EL PAíS › VISUARA, DE AUTOMOTORES ORLETTI A LA PROTECCION DE ANZORREGUY

Un dinosaurio que aún no pasó a retiro

 Por Sergio Moreno

Héctor Icazuriaga debe tener a su disposición el legajo número 55.971. El “Chango”, como lo nombran en la lejana Santa Cruz, ex gobernador de aquella provincia y actual jefe de la SIDE, puede acceder con la facilidad con la que se hacen chasquear los dedos al expediente interno con el que estaba identificado en la central de inteligencia el coronel (R) Rubén Víctor Visuara, primer jefe del campo de concentración Automotores Orletti donde, entre otros, tuvo a sus órdenes a Aníbal Gordon y su banda de secuestradores durante los años más tremendos de la Argentina. Dicho antecedente da cuenta de los oficios de Visuara durante la dictadura; no obstante, el militar tuvo una profusa actividad durante la democracia, enquistado en el corazón del Estado: Visuara fue uno de los más activos agentes de la inteligencia criolla como integrante de la SIDE, gracias a que sus jefes durante el decenio de Carlos Menem, Juan Bautista “Tata” Yofre y Hugo Anzorreguy, lo reincorporaron y mantuvieron en tan importante cargo. Su aparición en la cena fragotera del regimiento Patricios de la semana pasada da cuenta de que, contrariando a Charly García, no necesariamente los dinosaurios vayan a desaparecer.
El coronel Visuara no es un improvisado. Este militar santafesino, graduado como oficial de Estado Mayor, comenzó sus actividades en la SIDE en 1976, como responsable de los “inorgánicos” que operaban en el campo de concentración clandestino Automotores Orletti, en el barrio de Floresta. Esos inorgánicos eran los integrantes de la letal banda que comandaba Aníbal Gordon, quien supiera pasar desde la Triple A a la estructura de terror del Estado argentino sin más trámite que esperar a que se perpetrara el golpe del 24 de marzo del ‘76.
Bajo su mando en aquel campo de exterminio no solamente estuvo la pandilla de Gordon. Visuara fue jefe también del hoy general (R) Eduardo Cabanillas, ex jefe del Cuerpo II, Rosario, en el tramo final del menemato. Cabanillas fue denunciado por Juan Gelman como partícipe mediato del secuestro de su hijo, nuera y nieta. Orletti era el centro de operaciones argentino-porteño del Operativo Cóndor, la estructura operativa de cooperación mediante las cuales las dictaduras latinoamericanas desaparecieron a sus opositores en el Cono Sur.
La democracia trajo malos vientos para el coronel. La llegada de Raúl Alfonsín a la Presidencia, y la de Facundo Suárez y Ricardo Natale al aerópago de la secretaría de inteligencia significaron la retirada –temporal– del militar espía de la estructura del Estado. Hombre activo, de recursos, Visuara comenzó a conformar su agencia de seguridad privada, donde contrató a más de un amigo en desgracia y agentes de inteligencia tanto del Ejército cuanto de la SIDE.
Visuara forma parte de una cofradía que se vio muy beneficiada con la política de amnesia que impuso Menem en cada recoveco del Estado argentino. La efímera gestión del “Tata” Yofre a cargo de la SIDE permitió que Visuara –y otros sujetos de su calaña– reingresaran a la central del espionaje criollo. La eyección de Yofre del quinto piso del edificio de la calle 25 de Mayo Nº 25 no hizo óbice en la permanencia del militar. Hugo Anzorreguy, un abogado laboralista, peronista paquetísimo y de fluidos lazos con el radicalismo y, en su momento, con el Frepaso, supo acogerlo en “La Casa” (tal como llaman los espías a la secretaría) y darle un lugar de privilegio en su staff.
Bajo la gestión de “Hugo” –cariñosa enunciación que le prodigaban tirios y troyanos al ex Señor 5 de Menem–, Visuara supo ser el jefe de seguridad de la SIDE. Su despacho estaba en el quinto piso del edificio de 25 de Mayo, el mismo donde aposenta sus reales el titular del organismo. En esa época, Visuara, conocedor de las bondades del Estado, hizo nombrar en la secretaría a su hija María Lidia. Sin embargo, no descuidó su emprendimiento privado; gracias a sus posición obtuvo para su empresa de seguridad la custodia del canal oficial, por aquella época llamado ATC.
Visuara no era la excepción en la SIDE de Anzorreguy. Junto a él trabajaron para el estado argentino los siguientes personajes:
- Eduardo Ruffo, ex miembro de la Triple A, lugarteniente de Aníbal Gordon y ex torturador del campo de concentración Automotores Orletti. Fue condenado, ya en democracia, por el secuestro de Guillermo Patricio Kelly y la falsificación de la partida de nacimiento con la que encubrió la apropiación de la menor Carla Rutilo Artés.
- Coronel Oscar Pacual Guerrieri, integrante del grupo de tareas del II Cuerpo de Ejército, con asiento en Rosario y, como tal, torturador en los campos Quinta de Funes y Granadero Baigorria. Fue sindicado, junto con el subcomisario de la bonaerense y actual intendente de Escobar, Luis Abelardo Patti, como responsable del secuestro en 1983 de los militantes montoneros Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi. Guerrieri figuraba en la planta de la SIDE como personal transitorio con el legajo 55.732.
- Rafael López Fader, ex integrante del Batallón 601 (inteligencia del Ejército) durante la dictadura y miembro del grupo que realizó el primer secuestro del empresario Osvaldo Sivak en 1979.
Todos estos datos fueron revelados por Página/12 entre el 28 de marzo y el 19 de abril de 1999. Este diario también dio a conocer un episodio familiar de Visuara no exento de cierto cinismo. El 29 de abril de 1999, este diario relató el casamiento de su hijo Rubén, realizado la noche anterior en la iglesia San Patricio de Belgrano, donde el 4 de junio de 1977 fueron asesinados cinco sacerdotes palotinos por un grupo de tareas de la ESMA, comandado por “El Trueno” Antonio Pernías. En el casamiento estuvieron el ya nombrado Guerrieri (que fuera director 51, de Planeamiento, con el Tata Yofre), el por entonces jefe de Contrainteligencia Jorge Lucas Casado y su segundo Jaime Stiuzo (a) Stiles, quien obtuvo cierta fama al declarar en el juicio a la AMIA y continúa actualmente prestando servicios en la SIDE.
Visuara dejó sus labores en la SIDE en febrero de 2000, tras la megapurga que se realizó a comienzos del gobierno de la Alianza. Desde entonces no ha perdido contacto con sus compañeros de armas, de escuchas, de espionaje ni del proceso. De ello da cuenta su participación en la cena fragotera de Patricios.

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