prestación se completa con un cumplimiento certificado de que no quedará vestigio del material descartable, ya que existe “una regulación de la legislación en materia de protección de datos cada vez más fuerte. Podemos ayudarle a seguir cumpliendo las normas y evitar violaciones de datos mediante un certificado de destrucción y una rigurosa cadena de custodia”.

La paradoja de Iron Mountain es que tiene antecedentes de haber destruido o perdido documentación valiosa de sus clientes, pero no bajo las normas de seguridad que pregona. En mayo de 2005, la compañía Time Warner reveló que su contratada había perdido un contenedor “con cuarenta cintas sin cifrar de copias de seguridad que contenían datos personales de 600 mil empleados y ex empleados”. El material desapareció de una furgoneta de la empresa. Desde ese episodio, Time Warner empezó a cifrar sus cintas. Iron Mountain siguió su ejemplo: comenzó a aconsejar a sus restantes clientes que hicieran lo mismo.

Los problemas para la empresa siguieron igual. Un año después, cintas que contenían información personal de 17 mil empleados de la empresa Long Island Railroad fueron extraviados en el tránsito hasta la oficina del ferrocarril. Pasó otro tanto con cintas que pertenecían al Departamento de Asuntos de Veteranos de Estados Unidos que iban en el mismo vehículo. Se trata de un organismo del gobierno estadounidense, encargado de gestionar el sistema de beneficios a militares retirados en ese país. Y es el segundo más grande de Estados Unidos, después del Departamento de Defensa.

Un incendio en la planta que Iron Mountain tiene en Londres en julio de 2006 provocó la destrucción de registros en papel de unos 600 clientes. Las historias clínicas de 240 mil pacientes de los hospitales de Chelsea y Westminster terminaron igual. La Brigada de Bomberos londinense llegó a la conclusión tiempo después de que el incendio había sido intencional. Además de estos antecedentes, Iron Mountain sufrió pérdidas millonarias en depósitos propios de Ottawa, Canadá (también en julio de 2006) y Aprilia, Italia (noviembre de 2011).

La filial en Buenos Aires nada dice de estos antecedentes, que recién se conocieron después del incendio en Barracas. Por ahora continúa ofreciendo su sistema de destrucción segura. Para ello se invita a los clientes a utilizar un formulario de contacto en la página web o a que llamen a su número de teléfono.

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