EL PAíS › LAS EXPECTATIVAS EN BRASIL POR EL VIAJE DE KIRCHNER

Mantener viva la primavera

 Por Darío Pignotti
Desde San Pablo

En la agenda formal no consta, pero la reunión de hoy entre los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Néstor Kirchner en San Pablo estará influida por la crisis diplomática generada entre Argentina y Uruguay por las papeleras. En el Palacio de Itamaraty, sede de la cancillería, quieren mantener viva la actual primavera con Argentina luego de la cumbre de Iguazú en noviembre pasado, que dejó atrás un año de frío diplomático. Por tal razón hoy los anfitriones cuidarán hasta el último detalle para evitar que Brasil sea visto como mediador, atento un pedido expreso de Buenos Aires que concibe al problema con Uruguay como bilateral.

No es ésa la lectura de Brasilia, donde entienden que el contencioso ya desbordó las aguas de río Uruguay y anegó a toda la diplomacia del Mercosur. Un síntoma de la “mercosurización”, según la perspectiva brasileña, se vio la semana pasada en Asunción del Paraguay, donde el presidente uruguayo Tabaré Vázquez afirmó que “el Mercosur no sirve”. Ciertamente Vázquez dijo lo que dijo en razón del pleito con Buenos Aires y como una advertencia hacia Brasil, al que culpa de liderar la región sin poner cuidado en las desventajas comparativas de los socios menores.

En la cena que compartirán esta noche, posiblemente Lula le transmita a Kirchner su temor de que el contencioso no pueda ser resuelto puertas adentro del Mercosur. Si así fuera, quedarían al desnudo las insuficiencias institucionales de un bloque que en 15 años no logró dotarse de una corte supranacional al estilo de la Unión Europea, siempre resistida por Brasil. Más allá de las conclusiones del cónclave de San Pablo, los estrategas de Lula dan por descontado que el de hoy será un día provechoso. Al final de cuentas el mandatario, que busca ser reelecto en los comicios de octubre, volverá al juego que más le gusta: el de ejercer su liderazgo regional. Como se sabe, en campaña fotos son votos y los diarios de mañana posiblemente olvidarán las fatídicas comisiones investigadoras de casos de corrupción y lo mostrarán sonriente junto a Kirchner y el presidente colombiano Alvaro Uribe, con quien almorzará en Brasilia.

Uribe dejará Brasil a las 18, luego de haber tratado con Lula la crisis de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y antes de que arribe el presidente venezolano Hugo Chávez, artífice de esa crisis al anunciar que abandonará ese grupo de países donde también están Bolivia y Ecuador.

Mañana Lula tratará con Chávez y Kirchner la construcción del gasoducto del sur, una obra tan ambiciosa como cuestionada por lobystas brasileños ligados a las transnacionales del petróleo. No siempre el mandatario brasileño consigue digerir los impulsos de Chávez, pero esas diferencias de temperamentos (que también son políticas) serán dejadas de lado. Y es que Lula tiene en Chávez a un excelente aliado electoral con influencia en el electorado de izquierda desengañado con el gobierno. La semana pasada, en Paraná, sur de Brasil, Chávez dijo ante un auditorio de campesinos sin tierra, que si pudiera votaría a Lula, al que definió como un “héroe brasileño”.

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