EL PAíS › MARIO POLI LEYó UN MENSAJE DE JORGE BERGOGLIO

El Papa, la dignidad y el desempleo

El arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, leyó una carta del papa Jorge Bergoglio ante los que asistieron a la Iglesia en el día de San Cayetano. “El trabajo es tan difícil lograrlo, sobre todo cuando seguimos viviendo momentos en los cuales los índices de desocupación son significativamente altos”, advirtió el Papa en la carta, dirigida al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, el obispo José María Arancedo, en la que saludó a quienes le piden a San Cayetano “pan y trabajo” o le agradecen “el hecho de que no les falte”.

La carta del Papa fue leída durante la misa central en homenaje al patrono católico del trabajo. Allí Jorge Bergoglio sostuvo que el pan “es más fácil conseguirlo” gracias a la solidaridad de otras personas o instituciones, pero “el trabajo es tan difícil lograrlo, sobre todo cuando seguimos viviendo momentos en los cuales los índices de desocupación son significativamente altos. El pan te soluciona una parte del problema, pero a medias, porque ese pan no es el que ganás con tu trabajo. Una cosa es tener pan para comer en casa y otra es llevarlo a casa como fruto del trabajo. Y esto es lo que confiere dignidad”.

En la carta que leyó Poli, el Papa aseguró: “Cuando pedimos trabajo estamos pidiendo poder sentir dignidad; y en esta celebración de San Cayetano pedimos esa dignidad que nos confiere el trabajo; poder llevar el pan a casa. Trabajo, esa T (que junto con las otras dos T: Techo y Tierra) está en el entramado básico de los derechos humanos; y cuando pedimos trabajo para llevar el pan a casa estamos pidiendo dignidad”.

Bergoglio recordó el contacto con los peregrinos en Liniers: “Recuerdo conmovido los 7 de agosto en Buenos Aires. La Misa en el Santuario de Liniers y luego el recorrido de la cola de la gente hasta el Estadio de Vélez. Saludar, escuchar, acompañar la fe de ese pueblo sencillo. Y tantas veces, ante la angustia de hombres y mujeres que quieren y buscan trabajo y no encuentran sólo atinaba a un apretón de manos, una caricia, mirar esos ojos humedecidos de dolor, y llorar dentro. Llorar sí, porque es duro cruzar tu vida con un padre de familia que quiere trabajar y no tiene posibilidad de lograrlo”.

El Papa deseó “que en esta fiesta de San Cayetano todos los obispos sepamos acompañar a nuestros hermanos que piden pan y trabajo. Y lo hagamos con cariño, cercanía y oración, y pidamos también para nosotros esa gracia: que nunca nos falte trabajo, ese trabajo al que nos envía el Señor y que nos confiere dignidad”.

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