EL PAíS › GESTOS DE KIRCHNER ANTE CHAVEZ, NORIEGA Y EL FMI

Significativas coincidencias

 Por Raúl Dellatorre

No es por simple casualidad que la estadía de Chávez en el país coincidiera con la visita del secretario adjunto estadounidense para Asuntos Hemisféricos (Roger Noriega) y con la partida del equipo técnico de negociadores del Fondo Monetario. Para Argentina, el actual es un momento de definiciones fuertes, de orden táctico en sus alcances locales pero también estratégico desde una perspectiva continental. El mandatario venezolano lo sabe, por eso está aquí. También lo sabe Estados Unidos, por eso envía a una de sus piezas clave para el futuro armado regional. Y no lo ignora el gobierno argentino: por eso las señales que lanza merecen una lectura profunda.
Ayer, apenas 24 horas después que Chávez cometiera la “audacia” de sugerir en suelo argentino que al Fondo Monetario “habría que eliminarlo”, Néstor Kirchner proclamó en presencia del mandatario caribeño que “no se puede seguir condenando a nuestros pueblos a la pobreza y la marginación para simular el cumplimiento de una deuda impagable”. Los gestos de confrontación con las políticas que condenaron a los pueblos de la región –y con los organismos que las instrumentaron– irritaron a una derecha pacata que confunde sometimiento con buenos modales. Y que se alarma porque se entrega la terraza de un canal oficial a un mandatario extranjero por unas horas, pero no por la entrega del país que se consumó en estos años.
En otra definición con referencia directa a las negociaciones en curso con el Fondo, Kirchner señaló: “Sabemos la insuficiencia de las recetas ya aplicadas para salir de esta crisis que desde hace tanto tiempo nos aqueja y conocemos, también, que seguir transitando la senda de siempre no puede conducirnos a un destino diferente al que lamentablemente ya conocemos”.
Estas definiciones ponen en escena otros elementos no presentes hasta ahora en el debate, distintos del forcejeo restringido a un punto más o un punto menos de superávit fiscal. La referencia del Presidente argentino a “la deuda externa que abruma a nuestros pueblos” y el posterior señalamiento en la declaración conjunta de la necesidad de “una reducción del capital y tasas de interés justas” indican nuevos límites a la negociación.
Estas coincidencias son una buena noticia para quienes reclaman una postura más firme del país ante los organismos internacionales. Y es una mala noticia para aquellos otros que sostienen que Argentina debe preservar las buenas relaciones con las instituciones de crédito para lograr reinsertarse en el mundo. Son tiempos de definiciones. Quizás los dichos de ayer representen algún indicio acerca de cuáles son los nuevos vientos que soplan.

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